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Marruecos: ¿Entendernos con el vecino?

  • La imposición por el Gobierno español de la Gran Cruz del Mérito Agrícola al mismo marroquí reabre la polémica sobre los acuerdos comerciales.

La concesión hace apenas unos días de la Gran Cruz del Mérito Agrícola al ministro de Agricultura de Marruecos, Aziz Akhannouch, por el Gobierno español, a propuesta del ministro Miguel Arias Cañete, ha vuelto a revolver las aguas nunca tranquilas del sector de frutas y andaluzas español, y más concretamente el almeriense.

Esta distinción parece tener su origen en el acuerdo pesquero de la Unión Europea y Marruecos, que ha permitido volver a faenar en el caladero marroquí a un centenar de barcos españoles con más de 700 tripulantes.

Sin embargo, también se reconocen méritos al ministro marroquí en el sector agrario. Concretamente el Gobierno español destaca su "papel en la creación del comité mixto hispano-marroquí de frutas y hortalizas, órgano que facilita la ordenación de unas producciones que cuentan con el mismo calendario en ambos países, lo que favorece las rentas de los agricultores", según el criterio del Ministerio.

De igual manera, se concede la condecoración por "su labor en la elaboración y puesta en marcha de la estrategia Plan Marruecos Verde" en 2007, centrada en el desarrollo de la agricultura moderna y el desarrollo de la agricultura solidaria, especialmente orientada hacia el aumento de las rentas en las explotaciones más frágiles".

La reacción de buena parte del sector agrícola andaluz no se ha hecho esperar. Ha indignado a COAG Almería, que constantemente viene denunciando los reiterados incumplimientos de exportación de frutas y hortalizas del país vecino, en muchos casos negados por el propio ministro Arias Cañete.

"Tenemos un ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, que le importa un pimiento nuestra agricultura. Es una vergüenza y lo que tiene que hacer es dejar de ofender y perjudicar a nuestro sector. Ya está bien de tener que aguantar tanta tomadura de pelo que lo único que demuestra, de nuevo, es que los acuerdos con Marruecos y la permisividad de incumplimientos son fruto de intereses ocultos y de dudosa legalidad", afirma Andrés Góngora, secretario provincial de COAG-Almería.

Góngora insiste en que "de forma habitual Marruecos incumple los cupos de entrada y precios de productos como tomate y calabacín, lo que provoca la caída de nuestras cotizaciones. En España todo son exigencias para nuestras producciones, y sin embargo, en Marruecos no pasa nada; no importa que utilicen fitosanitarios prohibidos por la Uníón Europea, no importa la explotación laboral e infantil, ni los ataques contra el medio ambiente, entre otras tantas cuestiones que venimos denunciando desde hace años", continúa.

COAG Almería insiste en que viene comprobando de forma frecuente los precios de entrada de productos como calabacín y tomate por parte de Marruecos, quien "continúa con sus incumplimientos, que incluso han sido reconocidos por la propia Comisión Europea.

Se añade que el galardonado ministro de Agricultura marroquí es el culpable del impago de las tasas arancelarias correspondientes a los incumplimientos de precios y cupos; algo que está siendo permitido por la Comisión y el Gobierno central, quienes no han sido capaces de demostrarnos de ninguna forma que estos pagos se hayan llevado a cabo. "Resulta indignante comprobar cómo nuestro Gobierno premia a un defraudador de los impuestos arancelarios obligatorios e impuestos por la Unión Europea", concluye Góngora.

Desde COAG Almería se advierte también que en las últimas semanas, productos como el calabacín, cuyo precio mínimo de entrada está fijado en 0,41 euros por kilo, han traspasado nuestras fronteras con cotizaciones que ni tan siquiera alcanzan los 30 céntimos.

En terreno europeo

Utilizando otro tono más pausado pero también firme, la organización agraria Asaja recuerda que el 1 de marzo se cumplió un año desde que la Unión Europea iniciara la apertura formal de negociaciones con Marruecos para lograr un nuevo, ambicioso y más profundo acuerdo de liberalización comercial.

La trascendencia de este acuerdo bilateral es crucial, porque será el modelo en el que se inspiren acuerdos similares entre la UE y otros países del sur del Mediterráneo, según considera esta organización agraria, y así esta cuestión ha sido objeto de debate en el Consejos Económico y Social Europeo, donde están presentes muchos agentes sociales y del sector agrario españoles.

Asaja, a través del dictamen presentado y aprobado por el CESE, quiere alertar a la Comisión de los peligros que corren los productores y consumidores comunitarios si se afrontan unas negociaciones en clave de desigualdad.

En este sentido, la organización agraria argumenta que, una vez que se ha producido el desarme arancelario en agricultura, en lo que a relaciones comerciales entre la UE y Marruecos se refiere, el objetivo comunitario es mejorar el clima de negocio y acercar la normativa marroquí al acervo comunitario. Para ello, se trata de lograr un acuerdo bilateral de libre comercio completo y profundo ligado además a otras dos actuaciones: el Plan Marruecos Verde y el denominado Estatuto Avanzado.

En su dictamen, el CESE insta a la Comisión Europea para que desde la UE se fomente, además del intercambio comercial, las bases para la creación de empleo decente y cualificado en Marruecos, el fomento del tejido asociativo, la consolidación de los derechos de los trabajadores y el respeto medioambiental.

"De todos es conocido que los estándares laborales y productivos de Marruecos están muy alejados de los europeos", apunta Pedro Narro, ponente del informe y representante de Asaja en el CESE de Bruselas, y apostilla: "el salario medio en Marruecos se encuentra entre 0,55 y 0,65 euros/hora; los temporeros no pueden beneficiarse plenamente de los derechos laborales y la mano de obra infantil es una práctica habitual en las explotaciones marroquíes".

Respecto a las formas de producción, el ponente de Asaja advierte que Marruecos encauza sus producciones hacia la exportación (producciones intensivas en manos de unas cuantas empresas de frutas y hortalizas que incrementan el consumo de agua y por ende los niveles de salinización) y dificulta el desarrollo agrícola de gran parte de la población rural. Por ello, el dictamen refleja la necesidad de que la Unión Europea fomente en Marruecos una agricultura para los pequeños propietarios, hasta el momento desbancados por la agricultura de exportación.

"Hay que recordar que en los últimos 10 años la UE ha apoyado decididamente el desarrollo de la agricultura en Marruecos, en concreto -apunta el experto de Asaja Benjamín Fauli-, con 1.330 millones de euros a través de fondos de desarrollo, y entre 2011 y 2013 comprometiendo otros 565 millones mas (una parte de estos últimos para el desarrollo del olivar). En este sentido, concluye el informe, "la UE y Marruecos deben dar prioridad a la armonización progresiva, fijando plazos determinados en materia medioambiental, acercando las normativas sobre protección sanitaria y fitosanitaria, la gestión de residuos o la contaminación del agua".

Por último, el ponente Pedro Narro también aconseja en su informe, ahora ya Dictamen aprobado por el CESE, que el acuerdo agrícola que se alcance con Marruecos incorpore cláusulas para verificar el impacto de la apertura comercial de ambas partes y especialmente los grados de cumplimiento por parte de Marruecos en materia de medio ambiente y derechos laborales.

Acercarse al vecino

Ante lo inevitable de no sólo la convivencia vecinal, sino de también de que los acuerdos comunitarios con Marruecos serán cada vez más amplios, surgen voces partidarias de la necesidad de entenderse entre ambas partes, cruces y medallas al margen.

Precisamente Francia ha seguido la iniciativa española y acaba de poner en marcha la constitución de un grupo de contacto franco-marroquí de frutas y hortalizas en el marco de la primera reunión del comité mixto franco-marroquí, que tuvo lugar el pasado 11 de febrero y en la que participaron los ministros de Agricultura, Agroalimentación y Bosques de Francia, Stéphane Le Foll, y su homologo marroquí, Aziz Akhannouch, el mismo que recibe el homenaje del gobierno español. El grupo de contacto franco-marroquí de frutas y hortalizas tiene como objetivo reforzar el diálogo entre los profesionales, según el Ministerio de Agricultura francés.

Por lo tanto todo parece responder a una estrategia europea y presumiblemente compartida por ambas partes. Es el planteamiento de Tomás García Azcárate, funcionario europeo y experto en comercio internacional, que considera los acuerdos como una cuestión estratégica para la Unión Europea.

Para empezar García Azcárate defiende que Marruecos cumple el acuerdo actual, lo mismo que hace el ministro Arias Cañete. Y lo argumenta. "El acuerdo prevé un contingente de 213.000 toneladas con precio de entrada reducido pero permite la libre exportación fuera del contingente, respetando el precio de entrada normal. Por esto Marruecos exportó a Unión Europea 325.000 toneladas en la última campaña 2010/2011", asegura.

También advierte que en el proyecto de acuerdo se aumentan las exportaciones bajo contingente en 52.000 toneladas. Un gran parte de este aumento se hará a costa de los volúmenes exportados fuera de contingente. Desde el 2001, los Países Bajos han aumentado su producción de tomate en más de 300.000 toneladas, o sea prácticamente el mismo volumen que el total de exportación de Marruecos, un hecho que parecen ignorar los productores españoles o que al menos no provoca sus protestas al tratarse de una competencia que se genera dentro de la UE.

El experto recuerda que este desarrollo se ha construido en los Países Bajos a pesar de unos costes laborales elevados, estando cada vez más presentes en los meses de invierno. "Se llama visión estratégica", afirma el funcionario de la Comisión Europea. "Lrelación con Marruecos no es solo agrícola, ni siquiera agrícola y pesquera, aunque alguno sorprendentemente se declare al mismo tiempo a favor del acuerdo pesquero con Marruecos y en contra del acuerdo agrícola. Estos acuerdos son un eslabón más en una política estratégica de construcción de una zona de libre cambio en el Mediterráneo como contribución a la consolidación democrática de la zona. Queremos favorecer su desarrollo para que sean democracias reales y estables", señala Azcárate.

Está claro que la estrategia tendrá sus ventajas y un precio que los productores de frutas y hortalizas no quieren ser los únicos en pagar.

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