Andalucía

Conferencia en formol

  • El Gobierno conduce al fracaso las reuniones de presidentes: o no cumple los acuerdos o distancia entre lustros los encuentros

El rey Felipe VI y Mariano Rajoy, en la foto de familia de los asistentes a la VI Conferencia de Presidentes autonómicos que se celebró el 17 de enero del año pasado.

El rey Felipe VI y Mariano Rajoy, en la foto de familia de los asistentes a la VI Conferencia de Presidentes autonómicos que se celebró el 17 de enero del año pasado. / Juan carlos Hidalgo / Efe

Ha sido el presidente de Extremadura, el socialista Guillermo Fernández Vara, quien ha declarado esta legislatura "en formol". Médico forense, sabe de qué habla, la legislatura la cree "muerta", aunque más bien cabría calificarla de inmóvil. Uno de los efectos de la nueva política es que ha surgido un Congreso más plural, más colorido, con dos nuevos partidos a derecha e izquierda, pero que es incapaz de sacar leyes y acuerdos adelante. Y el Gobierno de Rajoy, que debía ser el dinamizador de las alianzas parlamentarias y de las reformas, parece que no quiere jugar ese papel. En España hay asuntos importantes y urgentes, pero sólo se abordan los perentorios: el intento de golpe institucional en Cataluña se resolvió por la vía de artículo 155. Y ahí se quedó. Cataluña corre el riesgo de convertirse en una comunidad zombi, permanentemente intervenida, gracias a la persistencia de la rebelión pero también al monocultivo estratégico de un Gobierno que sólo concibe la política como un adorno de la ley.

Hace un año se celebró la Conferencia de Presidentes, asistió el Rey y todos los líderes autonómicos a excepción de Carles Puigdemont e Íñigo Urkullu. Mariano Rajoy y el Gobierno central estaban necesitados de rodearse de apoyos de cara al desafío secesionista catalán y, por fin, comenzó a abrir la agenda de los temas pendientes, entre ellos, la negociación del modelo de financiación autonómica. Un año más tarde, cabe concluir que la conferencia es un fiasco. Aunque Rajoy se comprometió a cerrar la negociación en algo más de un año, lo que hay hasta ahora es un informe de expertos que se pusieron de acuerdo en muy pocas cosas.

Rajoy la ha reunido en dos ocasiones pese al compromiso de que tuviera carácter anual

La Conferencia de Presidentes ha sido citada por muchos constitucionalistas como una herramienta federalista para integrar a las comunidades en las decisiones de la nación, debía estar institucionalizada e, incluso, sería un magnífico complemento al Senado. Pero Rajoy sólo los ha reunido dos veces. Una, en 2012, y la otra, el 17 de enero de 2017, cinco años de intermedio. Uno de los compromisos adquiridos la última vez fue que se celebrarían de modo anual y que contaría con un reglamento, pero no hay nada de eso. De hecho, se ha avanzado muy poco en cada uno de los 11 puntos con los que se cerró la reunión.

El incumplimiento más grave es el de la financiación autonómica. El actual modelo caducó en 2014, y tanto Rajoy como el ministro Montoro se comprometieron a cerrar un nuevo acuerdo. Pero el ministro se escuda ahora en que no hay acuerdo para aprobar los Presupuestos de 2018 y que Cataluña no tiene un Gobierno. Son dos muestras más de la inoperatividad de la legislatura para avanzar. Como no hay mayoría absoluta ni una alianza suficiente en el Congreso, el PP tiene sólo a Ciudadanos, las reformas no avanzan. Tampoco hay ganas. El sistema de financiación de las comunidades puede ser cerrado y aprobado, no necesita el Presupuesto de 2018, basta con que se escoja de año base el 2017, por ejemplo. Y el bloqueo catalán se va a prolongar durante meses y si hay un Gobierno independentista, se negarán a enviar representantes a negociar. Esto es grave, pero el resto de las comunidades no pueden seguir esperando por una y su comportamiento desleal.

La conferencia también aprobó la convocatoria de un pacto por la educación, del que no se sabe nada, y la elaboración de una estrategia contra la caída demográfica en España, que también está por escribir. Sí se ha conseguido el pacto en contra de la violencia machista, hay un decreto ley de bono social y se avanzó en materia de colaboración de empleo entre la administración central y las comunidades. Y nada más. No hay visos de que los presidentes vayan a ser llamados de nuevo.

Las conferencias de presidente se pusieron en marcha durante el primer mandato de José Luis Rodríguez Zapatero. Se celebraron en 2004, 2005, 2007 y 2009. Después se suspendieron hasta que Rajoy convocó una en 2012. Ya entonces se reclamó que se comenzase a negociar el nuevo modelo de financiación autonómica, aunque en aquella ocasión los trascendental fue parar el movimiento centralista que culpaba al sistema autonómico de los desvíos presupuestarios de la crisis. Estos provenían, en realidad, de la brutal caída de los ingresos, y los ingresos cayeron a causa de una burbuja financiera de manual.

La última conferencia vivió la polémica entre la presidenta andaluza, Susana Díaz, y la madrileña, Cristina Cifuentes, a causa de la diferencia de impuestos entre comunidades. Díaz había acusado el dumping fiscal entre comunidades, a causa de la diferencia que había con el impuesto de sucesiones. Finalmente, y por iniciativa de Ciudadanos, Andalucía se igualó con Madrid, pero a la baja con la práctica eliminación de este impuesto que grava las herencias.

El ejemplo de la Conferencia de Presidentes es similar al del Presupuesto de 2018 o a la reforma de la Constitución: el Gobierno del PP se queja de que no tiene mayorías para las reformas, y es cierto, pero es que tampoco arma la mesa donde se pueda tejer el acuerdo.

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