Andalucía

Lágrimas necesarias

  • Expertos en Psiquiatría dicen que la mejor forma de ayudar a la familia de Marta es acompañarla respetando su dolor · El odio y el deseo de venganza son naturales pero no ayudan a las víctimas · Es necesario no recordar constantemente al ser perdido

Perder a un hijo de forma traumática es el dolor más terrible y profundo conocido jamás por el ser humano. Este principio de la psiquiatría está demostrado por la evidencia científica, explican varios expertos en este campo. Ningún sufrimiento ni amargura es comparable a la ausencia del vástago arrebatado con crueldad, por sorpresa y para siempre. Es injusto, inexplicable, inconsolable y provoca una amargura inmensa. Según Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, la experiencia de pérdida crea un vacío que es llenado por la melancolía y la tristeza.

El vacío interior que deja el ser querido, arrebatado de forma brusca, se prolonga a lo largo de toda la vida. A la pérdida se une el sentimiento de injusticia por lo ocurrido, la dificultad para aceptarlo, la incertidumbre de la búsqueda, la angustia de las preguntas sin respuestas, y la inexistencia de una tumba donde poder llorar y dejar flores. Sólo otras familias que han pasado por una experiencia similar realmente pueden llegar a conocer por lo que está pasando esta familia. El duelo y las lágrimas son necesarios para aliviar este dolor profundo y recuperar la serenidad.

Expertos en psiquiatría de reconocido prestigio están de acuerdo al afirmar que nada puede llenar ese vacío que deja el hijo arrancado de forma traumática, pero sí hay formas de aplacar ese desgarro interior. Refugiarse en la compañía de los seres amados, expresar a los demás los sentimientos, reconstruir la vida con una participación activa a través de asociaciones o fundaciones de familiares desaparecidos, ayudar a otros que han pasado por una situación similar y tener una vida espiritual activa pueden disminuir las secuelas del duro golpe recibido.

Marta del Castillo es insustituible. Pero "el amor y el dolor por Marta y su recuerdo no deben provocar que sus padres se olviden del amor que también sienten hacia otras personas, el amor por sus hijas menores, y por otros elementos de la vida", explica la psiquiatra Matilde Blanco, experta en tratar a adultos. El duelo tiene que seguir su curso, sin plazos. Las lágrimas son necesarias. "La única ayuda en estos momentos es acompañar a la familia en el duelo respetando su dolor", añade la experta. No hay recetas milagrosas para superar una tragedia de este calado, pero sí modos para aliviar la tristeza. Otra forma de ayudar es "poner en marcha toda la maquinaria de la Justicia para que no quede nada por hacer por Marta", añade.

Los expertos en Psiquiatría están de acuerdo al afirmar que no es recomendable recordar permanentemente al ser querido que ha desaparecido, sobre todo, cuando hay algún atisbo de olvido en las otras víctimas, los familiares. "Los padres y las hermanas siempre tendrán un hueco vacío por Marta. Sus vidas han cambiado para siempre", añade Blanco. Ahora no se trata de que recuperen la vida que tenían antes de la tragedia, "porque eso ya es imposible, ahora se trata de crear una nueva vida sin Marta", recomienda la psiquiatra. "Sin convertir la tragedia en el centro y foco de sus vidas", añade. Y las hermanas pequeñas de Marta, sobre todo, "necesitan ser escuchadas, deben expresar lo que sienten".

Reconducir el dolor y el sentimiento de aflicción de manera positiva también "ayudará a esta familia", añade otro psiquiatra de reconocido prestigio. Por ejemplo, "pidiendo cambios políticos o ayudando a otras familias que también han perdido un hijo". Lo humano es desear "venganza y sentir odio hacia los verdugos", pero estos sentimientos, aunque son naturales y humanos, realmente "no ayudan" a las víctimas. En los primeros momentos de la pérdida inesperada comienza la pesadilla de asimilarlo. En una segunda fase, la familia busca explicaciones y culpables, pero el dolor persiste.

Freud mandó una carta al psiquiatra alemán L. Binswanger, quien acababa de perder a un hijo: "Aunque sabemos que luego de tal pérdida el estado de duelo agudo se mitiga, también sabemos que seguiremos inconsolables y jamás encontraremos un sustituto. No importa qué puede llenar el vacío, aún cuando lo llene por completo, siempre es algo distinto. Y, en realidad, así debe ser. Es la única manera de perpetuar ese amor al que no queremos renunciar".

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