Especies amenazadas Balance de los programas de conservación de los animales de la lista roja

El lento crecimiento del lince

  • Las políticas de Medio Ambiente han posibilitado una paulatina recuperación de las especies en peligro más emblemáticas · Los ecologistas critican que aún no existan planes de actuación tal y como marca la ley

No sólo sobreviven, sino que también crecen. Las especies emblemáticas en peligro de extinción radicadas en Andalucía han experimentado en los últimos años un incremento paulatino. No es espectacular, pero sí constante. En algún caso, como el del águila pescadora, se ha dado un renacimiento, ya que a esta especie se la daba por extinguida. "Hemos empleado el hacking, que consiste en criar a los pollos en jaulas y soltarlos en edad de volar; estos animales crían en el lugar donde nacieron, por lo que tenemos la garantía de que volverán", afirma Fernando Ortega, jefe del servicio de Flora y Fauna de la Consejería de Medio Ambiente.

Este sistema, que ha tenido como resultado la presencia de dos parejas de águila pescadora en los Alcornocales y el Odiel respectivamente, también se aplica al águila imperial. Junto a la cría, los técnicos de la Junta han desarrollado, con éxito, medidas preventivas como la inspección de cebos con veneno, y el arreglo de tendidos eléctricos, culpable en gran medida de la práctica extinción del alimoche.

El lince, con el programa Life, es la estrella de las políticas de recuperación. Este año los resultados han sido muy esperanzadores, aunque el crecimiento es mucho más acusado en Sierra Morena que en Doñana. En el Parque este animal sufre el aislamiento y la escasez de corredores ecológicos que enlacen con otras reservas. "Se está investigando otra causa del menor crecimiento, y es su escasa variabilidad genética; por cruzamos la sangre de los de Doñana con los de Sierra Morena, para mejorar su población", dice Ortega.

Organizaciones ecologistas como Adena y Ecologistas en Acción alaban "el interés" y las "líneas de trabajo" llevadas a cabo desde Medio Ambiente, pero critican la ausencia de un marco legal. "La Ley de Especies y Espacios Protegidos del 89 preveía un plan de recuperación, con rango legal, para cada una de las especies en peligro. Por ejemplo, con el buitre negro se podrían establecer prohibiciones en la gestión forestal en época de cría. La Junta no ha presentado ninguno; otras comunidades, como Extremadura y Castilla la Mancha, ya lo tienen para el lince y el águila imperial". Es lo que opina Luis Suárez, responsable del programa de especies de WWF/Adena. En sentido parecido se manifiesta Joaquín Reina, de Ecologistas en Acción. "Hace cinco años la Consejería reunió a cien personas en Aracena y elaboramos los borradores de unos veinte planes de actuación. Desde entonces, no sabemos nada". La Ley de Biodiversidad de 2007 contiene la misma obligación, pero con un periodo de cumplimiento de tres años. Desde la Consejería se asegura que aún se está en plazo y que es ahora cuando están elaborándose los borradores.

Adena aporta ideas. Hay una especie que no está en la lista roja que publicó Medio Ambiente en 2001, aún no actualizada, y que para esta organización es fundamental: el conejo de monte. "Por su capacidad reproductiva, antes era casi una plaga, y ahora, por la misomatosis y la neumonía hemorrágico-vírica de los años 70, casi han desaparecido; y se sigue gestionando igual que hace 30 años, sin restricciones especiales a la caza", afirma Luis Suárez, que añade: "Si se pusiera en marcha un programa completo de recuperación, se acabaría el problema de las especies predadoras, incluida el lince".

Otro reto es el del cambio climático, y en este sentido es significativo un dato de 2008. La presencia de aves, por ejemplo, oscila de año en año, ya que dependen de la pluviometría. Pues bien, en estos meses su número se ha reducido significativamente, debido a que no llovió en invierno. "Ha llovido en primavera, y ya era tarde. Las aves necesitan que los humedales estén en condiciones para criar y si no se van a otro sitio", afirma Fernando Ortega, quien cree que aún es pronto para advertir en esto un síntoma. "Llevamos pocos años de seguimiento y por ahora las fluctuaciones entre periodos más favorables y menos húmedos son las normales; habrá que hacer una serie de diez o quince años para saber su evolución". Medio Ambiente ya está soltando ejemplares de focha moruna criadas en cautividad en balsas de riego, para prevenir la posible falta de agua en las naturales. Luis Ramírez, de Adena, asegura que el gran reto es de hacer "una gran proyección de futuro y reservar nuevos hábitats para las especies que puedan estar amenazadas, como las del litoral".

La recuperación de especies emblemáticas es paulatina, aunque algunas, como el lobo, se mantienen milagrosamente estables, con entre seis y diez parejas, en las sierras de Andújar y Cardeña y Montoro. Pese a todo, están en situación de máximo riesgo. Cualquier infección puede ser fatal, y son dañinas también lo son la fragmentación del territorio, con obras que pueden tener impacto ambiental, o la presión urbanística. Esta es la paradoja: nunca la naturaleza había estado tan amenazada y al mismo tiempo tan protegida.

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