Andalucía

Las zanjas aguantan hasta otoño

LAS depresiones económicas no se curan abriendo zanjas, pero ayudan a pasar el tránsito. John M. Keynnes no habló de zanjas, pero sí aconsejó emplear trabajadores con dineros públicos para aprovechar el efecto multiplicador de sus salarios en tiempos de crisis. Bueno, el denostado sector de la construcción -y entiéndase por éste aquél donde trabajan básicamente albañiles y peones- acaba de demostrar la rapidez con el que es capaz de generar empleo de modo masivo. En plena recesión, con un PIB andaluz que ya ha caído hasta el menos 3,1%, el plan de inversión en los municipios ha sido el principal responsable de que en mayo se crearan en Andalucía 12.195 empleos con el resultado global de que el número de parados bajó en 7.346 personas.

Y es más: el plan de los adoquines está generando más empleo del que el Gobierno previó. En el caso de Andalucía, los puestos creados han llegado a los 57.434, cuando los previstos totales eran 56.173 y aún queda por ejecutar casi un 55% de los proyectos. Son datos calientes de la Vicepresidencia de Manuel Chaves, de la que depende ahora el plan estatal de inversión local.

El problema es que la construcción es un sector fugaz: crea empleos a la misma velocidad que los destruye. Por eso, la prioridad en la que andan metidos tanto la consejera de Economía, Carmen Martínez-Aguayo, como el de Vivienda, Juan Espadas, es que el plan de las VPO logre la financiación de los bancos y las cajas, porque si el crédito sigue restringido no habrá sector que dé el relevo a estos planes de zanjas y hormigoneras. Actualmente, hay 190 promociones de viviendas protegidas, autorizadas por la Consejería, pero paralizadas a la espera de crédito. Suman cerca de 6.000 pisos. Éste es el gran problema al que el Gobierno de José Antonio Griñán se enfrenta en los próximos años: contener el desempleo mientras la economía andaluza no vuelva a crecer a un ritmo del 1%, que es el porcentaje a partir de cual se vuelve a crear empleo. Sin embargo, no se conseguirá una reducción neta del número de parados hasta alcanzar el 3% del PIB.

"Si no conseguimos que, a finales de año, el plan de las VPO de Juan Espadas comience a tirar, volveremos a lo mismo de meses pasados", afirmó a este medio un compañero de gabinete del mencionado consejero de Vivienda.

Según los cálculos de la Junta, el plan del Gobierno central se seguirá notando hasta otoño y, después, se activará su propio programa, el Proteja, dotado con menos dinero, 300 millones de euros. Con un poco de suerte, el turismo también aportará algo de trabajo en los meses de vacaciones. Pero, incluso así, el problema puede desencadenarse a partir de otoño: será entonces cuando el porcentaje de paro se aproxime peligrosamente al 25% y la cifra al millón de parados.

Por ello, no han dejado de tener razón los sindicatos CCOO y UGT y la patronal andaluza de Santiago Herrero, cuando afirmaron el martes que el descenso del paro de mayo no muestra un cambio de tendencia, sino el efecto coyuntural de estas inversiones públicas.

También el martes pasado, los presidentes de las cajas de ahorros de Andalucía y el vicepresidente socialista de Cajasur se reunieron con los consejeros de Presidencia, Economía y Gobernación, Antonio Ávila, Carmen Martínez Aguayo y Luis Pizarro, en la sede del PSOE andaluz en Sevilla. Se habló de todo, hasta del Bicentenario de la Constitución de 1812, pero también de viviendas. La Junta quiere ayudar a liberar parte del stocks de pisos que tienen las cajas, pero les han pedido una rebaja de precios, de modo que Economía ayudaría a los posibles compradores con incentivos en las hipotecas.

El caso es que, mientras no fluya el crédito hacia los promotores de VPO y para ello será necesario que bancos y cajas solventen antes sus problemas, el plan de Juan Espadas va marchar a paso lento por muy bien diseñado que lo tenga.

Llama la atención, sin embargo, que el relevo del Plan 8.000 que Manuel Chaves está diseñando para el año 2010, dotado con 5.000 millones de euros, no vaya a pivotar en torno a las obras en las calles y las plazas, los asfaltados y las zanjas, sino en proyectos de innovación, energías renovables e investigación, sectores que no emplean ni por asomo los trabajadores que requiere la construcción. A no ser, claro, que ponga a obreros a instalar placas solares en todos los tejados de Andalucía. Un cambio que parece inspirado por la oleada frenéticamente innovadora de Zapatero. Aunque quizás no sea tan efectivo.

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