Vamos a contar…

Los convocantes buscan la cifra que impacta, y los de enfrente la suelen minorar por cinco

Manifestantes? ¿Mentiras? ¿Causas? En general los medios de comunicación deberían tener claro qué quieren contar de esas formas democráticas y poderosas de expresar opinión: las manifestaciones.

Es evidente que periodísticamente hablando el número de asistentes a una manifestación es el dato más perseguido, quedando lo demás a veces en un segundo plano, y por ello el rigor tendría que estar totalmente asentado, ofreciéndose siempre datos propios con métodos contrastados y fiables. Tanto si se trasladan de manera aséptica los números oficiales y oficiosos, como si se hacen medias extrañas entre ambos, se incurre en errores de bulto. Además resulta cómico observar cómo el rango entre los datos que dan los convocantes, las autoridades y los detractores interesados, que siempre los hay, deja la crónica de la movilización en una cuestión de tamaños. Los convocantes buscan la cifra que impacta, y los de enfrente la suelen minorar por cinco. Y ahí nos quedamos, en la orilla. Es urgente que en la información periodística siempre se imponga una actuación ética, en este y en otros temas, para que la información sea realmente de servicio público.

Por ejemplo, el pasado domingo volvió a salir mucha gente a la calle para reclamar una sanidad de calidad. En este mismo periódico se resaltaba con acierto que estábamos ante la serie de manifestaciones más exitosa en cuanto a participantes de la historia reciente de Huelva. Mucha gente junta, de muchos sectores profesionales, colectivos y hasta partidos ideológicamente encontrados. Saber el número de personas que han hecho historia es un dato importante, a mi juicio, no anecdótico, sobre todo porque en Huelva hablamos de una población de unos 150.000 habitantes. En la de este último domingo la diferencia de asistencia entre la declarada por los manifestantes y por la Policía Nacional era de 23.000 personas, uf, eso sí que es una locura.

Y además del número, me parece aún más importante contar lo que la gente defiende, grita y representa. Volviendo al ejemplo anterior, ante esta terna de movilizaciones sanitarias cabría esperar un análisis desde los medios mucho más alejado de la simple opinión del convocante o del político que defiende lo contrario, habría que meter las narices hasta las salas de espera de las urgencias o las puertas de las consultas, para conocer realmente lo que cuentan las manifestaciones.

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