Una vez que el sábado pasado les descubrí la existencia de la inusual asociación de los 'Jerezanos de la Diáspora', y les conté que el jueves 15 de diciembre se celebraría el 41º encuentro de este peculiar grupo de jerezanos; sería de mal articulista dejarles con la intriga de qué ocurrió en la reunión de este año; desde la perspectiva de este humilde cronista.

Con carácter previo decir que varios de los asistentes me hicieron referencia a nuestro Km. 0. Como comprenderán estas alusiones me entusiasmaron mucho y me dieron gasolina para continuar con esta joven sección.

Como ya les adelanté, y además me consta que este Diario lo ha cubierto sobradamente, en esta sesión de jerezanos exiliados se homenajeó a D. José Bohórquez Mora-Figueroa; que según supe allí, es conocido también como Pepe e incluso Pepito, según el ambiente.

Les confieso que no conocía absolutamente de nada a este jerezano. Entre nosotros existe una diferencia de edad equivalente a toda la vida de un prejubilado, por lo que este desconocimiento entra dentro de la lógica.

Es innegable que todos tenemos siempre una idea preconcebida de lo desconocido. Rara vez estas expectativas coinciden con la realidad, normalmente quedan defraudadas, pero a veces hay suerte, y se superan. En el caso de D. José Bohórquez tengo que decir que mis expectativas, que eran buenas, quedaron muy superadas con la realidad que conocí el jueves.

El otro día no les conté que en este acto de la diáspora hay un turno de discursos. Somos de Jerez y a todos nos encanta hablar, y más de lo nuestro. Dos de estos discursos nunca fallan: uno por supuesto del homenajeado que agradece el reconocimiento, y otro anterior, que introduce al primero, y que suele darlo un buen amigo que quiere mucho y muy bien al socio de honor de turno. A lo largo de la historia reciente de esta asociación ha habido multitud de presentadores ilustres: Bertín Osborne presentó a Beltrán Domecq, Alejandro Daroca al "Diario de Jerez", Faustino Rodríguez a nuestro presidente de honor Manolo Fernández García-Figueras (tiene el récord), Manuel Guerrero a Álvaro Domecq, entre otros.

Este año la introducción la hizo D. José Ysasi-Ysasmendi, conocido entre sus contemporáneos como "Josetxu", otro diasporero "jerezano de adopción" como dijo aquel, abogado del Estado, ex presidente de diversas empresas con facturación millonaria y octogenario. Destacar esta última cualidad porque el discurso de presentación que le hizo a su entrañable amigo fue sencillamente brillante. De una altura intelectual tal que en vez de la reunión de la Diáspora parecía más bien la gala de los Premios Príncipe de Asturias. Dio grandes lecciones de vida. Hiló la cronología de las hazañas de su amigo, conjugando su vida profesional y personal de tal manera, que como posteriormente reconoció en su turno de palabra nuestro presidente de honor, no había dejado "ninguna pincelada sin tocar". Por un momento estábamos todos tan embelesados con sus sabias palabras que, y miren que eso es difícil, ni levantábamos la copa para beber 'Cardenal Mendoza', no fuera a ser que el sonido del cristal balanceándose perturbara tan extraordinario discurso.

A la misma altura intelectual estuvo su contemporáneo y homenajeado D. José Bohórquez. Dentro de una innegable humildad nos transportó con sus palabras al Jerez de la posguerra, al Jerez del desarrollismo y al actual. En un momento recorrimos sin darnos cuenta la calle Larga a caballo, luego en coche, y cuando tocó el siglo XXI, en bicicleta.

Habló de la responsabilidad de ser un jerezano en la Diáspora. Dio en la clave de por qué a diferencia de otras ciudades, no tenemos casa de nuestra ciudad; ya que para todos los jerezanos, estemos donde estemos, "sólo tenemos una casa y está en Jerez". Lo dijo un hombre que cuando era D. José pasaba casi una tercera parte del año durmiendo en un tren para representar a los jerezanos en la capital. Y no existía el Alvia.

Afirmaciones como "Jerez no es diferente, sino distinta"; sobre la responsabilidad extra de ser jerezano "cuando un jerezano hace algo no lo hace un hombre con nombre y apellidos, lo hace el jerezano"; y sobre todo me gustó mucho que compartiera que sólo con "trabajo, esfuerzo y mérito" se logra el éxito. Y es que queridos lectores, a pesar del abismo generacional, no puedo estar más de acuerdo con este ilustrísimo -lo es formalmente - paisano nuestro.

Al igual que con el homenajeado, en el resto de retos diasporeros, las expectativas fueron más que superadas. La organización de Michi Primo de Rivera no tiene parangón (hay que hablar bien, que es mi jefe en estas lides); la berza de Diego Gil como ya les adelanté es de otra galaxia -sigo soñando con el tocino de papada-, y si ya les hablo de la combinación con el 'NPU' y el fino 'Marismeño' de Sánchez Romate, me quedo sin universo para hacer comparaciones.

Hubo abrazos, reencuentros de amigos que no se veían desde que llevaban pantalones cortos, fotos, muchas fotos, discusiones en torno al 'Cardenal Mendoza' y los pestiños de mi amigo Faustino'. Lástima que Paco Camas no pudiera finalmente asistir, seguramente se hubiera llevado alguna que otra receta a aplicar en sus frentes abiertos. Lo que no respondo es de los posibles efectos secundarios.

Como tesorero de la directiva que soy les informo que además las cuentas salieron. E incluso, y gracias a todos los asistentes, mientras que estoy escribiendo estas líneas desde más allá de Despeñaperros, nuestro presidente, está haciendo entrega a los Reyes Magos de nuestra tierra prometida la humilde aportación de nuestra asociación. Este es nuestro granito de arena para que ningún niño jerezano se quede sin juguete.

En definitiva fue una entrañable reunión en la que los hijos de la Plaza del Arenal de 18 a 94 años de edad pudimos hablar de Jerez, brindar con jerez, y sobre todo, y a pesar de la distancia, vivir Jerez. Y ahora sólo nos queda esperar hasta el año que viene.

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