Formación Profesional

Las enseñanzas de la Formación Profesional son una opción destacada que debe librarse de prejuicios

Con los mejores propósitos en buena parte de los casos, o por los distintivos y torcidos efectos del reconocimiento social, muchas familias rechazan las enseñanzas de la Formación Profesional y no dudan en que sus hijos realicen otras etapas educativas, es el caso del Bachillerato, preferentemente orientadas a los estudios universitarios. Como si estos últimos, por un ya añoso elitismo o por las desigualdades socioeconómicas, atribuyeran más relevancia y, al cabo, resultaran eso que se dice un "ascensor social". Únase a ello el desconocimiento de las numerosas familias profesionales y de su oferta formativa, además de las posibilidades -si bien todavía limitadas- de formación compartida entre centros educativos y centros de trabajo, para que no sean lo atractivas que debieran las enseñanzas de la Formación Profesional, en ciclos formativos de distinto grado -medio y superior- popularmente conocidos como "módulos".

Sin embargo, para muchos alumnos se trata de una opción del todo a propósito y, a la vez, con oportunidades de acceso -en algunos casos hasta más propicias- a las enseñanzas universitarias, ya que los ciclos formativos de grado superior así lo permiten, junto a la posibilidad de convalidación de algunas asignaturas de los estudios universitarios que correspondan. Del mismo modo, puesto que las enseñanzas de la Formación Profesional incluyen un amplio periodo de formación en centros de trabajo, se constatan oportunidades de una pronta inserción profesional una vez desarrollado este periodo y concluido el ciclo.

Además de las preferencias manifestadas por los alumnos, ya con una edad -a partir de los dieciséis años- que permite cierto discernimiento, interesa considerar el consejo de los departamentos de Orientación de los institutos donde los estudiantes concluyen la educación obligatoria, para decidir, sin los prejuicios señalados al principio, qué enseñanzas continuar. Las de la Formación Profesional, en tal sentido, son una opción destacada y no es infrecuente comprobar cómo en las pandillas de amigos del instituto, algunos años después, se han emancipado y asumen con algún sostén proyectos de futuro -que incluso incluyen estudios universitarios- quienes realizaron enseñanzas de Formación Profesional y accedieron a empleos o desempeños consonantes; en tanto que la "sobrecualificación" profesional se ceba con bastantes titulados universitarios que acaban por trabajar en lo que de ningún modo requiere su formación.

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