El riesgo de las primas

La fuerza de los prejuicios hace estragos a la vez que desvela contradicciones notoria

Confundir la prima de riesgo con el riesgo de la prima no es un juego de palabras, aunque también, sino un guiño para sostener que la economía debería constituir un conocimiento propio de la alfabetización contemporánea. ¿Podríamos explicar pronto y sin muchos titubeos qué es el Producto Interior Bruto (PIB), tan reiterado en los informativos generales cual si resultara una cuestión consabida? O si guarda algún parentesco con el Índice de Precios al Consumo (IPC) en la jerigonza económica. Y si, con menos términos, se dice inflación, ¿cabe que demos una explicación cabal de su naturaleza? ¿Y qué de la recesión? Ya puestos, ¿qué va de la inflación a la deflación si a los algoritmos del PIB y del IPC se añaden los extremos de un antagonismo? Ya está, que esto se parece a unos de esos exámenes imprevistos que cogen con la sesera in albis aunque los noticiarios den por hecho que aprobamos.

Recién estrenado el milenio, la Unión Europea manifestó, con la debida pompa institucional, el empeño de constituirse en una de las economías mundiales más competitivas y sostenida en el conocimiento. Sin embargo, ese programa europeo Educación y Formación 2010 no cumplió sus objetivos y, ante ello, nada mejor que idear una estrategia de trabajo, ET 2020, que renovara, con otros diez años por delante, los pretendidos objetivos iniciales. Bastó asociar la economía al conocimiento para que surgieran pronto las críticas al economicismo y se pusieran en solfa propósitos tan mercantilistas como, se decía y mantiene, vincular el conocimiento a la economía. La fuerza de los prejuicios hace estragos a las vez que desvela contradicciones notorias porque lo que se fustiga en lo "macro" se practica y dispensa en lo "micro". A ver, mucha fanfarria beligerante con las plusvalías lucrativas y un silencio cómplice con los pelotazos que llenan los bolsillos y faltriqueras de los particulares próximos.

Basar la economía en el conocimiento no es, entonces, la subordinación de este a aquella, sino hacer consistente la economía para que auspicie un provechoso desarrollo personal y social. Por eso la economía no ha de ser ajena a la instrucción básica, a partir de conceptos y nociones que familiaricen con su alcance y el modo en que opera. De modo que así, como en las respuestas disparatadas de los estudiantes pegados, las primas de riesgo no lleguen a ser los riesgos de las primas carnales.

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