Se suele decir que, cuando cualquiera llega a una cierta etapa de la madurez, un buen día acude a la consulta médica simplemente para que le echen un vistazo y sale de ella con dos o tres diagnósticos y una pauta de consumo de medicamentos que deberá seguir de por vida. Para muchos, es la bienvenida a la tercera edad. En el caso de Andalucía, la mitad de los mayores de 65 años consumen un promedio de 8,7 medicamentos.

Fármacos anti-hipertensivos, hipolipemiantes, analgésicos, anti-inflamatorios y medicinas para la obstrucción pulmonar son grupos de alto consumo y de los que con frecuencia se integran en el paisaje cotidiano y doméstico de cientos de miles de personas en la comunidad autónoma. Un fenómeno relacionado con la cultura asistencial vigente y a la deriva demográfica, que ha estudiado un grupo de farmacéuticos de los distritos de Atención Primaria del SAS de Sevilla y Jerez-Costa Noroeste.

El trabajo de investigación en cuestión aparece publicado en el último número de la revista médica Atención Primariay está firmado en primer lugar por Teresa Molina, hasta hace unas semanas en el Servicio de Farmacia del Distrito Sevilla y actualmente directora de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Andalucía. Los datos de este trabajo se refieren a las historias clínicas de 2.919 pacientes mayores de 65 años de 14 centros de salud. La base demográfica del trabajo, una población de referencia total cercana al millón de personas, fortalece una posible extrapolación de sus conclusiones al ámbito de toda la comunidad autónoma y es coherente con otros trabajos que a nivel nacional e internacional se han desarrollado sobre el fenómeno de la polimedicación. El consumo excesivo de fármacos, según los autores de este trabajo, está asociado a un mayor riesgo de caídas y conlleva que el paciente pueda equivocarse con las dosis y el número de tomas y cometa errores en la ingesta de la medicación. Dada la política farmacéutica de la Junta, que impulsa la receta sin marca, otorgando al farmacéutico comunitario la potestad de sustituir una marca concreta por otra siempre que el medicamento contenga el mismo principio activo, cabría imputar a esa práctica el fenómeno de al menos una parte de los eventos adversos relacionados con la confusión de un medicamento con otro debido a los cambios frecuentes de presentación. Sin embargo, para Teresa Molina, la prescripción por principio activo no es la responsable de esos problemas: "La polimedicación tiene que ver con el uso mismo de múltiples fármacos, no depende de la pauta concreta de prescripción". Además de ubicar exactamente en el 49,6% la prevalencia de la polimedicación en los mayores cuya información clínica fue analizada en este trabajo y establecer un promedio de consumo de 8,7 medicamentos en la población polimedicada, los investigadores determinaron que la gran mayoría de estas personas (más del 80%) daban el perfil de inclusión en el grupo de riesgo vascular alto, dato útil para su inclusión en el seguimiento protocolizado del proceso asistencial correspondiente.

Este trabajo detecta además una gran variabilidad en el policonsumo de medicamentos entre centros: en función del dispositivo de Atención Primaria donde se recibe asistencia, hay lugares con un 33% de prevalencia de polimedicación y otros donde es superior al 89%. Molina explica que "no analizamos en este trabajo las causas de esa variabilidad, pero la constatamos. Podríamos establecer varias hipótesis para esas diferencias". "Esa variabilidad -dice Molina- puede deberse a que se den distintos grados de envejecimiento entre diferentes zonas. También habría que analizar el factor de la práctica clínica, bien por incertidumbre ante la opción terapéutica a adoptar, bien porque exista desconocimiento de la opción establecida como la más adecuada". Tampoco está claro, según el marco de estudio del artículo publicado en Atención Primaria, si son muchos o pocos los medicamentos que toman los mayores andaluces: "No sabemos, con los datos de este trabajo en la mano, porque no era su objetivo, si hay sobreconsumo o infraconsumo. Sí que nos parece importante resaltar la relevancia del seguimiento adecuado de los pacientes como objetivo de seguridad y, de hecho, en nuestro ámbito, periódicamente, los profesionales abordan una revisión de todo el esquema de tratamiento al que está sometida una persona".