Andalucía

UGT-A o la crisis en bucle

  • Nueve meses después de su nombramiento, Castilla hace frente a un cambio de su Ejecutiva y ficha a un ex alto cargo de la Junta. Un 63% respalda a la nueva cúpula pero el sector crítico crece.

En la puerta de la sede de UGT Andalucía, los manifestantes afectados por la paralización del cobro de las pólizas vitalicias aprobadas en el ERE de las Minas de Riotinto -uno de los expedientes que negoció el sindicato con la Junta de Andalucía y que ahora investiga la juez Alaya- se trajeron ayer sillitas de playa para esperar que alguno de los delegados sindicales reunidos en el Comité Extraordinario para votar la nueva Ejecutiva atendiera a sus reclamaciones. Es la imagen de en lo que se ha convertido este histórico sindicato fundado, a la par que el PSOE, por Pablo Iglesias: una casa donde se acumulan las grietas producidas por la instrucción del caso de los ERE, el de las presuntas facturas falsas, su participación en el fraude de la formación, las dimisiones de secretarios de una cúpula elegida hace sólo nueve meses, los graves problemas de financiación, la fragilidad de la relación con la Junta, la ininterrumpida pérdida de afiliados y la falta de crédito ante la opinión pública y ante ellos mismos a tenor de la profunda brecha existente en el seno de la organización. Un dato es clave: la Ejecutiva de ayer sólo fue respaldada por el 63% de los votos -secretos y en urna- mientras la de enero fue elegida por un 85% de los delegados. Y aunque no hubo papeletas en contra, el 36% de votos en blanco más el 1% nulo se interpreta como la contestación a la forma en que se está gestionando esta crisis cronificada que amenaza con dinamitar al sindicato.

La encargada de dar respuesta a esta nómina de problemas -"elementos adversos que no facilitan la labor del sindicato", definió- es Carmen Castilla, elegida en enero de 2014 para sustituir en el cargo a Manuel Ferrer, que de forma interina vino a sustituir al dimisionario secretario general Francisco Fernández quien a su vez cubrió el hueco dejado por Manuel Pastrana, líder de UGT-A desde 1998, que renunció a la reelección como secretario general cuando la sospechas de corrupción en el sindicato empezaron a cercarle. El bucle. A Castilla, último eslabón en la cadena de mando -siempre fiel a la línea oficialista- le está tocando taponar la herida y empezar la cura. Cosa difícil.

"Es el momento idóneo de limpiar UGT, la cara y sus siglas. ¿Es posible? Sí. Es un trabajo muy duro que supondrá un trabajo muy duro de mi ejecutiva". Declaró en una entrevista a este medio al día siguiente de ser elegida... pero tres de sus secretarios generales han aguantado poco más de ocho meses.

De la dirección de enero se marchan Manuel Ferrer y Juan María Martínez, que se incorporaron a la Ejecutiva en la etapa de Fernández Sevilla, imputado por la juez Alaya en relación a las ayudas recibidas por negociar el ERE de Altadis. La razón dada ahora para su salida, en palabras de José Ginel, hasta ayer secretario de Comunicación, es que cuando Castilla llegó a la secretaria general ambos "se comprometieron a seguir un tiempo con ella, a modo de transición" en la organización del sindicato. Sabían que la inexperiencia sobre en qué consiste la fontanería de un sindicato se paga caro.

La tercera que ha salido de la dirección es Consuelo Núñez, una sindicalista no liberada -trabaja en un banco- que ocupaba hasta ahora la Secretaría de Políticas Sociales e Igualdad. Argumentan desde UGT que necesitan a alguien "a jornada completa" en este área si bien este requerimiento ya debió haber sido formulado en enero pues ya entonces se sabía de la peliaguda tarea por delante. Uno de los cambios más destacables de la cúpula resultante del Comité Extraordinario celebrado ayer es el de la responsable de Políticas Sociales, que a partir de ahora será ocupado por Soledad Ruiz, ex alto cargo de la Junta como directora del Instituto de la Mujer y persona del entorno de Micaela Navarro, a su vez mujer de confianza de la presidenta Susana Díaz. En declaraciones a la prensa, Castilla celebró especialmente la incorporación de Ruiz a su Ejecutiva pues, dijo, "queda mucho por hacer en el campo de la igualdad en Andalucía".

La otra novedad en la dirección es Juan Carlos Naranjo para la Secretaría de Relaciones Labores, que procede de la Federación de Servicios para la Movilidad y el Consumo, una federación que, destacó Castilla, "hacía 16 años que no estaba representada en la Ejecutiva".

Al margen de estos dos nombres, dos nuevos cambios terminan de completar esta remodelación de su cúpula con la que Castilla pretende dar "carpetazo" al pasado y abrir, dijo, "una nueva etapa" que apela a la "unidad", insistió. María del Mar Serrano, de la poderosa federación del Metal, pasa a ser ahora la número dos del sindicato como secretaria de Organización y José Ginel llega a la Secretaria de Administración y queda amortizada la de Comunicación que él mismo desempeñaba hasta ahora.

"Ésta es la mejor Ejecutiva para empezar a funcionar de una vez", repite Castilla. Empieza a creérselo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios