Carmen Castilla. Secretaria general de UGT Andalucía

"Yo sí que no soy casta, soy hija de un arriero y de una jornalera"

  • "Ejerceremos nuestro derecho a defendernos hasta que exista condena", responde la líder sindical ante la reclamación de 15,3 millones de euros de la Junta por las presuntas facturas falsas.

La entrevista se realiza el pasado lunes 19, en la misma mañana en que trasciende que la presidenta de la Junta está embarazada. Y con el avance de la semana, el escenario de un adelanto electoral prácticamente se ha materializado. Carmen Castilla (Écija, 1968), enfermera, licenciada en Derecho, doctoranda y opositora interruptus a juez -"por eso respeto tanto la labor de su señoría, dice"-, va a lo suyo y, tras 12 meses como secretaria general de UGT-A, encabeza un sindicato lastrado por la inercia de las dinámicas adquiridas con los años.

-Haga balance.

-Ha sido un año muy duro. No sólo por los temas administrativos y judiciales, que están ahí, sino porque el sindicato está en un proceso de cambio interno. No obstante estoy altamente satisfecha, porque hemos hecho cambios que aunque no tengan trascendencia en breve se verán los efectos.

-¿Cuáles?

-Desde el mandado confederal, la organización va a ser mucho más sencilla -de tres a seis federaciones- para estar más cerca de los afiliados. En este año, se han incorporado 11.000 nuevos afiliados a UGT-A. La desafiliación que ha habido ha sido fundamentalmente por cierre de empresas, porque la gente de lo primero que se quita si se queda en paro es de todo tipo de cuotas. 2015 va a ser un año muy interesante en temas de formación, seguimos acreditando en sectores a nivel curricular, y trabajamos en negociación colectiva, que fue una de las herramientas que trató de cercenar la reforma laboral...

-Ha apuntado que UGT sigue con la formación. El desvío del dinero público de la Junta para este fin ha sido uno de los casos que han estallado en 2014.

-No tenemos problemas con el fraude de la formación. No hay ningún imputado en esta causa.

-No así con la investigación por el fraude de las facturas falsas. La Junta ya les reclama 15,3 millones de euros.

-En el marco de la investigación administrativa, se nos abrió una serie de expedientes de reintegro, desde un arco temporal que va hasta 2011. La razón dada por la Administración para esa apertura es por las notitias crimini.

-¿Perdón?

-Sí, sí, por las notitias crimini, son todas aquellas noticias que aparecen en los medios en los que se les imputa un supuesto acto doloso a una organización.

-O sea, que la Junta abre investigación administrativa por los casos destapados por la prensa.

-Sí. Y como somos ciudadanos igual que otros, tenemos derecho a reivindicar un proceso administrativo con todos su periodos de reclamaciones pertinentes. De esas presuntas facturas falsas que están en el Juzgado número 9 de Instrucción, es decir, de diligencias previas, no hay nadie condenado por este caso. Pero desde julio de 2013, parece que ya todos los miembros de la Ejecutiva anterior son culpables, delincuentes... Hasta que exista una condena y se demuestre que han cometido un delito con conciencia y voluntad de hacerlo, no es justo incriminarlos. Espero que se resuelva este año la investigación.

-¿Cómo es la relación del sindicato con la Junta? Se ha analizado al milímetro su colocación en la última fotografía de la presidenta con los agentes sociales.

-Es que a mí eso me parece ridículo. La relación que hay es de intentar llegar a puntos acuerdos para cosas importantes, como para la reunión que tuvimos del Sercla [Sistema Extrajudicial de Resolución de Conflictos Laborales en Andalucía] o para los planes especiales de empleo que intenta poner en marcha este nuevo año. Nosotros llevamos aportaciones a esos planes igual que para los anteproyectos de ley, porque tenemos derecho constitucional de participar en ellos.

-Vale, ¿pero la relación con Susana Díaz cómo es? En este último año, la presidenta ha tratado de separarse al máximo de la gestión anterior del Gobierno andaluz respecto al fraude de UGT y eso que históricamente ha sido el sindicato hermano del PSOE.

-En nuestros estatutos no estamos vinculados al PSOE.

-Ya, pero tienen el mismo fundador, Pablo Iglesias, el original, y hasta los años 90 el PSOE obligaba a la afiliación a UGT.

-Yo con ella no tengo ningún tipo de problema, habría que preguntarle a ella. Yo me dejo de historias y de interpretaciones. Tengo una ejecutiva nueva, respeto mucho el trabajo de mis antecesores pero también digo que nosotros somos responsables de lo que somos. Y si mañana la presidenta y secretaria general del PSOE-A me llama... Lo importante es que con el 35% de tasa de pobreza nos sentemos todas las fuerzas, sindicales, empresariales y políticas, a diseñar una hoja de ruta porque de este modo Andalucía no sale de donde está.

-Europa también se pronunció sobre el uso dado al Fondo Europeo de Desarrollo Regional.

-Con Europa no tenemos ningún tipo de problema. De hecho tenemos varios proyectos que vamos a presentar y acabamos de justificar un plan. Hubo una carta de disculpas del comisario competente en esa materia. Y seguiremos concurriendo a programas europeos en el futuro.

-Habla de futuro. ¿Hay entonces secretaria general para rato?

-Sí (risas). Es duro, es muy duro. Miro para atrás y parece que llevo aquí toda la vida...

-A los nueve meses cambió parte de su Ejecutiva y entró Soledad Ruiz, ex directora del Instituto Andaluz de la Mujer. ¿Fue un modo de primar la igualdad o de acercarse a la Junta?

-Por primera vez la número uno y la número dos (María del Mar Serrano, como Secretaria de Organización) son mujeres en un sindicato, un terreno habitualmente de hombres. Las raíces de Soledad Ruiz son ugetistas, ella estuvo en la Ejecutiva con Cándido Méndez y aporta esos valores de igualdad que están en la génesis de este sindicato. Y entró también Juan Carlos Naranjo, de la federación de Servicios, que lleva todo el asunto de la prevención de riesgos laborales, ahora que ha habido un repunte en los accidentes mortales.

-Los críticos señalan que falta debate interno en la organización.

-¿Que hay poco debate interno? Pues el último comité no sé a qué hora lo terminamos y hubo bastante debate interno. No confundamos debate interno con descalificaciones. Con esa gente no voy a hablar y no ya por mí, que soy la cara, sino por mis compañeros. Sé que tengo que pagar el peaje de las frustraciones y los cabreos de todo el mundo y eso es algo que tengo asumido. Hay personas del sector crítico con las que me he sentado y quiero seguir haciéndolo en el futuro. Hay que sumar, mirarse menos para dentro y más para afuera.

-Ahí radica la desafección ciudadana hacia las instituciones.

-No voy a perder ni un minuto con eso. Se publica de nosotros siempre lo mismo y puedo asegurar que he ido a tantas, reuniones, jornadas... Mire, acudí a unas jornadas sobre prevención sanitaria, terreno que manejo, hablé sobre asuntos importantes para los profesionales sanitarios, pero coincidió que era el día siguiente a la imputación de los antiguos secretarios generales de UGT. Entiendo que unas cosas venden más...

-¿Y qué esperaba?

-Pero si no tenemos la oportunidad de tener un escaparate para contar lo que hacemos bien... Porque no todo lo hemos hecho bien, está claro, pero hacemos formación, negociación de convenios, planes de igualdad... ¿Sabe cuál es la principal empresa andaluza que no tiene Plan de Igualdad?

-La Junta.

-Eso es. Tenemos que dar ejemplo. Y no sólo como se exige por ley a las empresas de más de 250 trabajadores, sino a todas, tiene que ser un derecho transversal en todas. Hemos dado asesoramiento con el servicio de defensa legal de la mujer en más de 200 casos de discriminación laboral, porque en este tema nos hemos retrotraído a 15 años atrás.

-¿En qué ha punto se encuentra la concertación social? En la última reunión de marzo de 2014 no estabais muy a favor de que entrara las empresas de economía social.

-Lo que está muy claro es lo que dice el Estatuto de Autonomía sobre la concertación social: deben intervenir los sindicatos mayoritarios -UGT y CCOO- y la patronal. Y hay subramas donde podría entrar la economía social. Pero legitimados jurídicamente somos los que somos. Para eso vendría muy bien una ley de participación institucional, que hasta comunidades gobernadas por el PP, que parece que no creen en los sindicatos, la tienen. No creo que sea un modelo agotado. En los siete acuerdos de concertación previos hay muchas cosas buenas y hay aspectos que se han demonizado. Si quieren cambiarle el nombre, que lo cambien, pero lo importante es que los agentes sociales y la Junta diseñen juntos una hoja de ruta para Andalucía.

-¿Qué opina de Podemos?

-Es un signo de la desafección ciudadana hacia políticos y sindicatos. Aunque los ciudadanos sepan que hay determinados puntos del programa de Podemos que no se van a poder realizar, quieren escuchar otra cosa. Es por el grado de desesperación. Están hartos del po tú más de los políticos. Los respeto como formación, porque en las europeas recibió más de un millón de votos pero no estoy de acuerdo con eso de que todos somos casta. Yo sí que no lo soy, vengo de trabajar muchos años en un hospital, tengo mi plaza ganada por oposición y me he hecho a mí misma, hija de un arriero y de una jornalera, la primera manijera que hubo en Écija. Escuché algunas declaraciones del mitin de Sevilla, y no comparto ese estilo. En la política se puede estar sin descalificar y sin comentarios que no construyen. Pero les deseo mucha suerte... Y una cosa que no quiero que se me olvide: hemos propuesto una ILP para la renta básica, una reivindicación histórica de UGT.

-Y para tantos proyectos, ¿hay dinero en el sindicato?

-La ILP no cuesta dinero es trabajo, trabajo y trabajo... Tenemos la suerte de contar con un pequeño ejército que son nuestros delegados sindicales, que dan la cara en sus empresas por el sindicato. Hay un problema crónico de paro. Ahora dirán que ha bajado en Andalucía pero es por la campaña de Navidad y por la campaña de la aceituna. Eso es pan para hoy y hambre para mañana. Es necesario que los empresarios confíen e inviertan aquí y para eso la Administración tiene que cumplir los objetivos para los que recibe el dinero de empleo y no como ahora, que tiene que devolverlo.

-Como con las presuntas facturas falsas: si el dinero no va para el objetivo requerido habrá que devolverlo. Cada vez que Luciano Alonso habla, da por hecho que van a devolver todo ese dinero.

-Por eso estamos luchando. Tenemos nuestro derecho a defendernos. El escenario en el que me he estrenado es complicado pero eso no me quita las ganas de seguir luchando por la clase trabajadora mientras mi gente me quiera...

-¿Y en Madrid le quieren?

-Me quieren bastante. El otro día publicaron que yo estoy decidiendo el futuro de la organización con Cándido Méndez... Me dotan de un poder que yo no tengo.

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