Negación de la más mínima influencia en la presidenta de la Junta, Susana Díaz, para que ésta adelantara las elecciones autonómicas, y defensa y reivindicación del centro político, que a su juicio, y lamentándolo, se está abandonando en España.

Felipe González se mostró rotundo en lo primero: nada tiene que ver con la ruptura de la coalición en San Telmo entre su partido e Izquierda Unida. Sobre lo segundo -la "centralidad política"- se explayó en un análisis en el que diseccionó el escenario actual.

El ex presidente recogió ayer el IV Premio Manuel Clavero instituido por Diario de Sevilla y la Fundación Persan. A González lo antecedieron en las ediciones anteriores de este galardón el cardenal Carlos Amigo Vallejo, el psiquiatra Luis Rojas-Marcos y el editor José Manuel Lara.

Sobre el peso de su figura en la trastienda socialista, González ironizó con que siempre le meten "en todas las intrigas", y recordó el símil que acuñó hace tiempo para referirse a los mandatarios que han dejado de serlo: "Somos como los jarrones chinos en apartamentos pequeños". "Jamás estoy en ninguna intriga. No lo crean", afirmó el ex presidente.

En cuanto al marco político actual en España, el histórico dirigente socialista advirtió de los riesgos de que "en España se esté abandonando el espacio de la centralidad política" y añadió: "Ojalá no lo perdamos". Según González, el centro "está desapareciendo hacia supuestas radicalidades", y el ex presidente atribuyó esta deriva a las reformas que despojan al Estado de su papel como proveedor de bienes públicos. Además puso el acento a la hora de proclamar que entre "el inmovilismo de quienes creen que no hay que tocar nada y los que quieren acabar con todo hay un enorme espacio de centralidad para hacer reformas".

"No hay que tener miedo a reformar lo que haya que reformar, y a mejorar lo que haya que mejorar, desde el entorno institucional", afirmó, para poner como ejemplo las listas electorales, de las que ha dicho que "cerradas y bloqueadas" tenían sentido cuando se partía de cuarenta años de dictadura, pero que ya no lo tienen. Las listas abiertas supondrán "más poder para los ciudadanos y que los líderes políticos se tengan que ganar el pan", algo para lo que "no hace falta cambiar la Constitución".

"A los ciudadanos no se los empodera votando cada detalle por internet; eso es mentira", dijo González antes de proponer que "se vincule salario y productividad por horas" porque "a igualdad de retribución fija la productividad la marca el que menos trabaja".