Análisis

Economía y política en época convulsa

  • El anticipo de las elecciones en Andalucía no deja de ser inoportuno, pues el despegue económico que se espera en 2015 exige que las administraciones públicas estén con la maquinaria engrasada.

INICIAMOS 2015 con un mes de enero histórico. El Banco Central Europeo (BCE) va a inundar la Eurozona de liquidez. El triunfo de Syriza en Grecia está alterando la estabilidad económica y política de Europa y en España el anuncio de adelantos electorales en Andalucía y Cataluña está creando una nube de incertidumbre. Este año el crecimiento estará más condicionado por los problemas políticos que por los económicos. Un despegue turbulento. Será el año de los nuevos escenarios electorales, del acceso al poder de partidos euroescépticos y populistas, del fin del bipartidismo, de la fragmentación política y la amenaza a la gobernabilidad, del rechazo de las políticas de austeridad de la troika, de los intentos de renacionalización de las políticas frente al proceso de integración europea y del enfrentamiento de los países acreedores del norte de Europa y los deudores del sur.

La nueva política de expansión cuantitativa (QE) del BCE ha supuesto un salto cualitativo en su dolorosa metamorfosis: una inyección de liquidez de más de un millón de euros mediante compra de deuda pública. El objetivo es combatir la amenaza de la deflación y reactivar la débil economía de la Eurozona. Medida extraordinaria que bordea la legalidad de los tratados europeos con la frontal oposición del Bundesbank y del Tribunal Constitucional de Alemania. El impacto inmediato ha sido la reducción de los tipos de interés y las primas de riesgo, así como la depreciación del euro, que camina hacia la paridad con el dólar. El aumento del crédito será lento. La razón es que el principal canal de transmisión en la Eurozona es el sistema bancario, todavía parcialmente colapsado por las crecientes necesidades de capitalización que exige Basilea III y por la alta morosidad. Por otra parte, la banca se resistirá a vender los 230.000 millones de deuda pública que acumula en sus balances, por ser activos sin riesgo y de alta rentabilidad, difícilmente sustituibles por el bajo rendimiento y el alto riesgo de los activos privados (bonos corporativos y crédito a empresas). No obstante, en 2015 asistiremos a una leve recuperación del crédito y la actividad económica. El efecto sobre los precios será más lento. A partir del segundo semestre la inflación volverá a ser positiva.

El triunfo de Syriza en las elecciones griegas ha puesto nerviosos a los mercados financieros. Se esperaba un talante más tranquilo y negociador, pero el anuncio, en el primer Consejo de Gobierno, de anular las medidas impuestas por la troika ha sido un golpe inesperado: aumento del salario mínimo a 751 euros, recuperación de la paga extra de los pensionistas, anulación de los despidos de funcionarios y suspensión de la privatización de las empresas públicas, entre otras medidas. En Bruselas se ha interpretado como un signo de injustificada prepotencia e irresponsabilidad política. El enano griego, antes de sentarse a la mesa, le ha atizado un guantazo al gigante europeo, sólo para poner las cosas en su sitio. Como dice el ministro griego de finanzas Yannis Varoufakis, no es nada personal, simple postureo político, antes de ponerse a negociar la reestructuración de la deuda griega. Un comienzo muy esperanzador.

El Consejo Europeo está dispuesto a hablar de alargamiento de plazos, carencia o reducción de intereses, pero en ningún momento de quita de deuda. Sería peligroso por el riesgo de contagio al resto de los socios. El ministro de economía de Irlanda se ha apresurado a sumarse a la iniciativa del Gobierno griego proponiendo una Conferencia Europea para reestructurar la deuda de los países periféricos. No obstante, conviene resaltar que tras la quita de 100.000 millones y la reducción de intereses y alargamiento de plazos que tuvo que soportar el sector privado, el coste financiero de la deuda de Grecia es el 4% del PIB, porcentaje inferior al de Portugal o Italia.

La deuda de Grecia sólo será sostenible si simultáneamente se acometen reformas estructurales. Su Administración Pública es mastodóntica, ineficiente y corrupta. Sus instituciones no funcionan. Su sistema fiscal adolece de una crónica incapacidad recaudatoria. El fraude fiscal es el mayor de Europa. Los mercados de bienes, servicios y trabajo no son competitivos. Su sistema bancario está excesivamente intervenido e insuficientemente capitalizado. Grecia, como Portugal y España, debe esforzarse en ejecutar profundas reformas estructurales si quiere mejorar el potencial de crecimiento de su economía y así poder pagar su deuda. España, como otros países periféricos, ha ayudado a Grecia con 26.000 millones de financiación, a pesar de su elevada deuda y de padecer una tasa de paro del 24%, similar a la de Grecia. Si Grecia no pagara a España, la renta disponible media del ciudadano español se reduciría en 750 euros, a pesar de los bajos salarios y de 1.400.000 familias sin ingresos. La ayuda equivale al importe anual del subsidio de paro, y el salario mínimo español es inferior en un 20% al que propone el Gobierno griego. Es justo que la solidaridad que reclama Grecia sea correspondida con el mismo esfuerzo reformador que han realizado los socios del sur.

Desde el punto de vista económico el anticipo de las elecciones en Andalucía no deja de ser inoportuno. El despegue que se puede producir en 2015, tanto en Andalucía como en España, exige que las administraciones estén con la maquinaria administrativa engrasada y en movimiento. La expansión monetaria, el aumento del crédito, la depreciación del euro, el abaratamiento del petróleo y la reducción de impuestos van a posibilitar que Andalucía pueda crecer entorno al 2,5% en 2015. Las expectativas de los consumidores y empresarios están mejorando. El consumo de los hogares podría crecer el 3%. Y lo más importante, por fin la construcción y la inversión empresarial en bienes de equipo pueden crecer al 4% y 6%, respectivamente. La Junta debe de estar lista y preparada para captar todas las oportunidades de inversión e iniciativas empresariales que se van a presentar este año. El rosario de eventos electorales de 2015 y su dispersión en el tiempo van a dificultar que los gobiernos central, autonómico y municipal estén atentos al crecimiento y la creación de empleo. Si con el adelanto de las elecciones en Andalucía se consigue una mayor estabilidad y gobernabilidad en los cuatro próximos años, habrá estado justificado, de lo contrario habrá sido una decisión en la que el interés político, una vez más, se antepone al de los ciudadanos.

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