carlos salgado romero. coronel de infantería

"Antes del envío de tropas hay que estudiarlo todo con detenimiento"

  • Con experiencia en misiones en Bosnia, Afganistán o el Líbano, este militar analiza desde el Cuartel General de la Fuerza Terrestre de Sevilla la situación candente en Oriente Próximo

El Ejército se ha convertido en un asunto candente de la actualidad política. La colaboración con Francia tras los atentados de París se ha colado en el discurso de los dirigentes y no está de más conocer de primera mano cuál es el estado de nuestras tropas. Del Cuartel General de la Fuerza Terrestre, en Sevilla, dependen las unidades operativas desplegadas en el territorio nacional, excepto Canarias: un total de 42.000 soldados. En la Plaza de España se generan las estructuras para realizar operaciones y se dirige la preparación de sus unidades militares. El coronel Carlos Salgado Romero (Madrid, 1963), de Infantería y diplomado en Estado Mayor, no es un militar de moqueta tras sus experiencias en misiones en Bosnia, Kosovo, Afganistán y el Líbano. Ha pasado gran parte de su vida al mando de la Legión como teniente, capitán y teniente coronel.

-¿Qué grado de capacitación tienen las unidades de la Fuerza Terrestre?

-Nuestras unidades están muy capacitadas para todo tipo de operaciones militares. De hecho, en los años que llevamos en el exterior, no conozco ningún momento en el que se haya visto un fracaso del Ejército español. Cuando uno se compara con ejércitos de nuestro entorno, como Italia o Francia, estamos a la altura en formación, motivación y preparación, y en algunos aspectos incluso mejor.

-España acaba de dejar Afganistán. ¿Cuál es el balance?

-Ha sido una escuela de experiencias militares muy importante. Tenemos un sistema de lecciones aprendidas, de tal forma que intentamos que lo que hemos aprendido allí no se pierda y, cuando tengamos que entrar en un conflicto similar, se puedan aplicar.

-¿Cuáles son las diferencias y las similitudes entre Afganistán y Siria e Iraq, entre Al Qaeda y el Estado Islámico?

-Sugiero que hablemos de Daesh, mejor que Estado Islámico. La situación es diferente. Afganistán es un país reconocido internacionalmente, aunque era un estado fallido, donde la amenaza venía de unos señores de la guerra; los talibanes eran parte, pero había mucho crimen organizado y bandas armadas con intereses no siempre coincidentes con los de Al Qaeda o los talibanes. En Siria y en Iraq está, entre otras facciones, el Daesh, un grupo terrorista que se ha apropiado de un territorio, de sus recursos económicos y pretende ser un estado, aunque no lo es, y ampliar sus fronteras. Su objetivo no es quedarse ahí, incluso quiere llegar a la península ibérica. Tiene una perfecta organización militar y un sistema de captación importante para reclutar terroristas, un aparato de propaganda muy eficaz y financiación económica para disponer de armamento moderno.

-¿Cómo se combate a terroristas que se inmolan?

-Es complicado. En Siria e Iraq hay un enemigo híbrido, que combate mediante acciones terroristas o con tácticas, técnicas y procedimientos militares, pues tienen en sus filas a personal del antiguo Ejército de Sadam Hussein, por ejemplo. Dependiendo de donde actúen hacen una maniobra regulada tácticamente o combaten en Bagdad con suicidas, esa característica de asimetría desmoraliza a las fuerzas iraquíes.

-Hay opiniones que consideran esencial que entren las tropas de la coalición en la región.

-Es mucho más complicado. Oriente Próximo es un escenario complejo y difícil, porque actúan muchas facciones armadas, por ejemplo, las milicias suníes y chiíes, y no sabes qué aceptación van a tener las fuerzas occidentales. No es tan fácil. Tenemos experiencias de todo tipo y hay que sacar las lecciones aprendidas. En este momento no sé si habría que hacerlo o no, desde luego es una decisión política y no nos compete a los militares, lo que sí podemos decir es que hay que estudiarlo con detenimiento.

-Y se asumen más riesgos.

-Las operaciones militares con la aviación y con la Armada son mucho más asépticas. En el momento que metes tropas terrestres, asumes muchos más riesgos. Aunque insisto en que las tropas españolas están muy preparadas.

-¿No se ha tardado demasiado?

-El Daesh ha aprovechado el tirón de unos gobiernos muy débiles, el de Maliki en Iraq y el de Asad en Siria, y el descontento de la población suní con esos gobiernos chiíes. Al final es un problema con un factor religioso relevante. Eso le ha permitido avanzar, aunque en Iraq creo que ya ha llegado a su punto máximo de control de territorio y ahora está estableciéndose en defensiva o perdiendo; además, pienso que los chiíes no lo van a dejar entrar en sus zonas y los kurdos tampoco.

-Otro problema serio es el flujo migratorio que desde hace meses llega a Europa...

-Y tenemos que pensar en lo que puede llegar si la situación se complica aún más. Puedes poner la valla más alta y fortificar las fronteras, pero seguirán viniendo. Donde hay que resolver el problema es en el origen, mediante distintas herramientas, no sólo la militar: económica, educacional, diplomática y con un muy eficaz sistema de empleo de la información. Hay muchas herramientas para ir al origen, que es lo que hace España en todos los teatros en los que actúa. En el Sahel, en los países en los que trabajamos, Malí, República Centroafricana, Senegal y Somalia, tratamos de estabilizarlos y que sean capaces de reducir la violencia a un nivel en que el Gobierno legítimo pueda ejercer sus funciones y que permita su gestión por medio de las fuerzas de seguridad de la nación. Lo mismo que hemos hecho en Afganistán, hacemos en Iraq, formar al Ejército para que luche contra el Daesh.

-La valoración de las Fuerzas Armadas es cada vez mejor para la ciudadanía española...

-Y si nos vieran en las operaciones, sería mayor. La labor del Ejército ha sido exitosa, ha cumplido su cometido de forma brillante y no ha habido ningún gran problema; además, de forma muy austera. El presupuesto de Defensa es de los más bajos de Europa respecto al PIB. También la profesionalización hace que el soldado tenga mejor preparación, mucha más vocación, y la imagen es mejor. Aunque nunca infravaloramos la importantísima contribución del soldado de reemplazo.

-No tiene nada que ver la percepción con la de hace 30 años.

-Vivimos en una sociedad democrática, con un estado de bienestar aceptable y el Ejército tiene parte de responsabilidad. Hemos contribuido y actuamos en los países de origen para salvaguardar la paz y la estabilidad de España. Estamos para lo que haga falta y para garantizar que España siga siendo un país estable, democrático, desarrollado y económicamente fuerte.

-¿España está más amenazada ahora que antes?

-Como todo Occidente. Pero la sociedad española debe estar tranquila, tiene unas Fuerzas Armadas muy preparadas y dispuestas a lo que haga falta; donde nos requieran, iremos. El soldado español está muy preparado y es muy valiente. Lo digo con conocimiento de causa, lo he visto con mis propios ojos. He estado en misiones complicadas en Afganistán en las que mis soldados me han demostrado entrega, valentía y lealtad.

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