La Audiencia Provincial de Cádiz ha estimado parcialmente el recurso de apelación interpuesto por los padres de Juan Holgado -el joven jerezano que fue asesinado en 1995 en la gasolinera en la que trabajaba- contra el auto del Juzgado de Instrucción número 1 de Jerez que acordaba su archivo al considerarlo prescrito. La Audiencia entiende que es "precipitado" ese archivo hasta conocer el resultado de las diligencias "solicitadas y no practicadas".

La Audiencia ha señalado que está conforme con la Fiscalía en la consideración de que "resulta precipitado acordar el archivo" del caso hasta que se conozcan los resultados de las pruebas pendientes, al existir en la actualidad "métodos y técnicas más factibles" que pudieran aclarar los hechos. Contra esta nueva resolución, que juzga en segunda instancia, no cabe interponer recurso alguno.

El letrado de la familia de Juan Holgado y la Fiscalía estaban en contra de la resolución del juzgado jerezano, entre otras cuestiones, porque "esas diligencias ya estaban acordadas antes del auto de prescripción del caso y no se han terminado". Según indicaban, dichas diligencias tienen que ver con "el ADN de un presunto autor" y "de 12 huellas más" que se hallaron en el lugar y que "pudieran dar resultado positivo".

Francisco Holgado, también conocido como Padre Coraje, manifestó ayer que es un día "de enhorabuena", ya que considera que el caso "ha quedado reabierto como era nuestra intención porque hay indicios que apuntan a que hay que seguir adelante con las pesquisas en torno a las últimas personas que fueron investigadas". Además, añadió que "si se consigue llegar a algún punto será estupendo porque no se puede dar por cerrada la lucha".

Como se recordará, Holgado emprendió una marcha a pie hasta Madrid para que el ministro de Justicia le recibiera y diera órdenes a la Guardia Civil para que intentaran averiguar de quién eran las huellas que aparecieron en un envase que uno de los presuntos asesinos de Juan Holgado dejó en el mostrador de la gasolinera donde trabajaba.

El resultado de las investigaciones apuntaron a que dichas huellas se correspondían con las de un vecino de la barriada de La Constancia, cercano al lugar del crimen, apodado El Gata. Se trataba de un hombre que falleció en prisión hace más de una década y que tenía fama entre sus vecinos de ser especialmente violento y conflictivo. No en vano, en una ocasión llegó a mantener retenidos contra su voluntad a un numeroso grupo de boys scouts hasta que la Policía Nacional los pudo rescatar.