"No descarto la abstención si es la fórmula mayoritaria para evitar unas elecciones; una abstención, sí, a mí no me produce urticaria pronunciarlo". Las palabras del secretario de Organización del PSOE andaluz, Juan Cornejo, el pasado día 17, propugnando la abstención de los diputados socialistas para permitir la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno aún resuenan en muchas sedes del partido. Y sin alivio para el picor, fortísimo. Escuece, y mucho, que el Grupo Socialista en el Congreso vaya a posibilitar la repetición de Rajoy como jefe del Ejecutivo. No parece que haya ungüento posible para la erupción en la piel del socialismo de base.

En Chiclana, con una de las agrupaciones del PSOE más importantes en la provincia de Cádiz, la comezón no deja en paz a los militantes. No quieren que sus parlamentarios se abstengan mañana. Así se desprende de la resolución aprobada la noche del miércoles por la asamblea, en la que participaron más de la mitad del censo del partido en la localidad. Con sólo cinco votos en contra y tres abstenciones, la asamblea, en la que llegaron a intervenir 19 personas, dejó claro por amplia mayoría que, pese a acatar la resolución del Comité Federal, "queremos expresar nuestra oposición a un Gobierno presidido por el Partido Popular", lo que es incompatible con una abstención masiva en las filas socialistas. Por ello solicitan a la gestora que permita a "las compañeras y compañeros del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados tengan libertad de voto".

A esta agrupación pertenece Manuel Jiménez Barrios, vicepresidente de la Junta y mano derecha de Susana Díaz en el Gobierno andaluz. Los socialistas de Chiclana incluyeron en su resolución la petición de la convocatoria urgente de un congreso federal extraordinario que elija al próximo secretario general y a una nueva dirección federal, y reclaman para ello la vía de las primarias. Igualmente, se propone que dicho congreso se celebre en un plazo máximo de 40 días una vez que se constituya un nuevo Gobierno de España; es decir, a mediados de diciembre.

Mientras tanto, en Málaga, más de 200 personas asistieron al encuentro convocado por un grupo de militantes, promovido por Ignacio López, en el que expresaron su perplejidad por el rumbo del PSOE y el apoyo, mediante abstención, a la investidura de Rajoy. Empeñados en mantener vivo el espíritu del "no es no", los críticos instaron a recuperar los fundamentos del PSOE en una reunión en la que no ahorraron críticas, unas veladas y otras expresas, ni a Susana Díaz, ni al secretario provincial, Miguel Ángel Heredia.

El encuentro fue arropado por los históricos pata negra del PSOE de Málaga, desde Carlos Sanjuán -secretario general de los socialistas andaluces entre 1988 y 1994- y Enrique Linde, al ex delegado del Gobierno andaluz José Luis Marcos, el ex presidente de la Diputación José María Ruiz Povedano o el ex secretario de política municipal Luis Reina, entre otros.

La mayoría de los veteranos eludieron asumir protagonismo y, a pesar de su gran visibilidad, trataron de permanecer en un segundo plano en una reunión en la que los militantes expresaron su frustración. Rafael Fuentes reinvidicó la celebración inmediata de un congreso, José María Rodríguez recordó que el PSOE se ha quedado "en 20 días sin discurso, sin estrategia y sin líder", y aludió a la "innombrable que aparece y desaparece", en una clara alusión a la presidenta de la Junta y jefa del partido en Andalucía, mientras que Luis Reina bajó el discurso al ámbito local para apostillar que Miguel Ángel Heredia, en su prolija trayectoria como secretario provincial, "lo único que ha hecho ha sido subir a Marisa Bustinduy en un globo".

Diego Martín Reyes, presidente de la gestora de Marbella tras la disolución del Ayuntamiento, destacó la "pérdida de fe, la incoherencia y la traición a las ideas y a la organización" que ha tramado la actual dirección.