Andalucía

Ybarra cambia de patrón

  • La empresa familiar fue fundada en 1842 por un liberal isabelino, que se alejó de las Vascongadas en la primera guerra carlista · Empieza la gestión de la sexta generación

Esta semana se ha producido el relevo en la presidencia de Ybarra, una de las más antiguas y prestigiosas empresas de Andalucía, con una facturación anual de 200 millones de euros. Jaime Ybarra Llosent es sustituido por Rafael Ybarra Gamero-Cívico. Se retira un gran patrón empresarial, que ha trabajado en la compañía familiar durante 47 años, 42 de ellos en primeros puestos directivos. Jaime Ybarra ha protagonizado la internacionalización de su compañía: actualmente más del 20% de su negocio se produce con clientes extranjeros, de 72 países. Hijos de Ybarra es un holding compuesto por diez empresas. La diversificación, su creciente cuota exportadora y las alianzas empresariales son las fortalezas de esta sociedad.

Jaime Ybarra opina que Andalucía tiene en el sector servicios, en particular el turismo, la agricultura y el sector agroindustrial palancas poderosas para afrontar la actual coyuntura. "Tenemos un recorrido importante que hacer en productos manufacturados y no manufacturados, aunque nosotros en particular todo lo que hacemos es manufacturado. Estamos en los mercados internacionales desde hace más de un siglo, siempre con nuestra marca; pero no ha sido hasta hace pocos años que nos hemos consolidado en el extranjero". Hasta hace medio siglo Ybarra sólo hacía aceite y aceituna de mesa, pero ahora está también en salsas, conservas vegetales, vinagre, tomate frito, sofrito, mayonesa o platos precocinados; más de ochenta productos distintos. Su departamento de I+D+i tiene un presupuesto anual superior al millón de euros. Desde 1996 tiene una alianza empresarial con Migasa: crearon dos sociedades en las que ambos tienen el 50 por ciento, Aceites Ybarra y Oleomasía, en las que hay un reparto de papeles para recepción de aceite y envasado. También un sistema de royalty aplicado a cada marca.

El desafío exportador es una de las claves del futuro de la región en opinión de Jaime Ybarra: "Ahora hay más ventajas que nunca; tanto la administración central como la autonómica están colaborando para incentivar al máximo la salida al extranjero. Los empresarios pueden hacer todavía muchísimo más en este campo". Su empresa en concreto tiene muy buenas perspectivas exportadoras en 2009, consolidando los mercados en China, Noruega, México, Estados Unidos y la Unión Europea, o abriendo en Japón y Rusia. La actual es la peor crisis que ha conocido en su medio siglo de gestor empresarial. Y, en su opinión, lo más desalentador de esta crisis "es la incertidumbre; hace tres meses no sabíamos cómo íbamos a estar ahora y no sabemos hasta dónde ni hasta cuándo durará la situación". En todo caso, su receta es "luchar a brazo partido, porque de esta crisis saldremos".

Jaime pertenece a la quinta generación de descendientes de José María Ybarra y Gutiérrez de Caviedes, primer conde de Ybarra. El iniciador de la dinastía andaluza de los Ybarra llegó a Sevilla en el XIX. Era un liberal isabelino que se fue de las Vascongadas para alejarse de las desavenencias que produjo la Primera Guerra Carlista (1833-1840) en su familia. Era muy emprendedor, compró fincas de olivar y creó empresas para comercializar sus productos. Fundó Ybarra en 1842 y fue alcalde de la ciudad de 1875 a 1877. En esa época distinguieron la calidad de su aceite en la Feria Internacional de Filadelfia. Entonces los italianos no eran los dueños del mercado mundial.

La compañía es todavía propiedad al cien por cien de la familia del fundador: unos 200 Ybarra mezclados con otros sonoros apellidos de ascendencia diversa, como Fernández de Córdoba, Maza, Oriol o Domecq. Mientras sus primos vascos emprendieron negocios de banca, altos hornos o electricidad, los sevillanos se dedicaron al negocio agroalimentario, aunque con el tiempo coincidirían. El presidente anterior a Jaime fue su primo Luis Ybarra Ybarra, padre de Rafael, el nuevo máximo dirigente que está tomando las riendas de la empresa en estos días, que ya pertenece a la sexta generación.

Jaime Ybarra (Sevilla 1938) estudió en los jesuitas de Portaceli e hizo perito mercantil antes de iniciarse en la empresa familiar hace medio siglo. Estuvo encargado de los negocios de Argentina, México, Canadá y Estados Unidos. Se casó con Isabel Loring, tataranieta de Jorge Loring Oyarzábal y Amalia Heredia Livermore, descendientes de dos de las familias que convirtieron a Málaga en un emporio industrial en el siglo XIX. Los Heredia, como los Larios, procedían del Valle de Cameros entre La Rioja y Soria; los Loring eran de Boston y los Livermore, ingleses.

En 1967 su empresa nombra a Jaime Ybarra consejero director general. En el 98 es vicepresidente y consejero delegado y desde 1999, presidente. Es hombre muy bien dotado para las relaciones sociales, de los que crean armonía. Y amante de las tradiciones. Hermano de La Candelaria y El Silencio. En alguna de sus debilidades es menos moderado de lo que suele: por ejemplo, fue un currista incondicional y es un sevillista apasionado. Esta semana ha sido noticia por su relevo en Ybarra, pero sigue en activo: a finales de los 90 llegó a la presidencia de Sevillana de Electricidad, poco antes de la fusión en Endesa. En la actualidad preside la Fundación Sevillana y los consejos regionales de Banesto y Sevillana-Endesa.

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