Andalucía

La profundidad de la crisis

  • La enjundia de la remodelación está en la sucesión provocada en Andalucía · Griñán deberá confeccionar un equipo que le otorgue un liderazgo sin tutelas

VISTO lo visto, la profundidad de la crisis de Gobierno anunciada ayer por Zapatero hay que buscarla en la sustitución de Manuel Chaves por José Antonio Griñán en la Presidencia de la Junta de Andalucía.

Los cambios introducidos en el Ejecutivo ponen de manifiesto, en primer lugar, un intento del presidente de fortalecer y cohesionar un Gobierno que ante la crisis está siendo ineficaz y está transmitiendo descoordinación. A pesar de los recelos en el sector económico y financiero, Elena Salgado, una mujer muy afín al inquilino de Moncloa con más perfil técnico que político, garantizará a juicio del presidente esa eficacia de cara a combatir la crisis y el paro y activar un nuevo patrón de crecimiento. Está por ver.

Con Chaves como vicepresidente tercero y ministro de Cooperación Territorial, Zapatero provoca fundamentalmente la renovación en la Presidencia de la Junta de Andalucía, que objetivamente es lo más relevante de la remodelación. Además, sí es cierto que inyecta al Gobierno experiencia y peso político, a pesar de que las competencias sean algo evanescentes. La reforma de la financiación autonómica, atascada por la imposibilidad de Solbes de hallar la solución a la cuadratura del círculo que plantea Cataluña, será el principal caballo de batalla del ya ex presidente andaluz, que se lleva a Gaspar Zarrías como secretario de Estado para que le ayude en la cosa autonómica y, de camino, para allanarle el terreno a Griñán.

La sustitución de Magdalena Álvarez por José Blanco aporta teóricamente más peso político a Fomento, pero lo devalúa desde el punto de vista técnico y económico. Además, Andalucía pierde un filón presupuestario.

En segundo lugar, los cambios suponen una rectificación en toda regla sobre algunas competencias que en el arranque de la legislatura fueron transferidas con poco tino de unos ministerios a otros. Así, Asuntos Sociales, que pasó de Trabajo a Educación, se sitúa en el ámbito de Sanidad con el objetivo de desempantanar la Ley de Dependencia. La Universidad, que se trasvasó de Educación a Ciencia y Tecnología, vuelve a su ministerio originario en un intento por parar las protestas universitarias contra el Plan Bolonia. Los elegidos para cubrir estos objetivos son Ángel Gabilondo, rector de rectores, y Trinidad Jiménez, una malagueña del núcleo duro del zapaterismo.

Otros asuntos bien distintos son el Consejo Superior de Deportes (CSD) y la Secretaría de Estado para el Deporte, que se adjudica directamente el presidente tras incumplir su promesa de darle a esta área rango ministerial en la primera remodelación que acometiera, y la sustitución de César Antonio Molina por Ángeles González Sinde, que buscará sintonizar de nuevo con el mundillo cultural que aupó al actual presidente del Gobierno.

En definitiva, la enjundia de la remodelación de Zapatero, que busca parar la ola electoral que parece que se levanta ahora a favor del PP anunciando un posible cambio de ciclo, está en la sucesión provocada en Andalucía, principal granero electoral del PSOE. Pero a la vez, la sustitución de Chaves deja dudas sobre el liderazgo socialista en dicha comunidad. La escenografía del comité director que designará a Griñán, con Chaves y Luis Pizarro al frente, no es la ideal. En la confección del nuevo Gobierno, el hasta ahora vicepresidente económico de la Junta se juega hacerse con ese liderazgo sin tutelajes. La inteligencia y la experiencia que atesora -y una calidad humana indiscutible- hacen pensar que, en poco tiempo, se ganará un congreso extraordinario que lo sitúe como el líder indiscutible del socialismo democrático en Andalucía y como el candidato del PSOE a las autonómicas de 2012.

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