Andalucía

El efecto controlador

  • Hay colectivos de bomberos, policías, conductores o limpieza que han conseguido privilegios que se resisten a abandonar

Los ayuntamientos tienen problemas de financiación, pero en algunos casos también de organización y remuneración a determinados cuerpos profesionales. Es el efecto controlador. Que su puede aplicar a colectivos muy diversos en ayuntamientos de todo signo y tamaño.

Todos los munícipes consultados han estado de acuerdo en que sería más deseable tener a los bomberos en turnos de ocho o doce horas. Pero lo cierto es que están a turnos de 24 horas, con tres, cuatro o cinco días de descanso posterior, según los casos. Un técnico cualificado considera que lo ideal sería un turno de 10 horas por la mañana y catorce por la noche, con menos gente, porque estadísticamente hay menos siniestros. Pero este colectivo consiguió en el inicio de la democracia un turno privilegiado en las principales capitales de España, Madrid, Barcelona y Valencia, incluidas, y no está dispuesto de renunciar.

"El problema no es sólo salarial, sino de implicación en el trabajo", dice una fuente que prefiere guardar el anonimato. También está la preparación física, imprescindible en este oficio, que es más fácil de mantener con una presencia diaria en las instalaciones.

Francisco Toscano, presidente de la FAMP reconoce que no es posible convencer a los sindicatos para cambiar de régimen: "deberíamos establecer una norma común para toda España. Según el alcalde de Dos Hermanas, el origen del problema es que históricamente se trataba de trabajadores voluntarios, que más tarde se convirtieron en profesionales. Los voluntarios recibían unas asignaciones y se adaptaba su horario para que pudiesen atender el servicio de incendios como un complemento a su trabajo principal. Cuando pasaron a profesionales se mantuvo ese régimen, que ahora ya no tiene sentido.

En los servicios municipales de limpieza de Málaga o de transportes urbanos de Sevilla había una ley no escrita, según la cual tenían prioridad para entrar en la empresa los familiares de los trabajadores. Una costumbre anticonstitucional. Cuando en Sevilla se suprimió esta práctica, hubo una huelga en 2007 en plena campaña electoral. Y la conflictividad en esta empresa no ha parado desde entonces, desde luego por otros motivos. En Tussam hay 1.400 trabajadores con una nómina de 65 millones, lo que sale a una media de 46.500 euros. Los conductores son 900.

Toscano hizo unas declaraciones hace dos semanas, en las que explicaba que hay policías locales que cobran hasta 20.000 euros más al año que colegas de otros municipios. No añadió que en casi todos los casos los policías locales están mucho mejor pagados que los guardias civiles o los policías nacionales, que realizan tareas de mayor peligrosidad.

Hay puestos de confianza o dirigentes de empresas municipales que cobran dos e incluso tres veces más que un presidente autonómico. Estos desmanes se han consentido en virtud de la autonomía de las corporaciones locales, pero Toscano propone normalizar esas situaciones, aprovechando el ajuste propuesto por el Gobierno.

En el mismo paquete, al presidente de la FAMP se gustaría incluir mecanismos objetivos para acabar con los desequilibrios retributivos. Así los sueldos de los alcaldes estarían en función de la población de sus municipios. Y los regímenes laborales de bomberos, policías, limpieza o transportes urbanos se regirían por las mismas normas nacionales. Así se acabaría con el efecto controlador.

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