De libros

Una visión del mundo

  • Siruela publica 'Noticias de Berlín', fruto de una visita de Cees Nooteboom a la capital alemana aún dividida de 1989, y de otras posteriores a la caída del Muro.

Noticias de Berlín. Cees Nooteboom. Trad. M. C. Bartolomé, P. J. Van de Paverd y María Condor. Siruela. Madrid, 2014. 396 páginas. 24,95 euros

Las presentes notas y observaciones de Cees Nooteboom parten de una estancia inicial en el Berlín de 1989, completada con posteriores visitas a la nueva capital de la Alemania unificada. Como el lector no ignora, el año de 1989 finalizó con la demolición del Muro de Berlín, penúltimo vestigio de la Guerra Fría, trayendo de paso el inesperado asunto de la reunificación del país, cuya proximidad suscitó los recelos, no sólo de los propios alemanes, sino de una parte de Europa que contempló con estupor la emergencia de un viejo coloso, que había determinado, hasta límites inimaginables, la historia del XX. El gran historiador Eric Hobsbawm llamó acertadamente "siglo corto" al periodo comprendido entre julio de 1914 y noviembre de 1989. Con la caída del Muro, pues, se clausuraba el más celérico y abominable de los siglos, y se abría paso el tímido, el controvertido sueño de la unidad europea.

Uno de los aciertos de este libro es, por tanto, el dilatado testimonio que ofrece sobre un hecho significativo de la historia reciente. Un testimonio, por otra parte, ofrecido por un espectador foráneo, cuya mirada no es, sin embargo, la mirada de alguien ajeno a la historia alemana. La literatura de Nooteboom, como antes la de Leigh Fermor, y mucho antes la de Stendhal, la de Goethe y toda esa larga y caudalosa tradición de escritores-viajeros que principia, modernamente, con el Gran Tour de Francis Bacon, se distingue por ser una escritura memorística, y en consecuencia, una literatura donde el aspecto cultural y el precedente histórico vienen en apoyo de una realidad fluctuante. Quienes hayan leído El desvío a Santiago de Nooteboom sabrán ya del notable conocimiento de nuestro país que el escritor holandés exhibe en sus páginas. Otro tanto podemos decir de estas Noticias de Berlín, donde a la faceta testimonial de aquella hora (el infortunio y el mutismo del Berlín oriental, la despreocupada opulencia del Oeste), se suman los numerosos hitos de un pasado que prefiguran, que condicionan de algún modo a la Alemania derrotada en 1945: Federico el Grande, Luis I, el emperador Guillermo II, Bismark, la República de Weimar, así como una profusa iconografía, que va desde el Wallhala de Von Klenze al monumento a Arminio en el bosque de Teoteburgo. A esto cabe añadir una línea de pensamiento que arranca en Hamann, continúa en Herder y llega al Blut und Boden, la sangre y la tierra de Martin Heidegger y a La decadencia de Occidente de Oswald Spengler.

En este sentido, una de las apreciaciones más estimables de Nooteboom, hecha al comienzo del libro, es aquélla que se refiere a una terrible paradoja, que toma cuerpo al cruzar a Berlín Este en 1989. Traspasado el Check Point Charlie, la utopía futurista, el sueño tecnológico y fabril del comunismo, remitía ineludiblemente al pasado. Y no ya porque el comunismo -y el nacionalismo- fueran ideologías del siglo XIX, sino porque sus logros, su realidad vital, devolvían al visitante a una Europa preterida y escasa. Por otra parte, será esa escasez, el lapso económico entre una y otra parte de Alemania, el que suscite mayores suspicacias ante la reunificación, tanto por el coste de la empresa, considerado muy gravoso por los habitantes del Oeste, como por la adopción de un nuevo modo de vida para los habitantes del Este.

A esta reticencia de carácter económico hay que sumar una reticencia, otro miedo aun mayor, como era el miedo de los propios alemanes a una Alemania nueva y poderosa. Quiere decirse, pues, que la caída del Muro, celebrada hoy como un acontecimiento puntual y exento de claroscuros, supuso un dramático avivamiento del pasado, y la revitalización de fantasmas que la Alemania de posguerra había diluido en una confortable prosperidad económica. Quizá el mayor atractivo de estas Noticias de Berlín resida ahí, en hacernos patente, una vez más, aquel drama. Un drama (el de toda Europa) en el que, a la desconfianza entre iguales, se unió el temor sobre el nuevo papel de la potencia germana. Que aun así se llevara a cabo la reunificación es uno de los logros más extraordinarios de la Historia reciente. Nooteboom, refinado europeísta, no deja de subrayar esta laboriosa y feliz anomalía.

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