Matilde Asensi. Escritora

"Para ser realmente libres sólo nos queda la incertidumbre"

  • Con más de un millón de copias vendidas de la primera parte, la escritora vuelve a las librerías con 'El regreso del Catón', novela publicada por Planeta.

Hace casi quince años Matilde Asensi (Alicante, 1962) revolucionó a los lectores con El último Catón, un relato de aventuras en el que la hermana Ottavia Salina, paleontóloga de prestigio internacional, se embarcaba junto al capitán de la Guardia Suiza del Vaticano y un profesor del Museo Grecorromano de Alejandría en la búsqueda de los últimos restos de la Vera Cruz. Ahora los personajes vuelven a la acción en El regreso del Catón para intentar resolver un misterio del siglo I de nuestra era, lo que le sirve a la autora para reflexionar sobre el valor de la verdad y el poder de quien escribe la historia.

-¿Qué es lo que había quedado abierto para que catorce años después haya retomado la historia?

-Nada. Estaba todo más que cerrado por los siglos de los siglos. Pero luego existe una cosa llamada lectores obsesivos paranoides, que son como un grupo de zombies que avanzan por una oscura calle gritando CatónCatón... Para la promoción de mi último libro la editorial me ofreció hacerme cargo de mis redes sociales y ahí fue cuando me llevé la sorpresa, que eran adictos, lo necesitaban. Después de mucho sopesarlo decidí que era el momento de volver a escribir.

-¿Y ha sido difícil continuar con la historia si usted ya la había dado por concluida?

-No. Lo primero que hice fue leérmelo. Llevaba sin tocarlo desde su publicación, pues cuando acabo mis libros siempre estoy harta de ellos. Los voy leyendo y corrigiendo a medida que escribo, así que para cuando llega la fecha de salida ya los tengo más que memorizados. Me daba un poco de pereza volver a leerlo, porque ya sabía cómo acababa (ríe), pero en cuanto lo cogí me enganché y entendí lo que les pasaba a mis lectores. Hubo muchas cosas que me gustaron y me sorprendieron y además me sentí muy cómoda con la voz de Ottavia, vi que podía retomarla. Sólo me quedaba el tema. Si en la primera parte iban en busca de reliquias no podía ponerles ahora a buscar un tesoro en el Caribe... Les pegaba un tema religioso y resulta que tenía uno perfecto para ellos.

-El tema es la búsqueda en Nazaret de un sepulcro con los retos mortales de Jesús y su familia. ¿Pero cómo se le ocurrió escribir sobre esta idea?

-Las ideas son como los sueños, si no las apuntas, las pierdes. Ante esa posibilidad, lo que voy haciendo es anotar todo lo que pienso en una moleskine, y ahora también en las notas de voz del iphone, porque si la idea me pilla por la calle es lo más rápido. Un día revisando todas mis notas me di cuenta de que ahí estaba: ¿qué pasaría si encontraban los huesos de Cristo? Me lancé a por ella.

-Esa es la trama principal del libro, pero de fondo hay una lucha de poder en el seno de la Iglesia.

-No exactamente de la Iglesia. La lucha que quiero reflejar es una que ocurrió en el siglo I d.C., un enfrentamiento que hubo entre los apóstoles, quienes sí conocieron a Jesús, y Saulo de Tarso, conocido como San Pablo, que sin haberle conocido se apodera de su figura y codifica el Cristianismo. Jesús fue muy diferente a como lo retrató Saulo. No predicaba a gentiles, no entró en ciudades romanas ni nunca dijo que fuera Dios, sino que se refería a sí mismo como hijo de Dios, que dentro de la tradición judía tenía un significado muy diferente. Saulo se impuso, su versión prevaleció sobre la de los apóstoles y de hecho los evangelios se escribieron ya bajo la teología paulina. Ésta es la lucha interesante, la de cómo gana quien no había visto en su vida al Mesías y crea una religión que llega a ser la religión del Imperio, mientras que los apóstoles que siguen vivos pasan a ser la herejía.

-Siguiendo con esta idea, al comienzo de su libro reflexiona sobre la relación entre historia y verdad y escribe: "Tener siempre presente que las herejías [...] son tan ciertas como las ortodoxias y que, además, nunca intentaron imponerse por la fuerza o el miedo. Por eso perdieron".

-Ese primer párrafo me salió un poco visceral, casi del alma. Aunque tuve una educación católica, soy atea. No tengo ningún tipo de fe, pero respeto profundamente las creencias de los otros, e incluso mis personajes terminan con su fe intacta. Cuando empecé a leer me di cuenta de que las cosas no eran como me las habían contado. En misa hacían una reconstrucción coherente de los evangelios, pero cuando acudes a ellos descubres que no coinciden ni por casualidad, ni siquiera en algo tan relevante como la resurrección. Y entonces te preguntas... ¿Qué es la verdad? Dijo Jesús: "La verdad os hará libres". Pero añado yo: "Sí, pero la verdad la escriben los vencedores, así que, para ser realmente libres, sólo tenemos la incertidumbre, la desconfianza y la duda". Moverse en terreno de grises es lo que nos hace libres, no entre el blanco y el negro.

-Si ha habido una segunda parte de El último Catón, a pesar de que hubiese terminado... ¿Cree que podría ocurrir con alguna de sus otras novelas?

-No lo sé, esto es algo que sólo he hecho una vez y no sabía que iba a tener tantas peticiones de nuestros oyentes, como dicen en la radio. (Ríe) ¿creéis que todo esto es a la carta?

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