Espanyol-Granada CF

Nolito rompe con el pesimismo (0-1)

  • Un golazo del sanluqueño pone fin a más de dos meses y medio sin ganar La victoria sirve para que los rojiblancos continúen fuera de los puestos de descenso El Espanyol apenas inquieta a Roberto

Una falta magistralmente ejecutada por Nolito rompió la pésima dinámica que databa del 10 de febrero, fecha del anterior triunfo del Granada, que fue en La Coruña ante el Deportivo. Desde entonces, los rojiblancos no sabían lo que era sumar tres puntos de una tacada. 

 

Parece que a los de Lucas Alcaraz les bastó con dormir el sábado en posiciones de descenso para reecontrarse con una victoria que, hay que repetir, no se saboreaba desde hace más de dos meses y medio y que corta de raíz el pesimismo que se había instalado, no sin razón, en el granadinismo. Los puntos no sólo sirven para eludir los puestos 'coloraos' de la tabla, sino que generarán confianza en un tramo final de Liga en el que, sin duda, se va a sufrir hasta la misma conclusión.

 

El enfrentamiento ante el Espanyol pareció una continuidad de lo ocurrido ante el Valladolid hace ocho días. Porque donde las tomaron, las dieron. Si entonces se perdieron dos puntos por una falta transformada por Ebert, ayer se ganaron tres gracias a otra magistral, y de igual factura, que llevó la firma de Nolito. No obstante, a diferencia del encuentro ante los vallisoletanos, que tuvieron demasiada suerte, los granadinistas hicieron su partido y pusieron el énfasis adecuado en cada momento: marcaron cuando debieron hacerlo, defendieron con orden y acierto en los momentos de más agobio y todos trabajaron a destajo durante los 90 minutos. No hubo despistes y sí mucha concentración.

 

Para este choque, Alcaraz sacrificó esta vez a Ighalo. En su lugar, el técnico optó por Brahimi, con el propósito de fortalecer mas su centro del campo. Como referencia en ataque situó a El Arabi.

 

Conscientes de lo mucho que había en juego, los rojiblancos salieron con la intención de llevar la iniciativa o, por lo menos, con la pretensión de no ser acorralados a las primeras de cambio. Un disparo lejano y desviado de Mikel Rico fue la primera acción ofensiva del Granada (3'). Los de Aguirre, por su parte, pronto dieron muestras de su velocidad, como en un contragolpe que cortó Roberto. El meta tuvo que salir muy lejos de su área para despejar un balón en profundidad que buscaba Sergio García. Poco después, Javi López culminó en el área una rapidísima jugada colectiva de los locales, aunque el lateral remató alto (8').

 

Con alternativas en la posesión, al cuarto de hora el choque se ralentizó, aunque eran los españolistas los que manejaban el balón con más sentido que peligro. El paso de los minutos no fue benévolo con los rojiblancos, cada vez más obligados a defenderse de las acometidas locales. Además, las salidas desde atrás de los granadinistas estaban casi siempre lastradas por las excesivas prisas y la escasa precisión. Sobre la media hora de juego, el dato dato positivo era que el Espanyol jugaba, pero sin alterar el pulso a los seguros defensores rojiblancos. El principal contratiempo hasta entonces fue el pelotazo que se llevó en el rostro Diakhaté, que quedó grogui durante unos minutos.

 

Poco después se produjo una jugada semejante a la que se vio en Los Cármenes hace una semana. Torje fue derribado en la frontal del área. Nolito, al más puro estilo Ebert, sacó la falta para alojar el balón en la red. Casilla bastante hizo con quedarse quieto para no perderse detalle de como el esférico limpió las telarañas de la escuadra. Sin alardes, el Granada se había adelantado en el marcador (37'). 

 

Reaccionó el Espanyol con su primer remate entre los tres palos. Una falta desde la izquierda la cabeceó Héctor Moreno. Roberto tuvo que intervenir para desbaratar el peligro. 

 

Tras el descanso, el Granada volvió al césped con la difícil misión de hacer valer el golazo de Nolito. Y con más dinamismo empezó el segundo tiempo. Los rojiblancos vieron más huecos para salir a la contra ante unos blaquiazules que buscaban el empate. Roberto despejó de puños la primera acometida local (4'). 

 

El Granada, por su parte, se plantó varias veces en el área de los catalanes, pero sin encontrar ese último pase que diera valor a la jugada. En una de ellas,  Nolito conectó con El Arabi, que intentó sorprender a Casilla desde la frontal, pero su chut, bien colocado, resultó demasiado blando (56'). En el otro lado del campo, Stuani se hacía notar más de lo deseado. Poco después, a Mikel Rico le faltó puntería en un cabezazo tras una falta botada por Torje (59'). Al cuarto de hora, los visitantes habían rematado más que  en el primer tiempo. 

 

El ritmo se aceleró y el balón comenzó a ir de un lado a otro. Nada que ver con los primeros 45 minutos. Baena, con un disparo lejano y desviado (63'), abrió unos minutos de acoso españolista que los defensores rojiblancos amortiguaron con orden, colocación y, sobre todo, eficacia.

 

Movió  ficha Alcaraz al dar entrada a Ighalo en lugar de un Brahimi que se había desfondado. El nigeriano acompañó en la punta de ataque a un El Arabi que, además, trabajaba en la contención y ayudaba, incluso, a la retaguardia. Porque el Espanyol apretó. Aunque los de Aguirre no se prodigaban en ocasiones de peligro, tuvieron una clara en un centro de Stuani desde la derecha al área chica que Diakhaté, primero, impidió el remate de un local y Mainz, después, despejó cuando el balón se iba dentro de la portería de Roberto (77'). El susto fue mayúsculo.

 

Sobrepasada la media hora del segundo acto, el Espanyol se lanzó definitivamente a por el empate. Y el Granada supo sufrir. A falta de diez minutos, Stuani enganchó una volea tras un pase largo y en diagonal de Verdú. El remate, al palo corto y por bajo, se topó con una buena parada de Roberto, que demostró grandes reflejos. 

 

Con el reloj como aliado, los últimos minutos fueron un continuo hostigamiento de los blanquiazules, pero se encontraron con una defensa granadinista muy atenta que, contó además, con la ayuda sacrificada del resto de las líneas del equipo.

 

Y lo que son las cosas. Con el Espanyol totalmente volcado, el Granada gozó, en el último suspiro, de las ocasiones más claras que bien pudieron significar algún tanto más. Primero, en una buena jugada llevada por Aranda, que había suplido a Ighalo.  El malagueño se la puso al nigeriano, cuyo disparo seco fue enviado por Casilla a córner. En el saque de esquina, nuevo alarde de Aranda, que contó con la colaboración de Ighalo para hacer llegar el balón a Nolito, que no supo resolver. En ese momento el colegiado pitó el final, que se celebró por todo lo alto.

 

Ayer, el Granada dio un gran paso. Aún quedan cinco partidos y otros pasos que dar. Pero se afrontarán con otra cara.

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