De chapeau las 15 primeras jornadas del Eibar (20 puntazos), el Málaga (27) y el Villarreal (27). Son los equipos que más optimizan sus recursos. Y en la jornada recién concluida, los focos han girado hacia el denominado submarino amarillo. Altísimo honor es hoy ganar en el Calderón, una de las plazas más duras de todo el continente. Nada menos que 27 partidos de Liga encadenaba el campeón sin morder el polvo allí. Desde el 13 de mayo de 2013. Entonces fue en un partido intrascendente, con el Barça ya campeón y el Atlético metido en Champions. Más mérito tiene lo que el domingo hicieron los alegres pipiolos de Marcelino García Toral.
La victoria ante los espartanos de Simeone tiene para los castellonenses un valor añadido: los termina de convencer de que esta temporada sí que pueden dar el salto que no fueron capaces de dar en la pasada, la de su reingreso en Primera. Entonces, el Villarreal arrancó con muy buen son. Tan bueno fue que, transcurridas las primeras quince jornadas, incluso atesoraba un punto más que hoy: 28 por 27. A estas alturas estaba a sólo un punto del cuarto, el Athletic, pero acabó la Liga sexto a diez puntos de los vizcaínos. A su primera vuelta de 34 puntos le siguió una segunda de sólo 25. Los intangibles, lo que no se refleja en el negro sobre blanco de los periódicos, apuntan a que esta versión 2.0 del Villarreal de Marcelino en Primera va a ser más regular, más fiable.
Y fuera de casa, su cosecha ha sido magnífica, con cuatro victorias (Atlético (0-1), Celta (1-3), Córdoba (0-2) y Levante (0-2), tres empates ante Eibar (1-1), Espanyol (1-1) y Granada (0-0) y una sola derrota, en Sevilla (2-1). Pudo ser incluso mejor, casi inmejorable, si en Cornellà y el Sánchez-Pizjuán hubiera mostrado más oficio en los últimos minutos, momentos en los que los periquitos empataron (89', Colotto) y los sevillistas incluso remontaron, con dos tantos en los minutos 88 y 93 (Denis Suárez y Bacca). Esa falta de cochura resultó definitiva para que a los amarillos se les escaparan puntos vitales la pasada temporada. Es el inconveniente de contar con un once que suele rondar los 25 años de edad media, en el que el líder de la defensa, esta temporada lastrado por las lesiones, es un argentino de 24 años, Mussachio.
Los hombres más veteranos y llamados a tirar del carro son Bruno (30 años) y sobre todo Cani (33), que fueron las piezas básicas del ascenso, pero el ex zaragocista apenas está jugando. Es el medio centro, con un nivel y una regularidad apenas reconocidos, el eje sobre el que gira el juego. Él marca el paso junto con la pausa y la calidad de Trigueros (23). Y los retoños bailan y bailan, en un fútbol moderno y dinámico de permutas y un altísimo ritmo.
Cheryshev (21 años) parte de la izquierda, pero suele irrumpir en el área a rematar (3 tantos). Tres imberbes como Vietto (21), Moi Gómez (20) y Gerard Moreno llaman la atención con su movilidad y capacidad goleadora: 5, 4 y 2 goles, respectivamente, sin haber gozado de muchos minutos. El trío garantiza rendimiento y alternativas para dos puntas consagrados que suelen rondar la enfermería, Uche y Giovani. El poder ofensivo lo completan dos laterales que están cuajando una gran Liga, Mario Gaspar y Jaume Costa.
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