Deportes

Cuatro entrenadores mediante

  • El Granada nunca había usado a tantos técnicos en Primera División

La temporada ha estado marcada, de una forma u otra, por los entrenadores. Nunca antes, el club rojiblanco había tenido tantos en una misma temporada en Primera División: Joaquín Caparrós, Joseba Aguado, Abel Resino y José Ramón Sandoval. Todos, salvo el preparador del filial, han dejado su impronta en el equipo. De forma más o menos afortunada, claro.

Caparrós era el nombre del técnico que iba a marcar un antes y un después en el club rojiblanco. Y ha estado a punto de hacerlo, pero para lo malo. Ríos de tinta corrieron tratando de saber cómo iba a construir el sevillano el proyecto más equilibrado, pero quizás más falto de calidad, del Granada tras su ascenso en 2011. La gran pretemporada del equipo, que no perdió ningún partido y ganó los dos disputados en la gira por Alemania levantó a la hinchada, que tras el buen comienzo de Liga, con el equipo en la parte alta de la tabla, creyó en cosas importantes para este año. Pero empezaron a llegar las derrotas, los empates en partidos factibles para haber ganado. Pero sobre todo, a Caparrós le hundió su sistema de juego. No cuajaron los dos delanteros. El Arabi y Jhon Córdoba nunca congeniaron, jugaban lejos de la portería contraria, y encima el equipo no enamoraba. Al revés, se pertrechaba cerca de su portería y, aún así, perdía. Además, poco a poco perdían importancia para el sevillano los jugadores importantes del equipo. En especial Rochina, que aunque estuvo mucho tiempo lesionado, el estilo de Caparrós chocaba con su forma de jugar. El mismo caso le sucedió con Javi Márquez. Las cabezonerías con futbolistas claramente inferiores de categoría como Sissoko encendieron a la afición en la recta final de su mandato.

Pina le mantuvo pese al desastre en Córdoba para, al final, terminar destituyéndolo tras el empate contra el Getafe. Dos victorias, ocho derrotas y ocho empates, su triste balance.

Luego llegó la anécdota de Joseba Aguado, que actuó por única vez en el Calderón. Y el Granada dejó buena imagen, pero perdió. El turno pasó a ser de Abel. Un viejo conocido por el granadinismo que ya dirigió al equipo en 2012. Y como reza el dicho, segundas partes nunca fueron buenas. El toledano empeoró los números de Caparrós (dos victorias y cinco empates), pero al Granada le ha bastado con los buenos minutos y la intensidad mostrada en el empate contra el Deportivo. La etapa de Resino estuvo marcada por cuatro partidos. La dolorosa derrota contra el Levante cuando el equipo ganaba a cinco minutos del final, el 9-1 encajado en el Bernabéu, el empate en el 94' en casa contra el Celta, y por último el 1-2 contra el Espanyol que acabó con él. Además, ni el juego daba seguridad ni supo sacar jugo a los buenos jugadores. Tanto que mantuvo a El Arabi en la grada y señaló a otros como Rochina y Piti.

Pina buscó un cuarto entrenador, una medida desesperada y Sandoval le descolgó el teléfono. Quedaban cuatro partidos y el madrileño aplicó lógica. Le dio la oportunidad a jugadores defenestrados por los técnicos anteriores y dio resultado. Tres victorias y un empate para la permanencia, mostrando una versión ofensiva y sin ataduras, a excepción del choque de ayer. El Arabi marcó, Rochina se desmelenó, Piti hizo su trabajo y se descubrió que el lateral zurdo era Juan Carlos. Las cosas, fáciles.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios