teresa perales. nadadora paralímpica

"No soy un mito, mi historia sólo debe transmitir que todo es posible"

  • La aragonesa, leyenda del deporte español con 22 medallas en Juegos Paralímpicos, se prepara para Río de Janeiro en Sierra Nevada con el reto de lograr, al menos, tres oros más

Teresa Perales, experta en romper clichés. No es el título de ninguna película ni el del último reportaje sobre el olimpismo español de un número de una revista deportiva, pero bien podría ser el rótulo que defina la vida y trayectoria de la nadadora paralímpica maña. Ser una leyenda del deporte no le impide tener otras inquietudes. Perales es el vivo ejemplo de ello, la personificación del 'prohibido rendirse' que muchos de sus compañeros de profesión han asumido como particular leitmotiv. Con 40 años y después de un póquer de participaciones en Juegos Paralímpicos con 22 medallas en tales citas, las más prestigiosas para cualquier deportista -seis oros y otras tantas platas-, no para. Ya mira con anhelo al próximo verano, para lo que se prepara estos días en Sierra Nevada. En el horizonte, Río de Janeiro, su participación número cinco en esa gran competición. Y ya sabe lo que el refranero dice del quinto...

-¿Cómo lleva la preparación para los Juegos de Río?

-Cada vez con más ganas, sobre todo, porque cuando veo el teléfono y miro los días que quedan, que te los voy a decir... (saca su móvil y comprueba un contador que tiene marcado). Quedan menos de 150, exactamente 146. Ahora que ya ves el objetivo más cerca parece que entrenas con más ánimo y más motivación; pienso 'venga, que este metro tengo que ir a tope... ¿Y si de esto depende la medalla?'. Y así estoy (Risas).

-Atrás, tres semanas en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada -la nadadora vuela el lunes hacia Madrid para, un día después, poner rumbo hacia los tests de aproximación, ya en Río de Janeiro-. ¿Por qué este lugar para entrenar?

-Porque Sierra Nevada me ofrece muchas cosas y muy diferentes a las de otros centros de alto rendimiento. Para empezar, lógicamente, la altura. Entrenar a más de 2.300 metros funciona y es algo que yo ya he comprobado. Tienes más glóbulos rojos y eso viene muy bien para competir porque te sientes mucho más fuerte. Además, son unas instalaciones muy cómodas y muy accesibles: tienes dormitorio, comedor y parte deportiva sin ni siquiera tener que salir a la calle... Te lo pone todo mucho más fácil.

-¿En cuántas pruebas participará?

-Participo en seis. Hasta hace poquito, me planteé participar en alguna más, pero no. Aunque en todo lo demás me está yendo muy bien, me están saliendo fatal los entrenos en braza (suspira). No tengo buenas sensaciones y la decisión de nadar en seis está prácticamente tomada ya. O me llevo una gran sorpresa en el Europeo dentro de unas semanas o nadaré sólo seis pruebas individuales.

-Y el reto, el oro...

-El reto es, al menos, un oro. No obstante, yo intentaré obtener medalla en todas y, luego, ya veremos lo que pasa.

-Después de 22 medallas paralímpicas y de otras 17 en campeonatos del mundo, ¿sigue sintiendo cosquilleo en el estómago antes de competir?

-Sí. Sí porque ya estoy metida en este 'fregado' y, no es que no me quede otra, es que es justo lo que quiero. Para mí, lo de entrenar es, únicamente, el paso previo para competir. Yo lo que quiero es competir y lo que me gusta es ganar. No me pasa nada si no gano, pero amo competir.

-Sus cifras abruman, ¿cómo se motiva para continuar con hambre de éxito?

-El secreto es buscar excusas en positivo. Cada vez tengo una excusa diferente, la de ahora es una superbonita que es mi hijo. Quiero verlo en la grada gritándome '¡mamá, campeona!' (risas) y quiero regalarle medallas. Sin más, es así de simple, así de tonto pero así de bonito.

-¿Superar a Michael Phelps en metales en unos Juegos es un objetivo?

-Es algo que está ahí, estaría bien por aquello del titular para los periodistas, que os vendría muy bien (risas). Ese que dijera 'La Sirenita del Ebro supera al Tiburón de Baltimore' estaría muy chulo, pero no es lo que busco. Me centro en ganar seis medallas, que son las pruebas que voy a ganar y las quiero, independientemente si supero o no a Michael.

-Veo que no le pesa la presión…

-De momento, no, pero, cuando esté allí, ya verás, ya... (risas). Luego empiezas a pensar que para qué habré dicho que quiero ganar seis medallas y no que simplemente quiero participar y llegar a finales... Pues no, es así, me va la presión (risas).

-¿Cuánto influye en el éxito de un deportista la mentalidad, el estar limpio de cabeza? Su entrenador afirma que la suya es privilegiada...

-Normalmente, te diría que un 60-40 por ciento; y, cuando te haces más mayor, incluso, un 70-30 por ciento a favor de la cabeza. El cuerpo lo intentas mantener pero es la mente la que determina, la que consigue que des un poquito más durante tanto tiempo.

-¿Se siente un ejemplo para los demás? ¿Una leyenda o un mito?

-No, yo me siento una nadadora que lleva muchos años. Lo de llamarme leyenda es una forma de llamarme vieja también... (risas) Quizá, tengo una historia que es un poco diferente porque he conseguido muchas medallas, pero mi historia sólo tiene que transmitir que todo es posible, que si trabajas y que si te esfuerzas puedes lograr lo que quieras. Es una historia que dice: '¿Por qué no soñar a lo grande? ¿Qué problema hay? ¿Por qué no intentar conseguir que el sueño se haga realidad?'... Esa es mi vida.

-¿Cómo ve el estado actual de la natación?

-Tenemos una gran nadadora a la cabeza de todo que es Mireia Belmonte y espero que consiga ese o esos oros en los Juegos Olímpicos y que nos haga disfrutar junto al resto de nadadores. Creo que tenemos buen plantel y que las cosas se hacen bastante bien. A nivel paralímpico, llevamos un gran equipo y vamos a conseguir un montón de medallas, por lo que pienso que gozamos de buena salud.

-La relación entre metales en el deporte paralímpico español y las ayudas públicas es inversamente proporcional. ¿Les falta apoyo?

-Sí... Falta apoyo a nivel institucional, falta un 'pelín' más de apoyo a nivel mediático... Esto es el pez que se muerde la cola, cuanto más conocimiento generas, más interés generas; y cuánto más interés generas, un nivel más alto de atracción puedes llegar a lograr. Un poquito más por parte de todos estaría bien, aunque es cierto que desde Pekín y, especialmente, desde Londres, ha habido un cambio muy grande. No obstante, quiero que ese cambio sea aún más grande. Quiero vivirlo antes de retirarme (risas).

-Deportista de élite, escritora, política, profesora de la Universidad de Zaragoza… Incluso, actriz, ¿le queda alguna faceta por explorar?

-Seguro, pero no se me ha ocurrido todavía (risas). Seguro que alguna saldrá...

-Su segundo libro se titula La fuerza de un sueño. ¿Cuánto de fuerza y cuánto de sueño hay en su trayectoria?

-(Suspira) Mucho de las dos cosas. El sueño es lo primero, es el germen de todo, es la bombilla que se enciende. Luego, la fuerza es la que hace que toda la motivación que tienes y todo lo que tú sueñas se ponga en práctica y empieces a trabajarlo de verdad. Yo creo que una cosa lleva a la otra.

-¿Su mejor recuerdo como deportista?

-Conforme pasa el tiempo, más claro lo tengo: la última medalla que logré en Londres fue muy determinante en mi mente, sobre todo porque la gané con la cabeza. Tenemos que dedicar más tiempo a esa inteligencia emocional que tenemos y trabajar esa parte mucho más de lo que lo hacemos porque luego da muchos resultados.

-¿Cómo decidió hacerse nadadora?

-Empecé tarde y porque surgió. La verdad es que fue una casualidad, no lo pretendía. Simplemente, me metí en la piscina y me gustó. Me atrajo la libertad que me dio, eso de no necesitar la silla ni nada y, luego, me pusieron un cronómetro delante y apretaron el botón (suspira y ríe). Y ya está. Cada vez iba bajando más y más de tiempo, me fui picando, y hasta ahora.

-Siempre dice que lo más duro de esto es estar lejos de los suyos...

-Es lo más duro, sin lugar a dudas.

-¿Más que el entrenamiento?

-Sí, mucho más. El entrenamiento es una dureza física, también mental, claro, pero algo más momentáneo. Sin embargo, la separación, el estar sin ver a mi niño 24 horas hoy, 24 horas mañana, 24 horas al otro día... Y así todo este tiempo... Son muchos días fuera de casa, eso es muy duro. Inevitablemente, en algún momento se me viene a la cabeza si de verdad merece la pena todo y llego a pensar que, quizá, sea mala madre o algo. Luego se me pasa rápido porque pienso en todo lo que le estoy enseñando, que creo que también es muy importante. Él está bien, muy cuidado y es muy querido. Hablamos todos los días un mínimo de media hora por el ordenador, o sea que, en la distancia, estamos cerca.

-¿Con qué resultado se sentiría satisfecha en los Juegos?

-Quieres que me moje del todo... (risas). Esto es lo mismo que preguntarme que qué voy a ganar, ¿no? (risas).

-Sí, en otras palabras...

-Satisfecha me iría, y sería de chapeau, con tres oros. En las otras tres pruebas me da igual el color de la medalla. Tres oros sería... (suspira). Es muy difícil, muy, muy, muy, difícil, pero, oye, como soñar es gratis... Ahí lo dejo.

-¿Cambiaría algo de su vida si pudiese?

-No, afortunadamente, no. No me arrepiento de nada que haya hecho. De lo que más me arrepentiría sería de no haber intentado algo y, como hasta ahora, todo lo que me he propuesto lo he intentado... Uno se tiene que sentir siempre orgulloso.

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