Economía

Abengoa remodela su cúpula tras la dimisión de Manuel Sánchez Ortega

  • El primer directivo de la filial americana, Santiago Seage, asume el cargo de consejero delegado y es sustituido a su vez por el responsable de la división de Bioenergía, Javier Garoz.

El hasta ahora consejero delegado de la multinacional andaluza Abengoa, Manuel Sánchez Ortega, ha dimitido "por razones estrictamente personales", según informó la compañía ayer a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En su lugar, la firma ha nombrado a Santiago Seage Medela -hasta ahora primer directivo de la filial estadounidense, Abengoa Yield- nuevo consejero delegado con categoría de consejero ejecutivo. Y, a su vez, ha designado a Javier Garoz como consejero delegado de Abengoa Yield. Garoz desempeñaba hasta ahora la función de consejero delegado de Abengoa Bioenergía y era además consejero de la filial norteamericana.

 

El cambio se produce meses después de las dudas surgidas entre los inversores respecto a la deuda -posteriormente aclaradas- y con la compañía inmersa en un profundo proceso de transformación. Los analistas consultados por Efe creen que esta remodelación en la cúpula no supone un cambio sustancial para Abengoa, que mantiene al resto del consejo de administración y sus accionistas de control, por lo que, previsiblemente, seguirá la misma línea de los últimos años. De hecho, el propio Sánchez Ortega continuará como consejero y vicepresidente primero y entra en el consejo asesor internacional. Además, se  reunirá junto con Santiago Seage, el nuevo consejero delegado, con inversores en Londres, Boston y Nueva York y ambos  "trabajarán conjuntamente en la transición", informa Abengoa.

 

Con la marcha de Sánchez Ortega finaliza una etapa de cinco años -fue nombrado en octubre de 2010- con muchos cambios. En primer lugar, se ha reducido de forma sustancial el fuerte apalancamiento de la compañía por diversas vías. La venta de la división de residuos industriales, Befesa, por 1.075 millones y la de Telvent, por 1.360, no sólo proporcionó liquidez a la compañía, sino que permitió concentrar el núcleo de actividad a los proyectos de ingeniería y de energías renovables. Además de las desinversiones -entre las que están también el traspaso del negocio de líneas eléctricas en Brasil por 586 millones- con Sánchez Ortega la firma creó Abengoa Yield, la filial americana, que comenzó a cotizar en el Nasdaq en junio del año pasado, y con la que ingresó 615 millones de euros gracias a la colocación de 28,57 millones de acciones. La división americana de Abengoa funciona como gestora de los activos de renovables. La matriz vende a su filial los proyectos que termina de construir y ésta los gestiona con el objetivo de obtener ingresos. Así, Abengoa reduce su perfil de riesgo, al separar la construcción de los activos de su gestión. El valor de estas operaciones de venta de activos se sitúa hasta ahora de 614 millones de euros, que Abengoa Yield financiará mediante una ampliación de capital. Abengoa posee un 51% de su filial estadounidense (llegó a tener el 64% pero fue vendiendo paquetes accionariales) y el resto es capital flotante.

 

Aparte de este proceso de reestructuración interna, Abengoa ha profundizado en estos cinco años en su perfil internacional, hasta el punto de que la mayor parte de su negocio (en torno al 30%) se concentra en EEUU y sólo un 14% en España. Eso le ha permitido sortear mejor que otras compañías el recorte de primas a las renovables. Además, se ha aliado con el fondo EIG Global Energy Partners para invertir conjuntamente en el desarrollo de proyectos ya contratados por Abengoa. Eso, entre otras cosas, permite a la multinacional andaluza reducir el peso de la deuda vinculada a estos proyectos en su balance, ya que comparte riesgos. 

 

También se encuentra en el haber de Sánchez Ortega la adjudicación del mayor complejo solar del mundo, en el estado de Arizona (EEUU), y la reciente concesión de una planta de ciclo combinado en México por 1.309 millones.

 

El peor momento para el consejero delegado saliente fue en noviembre del año pasado, cuando surgieron las dudas de los inversores sobre el volumen de deuda de la compañía. Abengoa no consideró como deuda corporativa una emisión de bonos de 500 millones, al ser estar vinculada a proyectos, aunque con garantía de la propia firma. Fitch sí lo hizo y eso provocó un cierto pánico en los mercados que llevó a los principales directivos a viajar a Londres y Nueva York para explicar la situación del grupo. Abengoa se comprometió a todo tipo de aclaraciones, pero quedó afectada momentaneamente por la situación. En los últimos meses ha recuperado la confianza con un repunte del 60% en Bolsa, aunque ayer cayó un 1,8%.

 

Por otro lado, el consejo ha aceptado la renuncia como consejera de María Teresa Benjumea Llorente.

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