Tribuna Económica

Rogelio / velasco

Déficit de las administraciones

El octubre, el saldo alcanzó un porcentaje del 3,44% sin contar el cómputo local. Hacienda se muestra optimista en alcanzar el objetivo pactado con Bruselas para este año, cifrado en el 4,2% del PIB.

CON los datos cerrados al mes de octubre, el déficit de las administraciones públicas ascendió a 37.000 millones de euros, equivalentes al 3,44% del PIB. No se han computado los saldos de las administraciones locales, que aun siendo positivos, no alcanzarán el nivel del año pasado y probablemente se encuentren en torno al 0,3% del PIB, de acuerdo con la última estimación de la Autoridad Fiscal Independiente.

Con estos datos, el Ministerio de Hacienda se muestra optimista en alcanzar el objetivo de déficit pactado con Bruselas para este año, cifrado en el 4,2% del PIB. La razón que esgrime, es que las dos rebajas fiscales en el Impuesto sobre la Renta de este año -en enero y junio- están acelerando el crecimiento y, en consecuencia, la recaudación.

El IVA está creciendo a un ritmo del 7,7%, impulsado por el aumento del gasto de las familias. Y donde se espera que aumente más la recaudación es en el impuesto de sociedades. Efectivamente, la recuperación de los beneficios de las empresas, debe impulsar este año notablemente la recaudación en este apartado, aunque todavía existe un importante volumen de créditos fiscales que las empresas están deduciéndose.

Pero a estos datos positivos, hay que descontar la rémora creciente de la Seguridad Social -que va a continuar en el futuro- y las haciendas de algunas comunidades autónomas, especialmente Cataluña, Valencia y Murcia.

Globalmente, la evolución de esas haciendas regionales junto al déficit de la Seguridad Social, va más que a compensar la mayor recaudación, además del propio coste de la reducción de impuestos por la reforma fiscal, que el ministerio ha estimado en 5.500 millones de euros.

Todos estos datos apuntan a que este año tampoco se va a cumplir el objetivo de déficit acordado con Bruselas del 4,2% del PIB. Las estimaciones de los analistas apuntan a que alcanzará el 4,8%.

Estas cifras trazan un panorama inquietante a medio plazo. Es cierto que la mayor creación de empleo y la finalización de las ayudas a muchos desempleados, están reduciendo sustancialmente esta partida presupuestaria. También lo es que el desplome de los tipos está también disminuyendo el gasto por intereses de la deuda pública. Pero los presupuestos consolidados de todas las administraciones no van a alcanzar superávit primario (antes del pago de impuestos) hasta bien entrado el año 2017.

Y para que este escenario suceda, el PIB tiene que crecer a una tasa superior al 2,5%. Esto es lo que no está garantizado, en la medida en que el actual repunte en el crecimiento vaya perdiendo fuerza. Por el lado interno porque la tasa de creación de empleo va a ir disminuyendo. Y por el externo, porque el panorama internacional no permite realizar previsiones tan optimistas sobre el crecimiento de las exportaciones.

Las grandes dificultades que están sufriendo la mayoría de comunidades autónomas para reducir su déficit, ponen nuevamente de manifiesto un problema que no es meramente coyuntural y provocado por la crisis. Estamos creciendo al 3% y no se cumplen los objetivos. Es, por el contrario, un problema de gasto estructural que no se quiere reconocer y no se adoptan medidas para que en el medio plazo reduzcan de manera significativa el gasto público en las comunidades.

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