España

Editorial: Un PSOE a la altura de las circunstancias

COMO era previsible, el Comité Federal del PSOE decidió ayer abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, con lo que se evitarán unas terceras elecciones y se desbloqueará la situación política del país después de un año de provisionalidad que en nada ha favorecido a los intereses generales de España. Durante una reunión que fue muy tensa, aunque no llegó al esperpento que se rozó durante el Comité que destituyó a Pedro Sánchez como secretario general de la formación socialista, los partidarios de la abstención consiguieron una victoria clara (139 votos a favor frente a 96 en contra), pero no aplastante. Aunque por ahora se evita el fantasma de la ruptura, quedan sectores importantes dentro del PSOE que siguen sin estar de acuerdo con dejar el camino expedito al PP para un nuevo Gobierno, particularmente el PSC (cuyas relaciones con el PSOE están cada vez más enrarecidas) y los grupos en torno a líderes con peso histórico en la formación como Patxi López, Borrell o el propio Pedro Sánchez, quien ayer anunció en las redes sociales que se presentará de nuevo a secretario general en el próximo congreso federal, cita en la que el PSOE se reencontrará con algunos problemas que, por ahora, sólo han quedado anestesiados.

Es precisamente por eso por lo que hay que reconocer que el PSOE estuvo ayer a la altura del difícil momento histórico, con una España paralizada por una endiablada aritmética electoral y con el populismo más simple llamando a las puertas del poder. No ha sido fácil para el Partido Socialista ceder el paso a su adversario natural, el PP, pero su sentido de la responsabilidad y su compromiso con el sistema constitucional han estado por encima de otros cálculos. Justo es reconocerlo.

Desbloqueada la situación política, y una vez se supere el trámite de la ronda de consultas del Rey, sólo queda que se invista a Rajoy como presidente del Gobierno, algo que sucederá posiblemente el próximo sábado por la tarde. Sin dilación alguna, el nuevo Ejecutivo se debe poner a trabajar en la solución de los graves problemas que acosan al país, como el elevado paro o el órdago independentista en Cataluña. No será fácil para un PP acostumbrado a gobernar en los últimos años con el rodillo parlamentario de la mayoría absoluta hacerlo ahora con una aritmética muy precaria. En los próximos tiempos, el Gobierno tendrá que demostrar flexibilidad y amplia disposición al pacto. De lo contrario, volveremos a la casilla de salida.

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