España

¿Qué está pasando con ETA?

  • El Gobierno insiste en que no existe otro proceso negociador con la banda terrorista ni con su apéndice político pero el problema es que carece de toda credibilidad. Otra cosa es que nadie sepa qué se traen entre manos

"Están pasando cosas", comentan diferentes dirigentes socialistas. Pero no concretan qué. Quizá porque ni ellos mismos lo saben. Las declaraciones de Otegi al diario El País respondiendo a un cuestionario que le enviaron a la cárcel de Navalcarnero donde cumple condena desde hace un año, han marcado un punto de inflexión en las relaciones entre la ETA que organiza acciones terroristas y su brazo político, Batasuna. En sus respuestas, Otegi marca distancias con la kale borroka y la extorsión a empresarios, dice que un proceso de paz debe pasar por el fin de la violencia e incluso afirma que la suspensión temporal o definitiva de "la lucha armada" no puede estar sujeta a condicionamientos políticos. Pero cuando se le pregunta si condenaría un atentado de ETA responde que se "opondría a tales hechos"; y cuando se le insiste en la condena sencillamente deja las respuestas en blanco.

Ésa es la clave de lo que está pasando: la condena.

El Gobierno de Zapatero, que es perfectamente consciente de que las negociaciones durante la primera legislatura han sido un fracaso, que han tenido un coste de credibilidad del que todavía no se ha recuperado, y además ha demostrado que tenían razón los que les apuntaban que ETA jamás dejaría el terrorismo a través de negociaciones si no se aceptaban sus objetivos políticos, ahora mantiene una actitud completamente distinta respecto a la banda terrorista.

Lo primero, y en esa línea ha sido fundamental la postura de Alfredo Pérez Rubalcaba, no hay nada que hablar directamente con dirigentes de ETA, como se hizo en el pasado. Segundo, sólo se pensará en la posibilidad de abrir paso a Batasuna en listas electorales si existe una condena previa a la actividad terrorista de ETA.

Los expertos de la Policía, Guardia Civil y CNI coinciden, todos, y así se lo han trasladado al Gobierno, que Batasuna nunca condenará a ETA porque forma parte de la banda, están intrínsecamente unidos.

Por otra parte, Rubalcaba y Trillo -que mantienen una buena sintonía política e incluso personal en los asuntos relacionados con la lucha antiterrorista- han pergeñado una reforma de la Ley de Partidos que deja pocos resquicios para las agrupaciones o formaciones políticas blancas que puedan presentarse a las elecciones. Blancas en el sentido de que formarían parte de las listas personas que nunca han tenido vinculación política con Batasuna. Pues bien, con esa reforma, si en algún momento antes de las elecciones o después de ellas -si han logrado representación en alguna de las instituciones vascas o navarras- se demostrara vinculación con ETA o se produjera esa vinculación, perderían automáticamente su escaño, concejalía o cargo en una diputación. De esa manera se impediría que se repitiera lo ocurrido con ANV, que en cuanto tuvo representación parlamentaria se quitó la careta y defendió las tesis etarras con uñas y dientes. Hay un escollo en esa reforma: que una sentencia del Tribunal Constitucional determinó que los escaños pertenecen a las personas y no a los partidos que representan. En ese asunto están trabajando los expertos del PSOE y del PP para buscar un resquicio legal que permita salvarlo. De todas maneras existe la voluntad de aplicar la nueva norma, y si los afectados presentan recurso… mientras llega la sentencia del TC no podrán ocupar su escaño ni concejalía, ni recibir el salario correspondiente.

"Están pasando cosas", pero no se sabe exactamente cuáles.

Jesús Eguiguren, presidente del PSE-PSOE, se muestra permanentemente defensor de la tesis -que también defiende el PNV- de mantenerse en contacto con Batasuna y asimilarla a las instituciones. No todos en el PSE están de acuerdo, y tampoco en el Gobierno, pero Batasuna se mueve bien en el campo de la comunicación y en las últimas semanas da a entender que se están produciendo pasos importantes en ese sentido. En el Gobierno, sobre todo en el círculo de Rubalcaba, niegan que exista la menor posibilidad de que el sector cercano a Batasuna pueda participar en las elecciones del 2011 si antes no han condenado el terrorismo de ETA. El ministro Ramón Jáuregui ha insistido en ello además de Rubalcaba… pero pocos les creen.

Uno de sus compañeros de Gobierno, importante ministro, que también descarta que los batasunos puedan salirse con la suya, añade un elemento más de reflexión: "La decisión en cualquier caso no está en nuestras manos, sino en los jueces. Si presentan una lista con candidatos aparentemente limpios serán los jueces los que dirán si la lista es legal o no lo es".

Otro ministro, ante las frases de incredulidad respecto a su posición, ofrecía un argumento para demostrar que no están por la labor de ceder ante Batasuna si no condenaba a ETA: "Las negociaciones con ETA salieron muy mal y nuestro prestigio quedó por los suelos. Millones de españoles se sintieron además engañados, porque el PP se ocupó de decir que esas negociaciones habían sido un engaño desde el principio, y también el PNV echó leña al fuego al decir que en las reuniones de Lozoya cedimos en cuestiones políticas que deberían ser inamovibles. Desde que ETA rompió la tregua con el atentado de la T-4 hemos sido implacables policialmente, y ahí están los resultados: ETA está más débil que nunca. Si en esta situación le damos un respiro y permitimos que gente de Batasuna entre en las instituciones… perdemos las elecciones. La gente no nos lo perdonaría".

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