Tribuna

Francisco Hevia, director de Responsabilidad Corporativa y Comunicación de Calidad Pascual

Generar valor y compartirlo

El autor analiza los retos principales del sector lácteo en un año particularmente difícil y aboga por una filosofía empresarial responsable y alineada con el tejido productivo.

ESTE 2015 ha sido un año complejo para el conjunto del sector lácteo. La coyuntura vivida tiene numerosas lecturas, y aunque nos hallamos ante una crisis global, incide con especial intensidad en nuestro país. El precio de la leche cruda empezó a descender hace un año en España, en un contexto de bajada generalizada de las materias primas a nivel internacional y el incremento de producción que conllevó la finalización de las cuotas lácteas en la Unión Europea.

Como es bien sabido, en septiembre se logró un principio de acuerdo entre los actores de los diferentes eslabones de la cadena de valor de la leche: sector productor primario, industrias y distribuidores, con el impulso del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, para alcanzar la estabilidad y potenciar la creación de valor a lo largo de la cadena.

Por otro lado, se barajan otro tipo de carencias estructurales en nuestro sector: potenciar aún más el desarrollo empresarial en el sector primario que pueda favorecer el relevo generacional y el mantenimiento de las estructuras productivas; los compromisos para que las empresas de distribución impidan que la leche sea utilizada como producto reclamo y se banalice ante el consumidor; la falta de tradición transformadora de otro tipo de derivados lácteos para el mercado internacional; etc.

Todos estos puntos son determinantes, y debemos profundizar en cada uno de ellos, sin duda alguna. Pero, para nosotros la clave es creer en una forma determinada de entender el negocio y practicarla, abogar por una filosofía responsable de empresa que recoge, transforma y distribuye leche y productos lácteos.

La irrupción de una nueva visión de la empresa y su papel en la sociedad, la creciente existencia de compañías con valores, comprometidas y que entienden que su futuro no solo depende de sus necesidades a corto plazo, sino también de las de sus grupos de interés, contribuye sin duda a construir la empresa láctea del siglo XXI. Este es nuestro 'debe', la obligación que nos imponemos nosotros mismos, nuestro compromiso con la sociedad, en este caso con el conjunto de la cadena láctea.

A pesar de los errores, los contratiempos y la coyuntura, nuestra visión como compañía seguirá aspirando a convertirnos en referente social y líder en alimentación de calidad.

No podemos apartarnos de esta forma de entender el negocio, ni de nuestra pasión por ser una compañía de personas que se esfuerzan cada día por crear valor. Una marca de calidad no está construida sobre una base artificiosa, ficticia o coyuntural, sino que obedece a un trabajo serio y continuado, aunque a veces no tan conocido. Hay muchas personas trabajando detrás de un litro de leche: ganaderos, veterinarios, transportistas, operarios, técnicos de calidad, vendedores, etc. Pero aún existen muchas más personas que tienen la oportunidad de disfrutar de un producto de calidad.

Hace poco leí que si un consumidor paga el litro de leche por debajo de un determinado precio está contribuyendo a la desaparición del ganadero y del tejido rural. No solo de estos eslabones, sino también de proveedores, clientes, empresas, empleados y de su propia capacidad de disfrutar de un producto de calidad.

Nuestro reto en el sector lácteo sigue siendo generar valor y compartirlo con todos aquellos que colaboran en su creación.

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