Granada

Macabro hallazgo en calle Molinos

  • Unos albañiles encontraron hace una semana una caja con huesos humanos en la tercera planta de un antiguo edificio del barrio del Realejo · El juzgado de Instrucción 5 abrió una investigación que ya ha sido archivada

El espíritu de Halloween ha impregnado este año antes de tiempo un sombrío rincón del Realejo: el viejo edificio del número 3 de la calle Molinos. El inmueble, de tres plantas, está prácticamente deshabitado. Sólo en sus bajos hay algo de vida: una pequeña tienda de arte étnico y un antiguo negocio de frutería -hoy trasladado al edificio de enfrente- flanquean la puerta de entrada, que conduce a un lúgubre y pequeño hall.

En la tétrica estancia que recibe al visitante hay un intenso olor a humedad, a madera pasada, a rancio. Junto a la pared derecha, alguien ha arrinconado unos cuantos trastos viejos polvorientos. Tan sólo desprende brillo allí una única columna de mármol , que se alza en el centro.

Da cierto miedo entrar. Las frías baldosas de las escaleras emulan el tablero de un ajedrez y, conforme avanzan los peldaños, el visitante parece adentrarse en un escenario perfecto para protagonizar una película de miedo. En la segunda planta hay dos portones enfrentados, pero durante varios minutos nadie responde a los golpes con los nudillos. Al final, una voz femenina contesta para declinar cualquier invitación a hablar.

La subida culmina en el tercer piso, donde el frío cala los huesos. Todo está en silencio y las telarañas cuelgan mudas de las esquinas de las paredes. En las dos últimas viviendas del tenebroso bloque también parecen estar vacías. No hay un alma, en contraste con el trasiego de investigadores policiales que hubo el pasado 24 de octubre en ese preciso lugar debido a un macabro hallazgo: una caja con viejos huesos humanos.

Fueron unos albañiles que están trabajando por lo visto en la cubierta del edificio quienes, cuando estaban limpiando una de las viviendas del último piso, hallaron los restos. "Fue el lunes por la mañana. Los obreros encontraron lo que parecía una tibia y empezaron a bromear al pensar que no era de verdad, pero al ver que sí lo era, y que había más huesos y todos parecía humanos, dejaron de limpiar", comenta Juan Hernández, que regenta un negocio de informática enfrente del número 3.

Juan no cree que los operarios se asustaran al pensar que podía tratarse de parte del esqueleto de alguien asesinado hace tiempo, pues "no sabían de cuántos años eran y, por qué no, al ser Granada una ciudad con tanta historia, podía tratarse de restos aqueológicos que hubieran ido a parar ahí".

Ricardo del Pino es el dueño de la frutería que se encuentra también frente al inmueble y que antes estaba en sus bajos. "Hubo mucha policía; al menos tres coches", confirma el comerciante, al tiempo que describe cómo los investigadores, antes de salir con "sus cajas", también estuvieron fotografiando el edificio. "Dicen que había huesos humanos", añade.

Mónica Castarnado, empleada del Bar El Molino, no estaba en el momento en que se produjo el hallazgo y la actuación policial, pero en los barrios acaba sabiéndose todo. "Un cliente lo comentó ayer (por el martes) aquí en el bar. Decía que la Policía había hallado una caja de huesos, pero la verdad es que no ha trascendido mucho más ni nadie ha comentado nada más".

Los restos humanos estan siendo analizados por la Policía Científica y el asunto, según han informado fuentes judiciales, recayó en el Juzgado de Instrucción número 5 de la capital, que incoó unas diligencias previas, la cuales ya han sido archivadas de forma provisional al no existir delito.

Al parecer, entre los restos óseos había un cráneo que presentaba signos de haber sido manipulado con utensilios médicos, por lo que todo apunta a que los huesos pudieron pertenecer a algún estudiante de Medicina, que los tuviera para realizar prácticas de Anatomía. De hecho, los estudiantes de Medicina pueden ir al cementerio con la correspondiente autorización de la facultad a pedir huesos de gente que nunca haya sido reconocida y lleve muchos años enterrada. Sobre cómo llegaron los restos hallados a ese piso de calle Molinos y se quedaron allí es, de momento, todo un misterio.

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