Granada

Historia local de la infamia

  • En el último año han perdido la vida a manos de sus parejas cuatro personas en Granada, tres mujeres y un hombre.

W.L., de 26 años y nacionalidad china, perdió la vida mientras trabajaba en su pequeño comercio de alimentación en la céntrica calle Trajano. El arma que utilizó su agresor, X.L., su pareja, también de origen chino, fue una pieza de mármol. Un golpe certero le produjo una herida abierta en el cráneo. La de W.L. fue la primera muerte por violencia de género en 2011 en la provincia, una ignominiosa lista que completaron otras tres personas, dos mujeres y un hombre, que perdieron la vida a manos de sus parejas.

A la ciudadana china -cuya muerte se produjo sobre las nueve de la noche el 13 de enero de 2011-, le siguió Natividad C.C., de 62 años, que encontró la muerte en la mañana del 21 de marzo a manos de su marido, un policía nacional jubilado que confesó el crimen en un bar del centro. A diferencia de W.L., Natividad sí había buscado asesoramiento en el Instituto Andaluz de la Mujer, la primera vez en 2002, ya que quería divorciarse. De hecho, su agresor confeso vivió en el sótano del edificio en el que residía su mujer durante unos años. 

 

C.M.C. se ensañó con su víctima, que pasó desde ese momento a formar parte de la historia de la infamia. Fue apuñalada con un cuchillo de cocina y golpeada con un martillo hacha de grandes dimensiones. 

 

Entre los detalles estremecedores de aquel caso, ocurrido en la calle Luis de Vicente de la zona Norte, está el hecho de que el agresor confesó lo ocurrido a una pareja de la Policía Local en la cafetería Borsalino. 

 

El 20 de julio se produjo la última muerte de una mujer por violencia de género, y quizás la que más impactó en aquel momento a la sociedad granadina. La víctima, Mónica R.C., era una joven de 18 años, que murió a golpes a manos de su pareja, de 20. Llevaban juntos casi dos años.

Los hechos ocurrieron en el municipio de Otura. En un principio el presunto agresor -con el que la joven residía- relató a la Policía que la agresión había sido obra de varios individuos que habían asaltado a la pareja. Finalmente se derrumbó y admitió la autoría de la paliza que se llevó la vida de Mónica cuando apenas había estrenado la mayoría de edad. 

 

Según trascendió en aquel momento, él obligó a la víctima a entrar en su coche y después se produjo la agresión en la zona de la calle del Torreón, en el barrio del Hondillo en la localidad otureña. Tras golpearla la trasladó al hospital de San Cecilio, donde fue ingresada sobre las ocho y media de la tarde ya cadáver.

 

Fue el final de una dura historia. El entorno más cercano de Mónica le había preguntado en alguna ocasión por algunos hematomas. Ella siempre alegó que las heridas provenían de caídas accidentales. Alguien, tras presenciar la enésima discusión, le preguntó si él la agredía. Ella no contestó. Sin embargo, la joven nunca solicitó información al Área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Otura, ni constaba que hubiera denunciado. 

 

El 25 de agosto se produjo el último suceso de violencia doméstica. Y la víctima fue un hombre. Ocurrió el Guadix, donde fue detenida una mujer, A.M.P.H., de 48 años y nacionalidad cubana, por supuestamente asfixiar al hombre con el que convivía. Confesó ser la autora de los hechos, pero alegó en su defensa que lo hizo en defensa propia ya que sufría malos tratos por parte de su compañero sentimental, con el que convivía desde hacía tres años. Sin embargo, pese al relato de la mujer, no constaba que hubiera ninguna denuncia de malos tratos por parte de la mujer.

 

Estos cuatro sucesos fueron los más destacados a lo largo de 2011, y suponen un repunte con respecto a 2010, cuando perdieron la vida tres mujeres en la provincia. Pero a esta lista negra hay que añadir las agresiones que, sin acabar en muerte, se sucedieron en la provincia. Algunas trascendieron, como el intento de acabar con la vida de su ex mujer y su cuñada en El Ejido de un preso de Albolote, o el intento de incendiar el domicilio familiar con su ex pareja y sus dos hijos dentro en la capital granadina. El hombre, de 31 años, prendió fuego a la puerta de la casa para obligar a su familia a salir, momento en el que el individuo aprovechó para colarse en el interior e intentar provocar una explosión con una bombona de butano. 

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