Granada

Condenada a cárcel una madre por agredir a una maestra en Armilla

  • Un año y tres meses de prisión es el castigo impuesto a la progenitora, que dio dos empujones y llamó "chula y cobarde" a la docente por haber castigado a su hijo

La madre de un alumno del Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Nazaríes de Armilla, S.J.M., ha sido condenada a un año y tres meses de prisión por haber insultado, empujado y agarrado fuertemente de la muñeca a una docente del centro que había castigado a su hijo por haber dicho un taco a otra alumna.

La sentencia, dictada por el Juzgado de lo Penal 4 de la capital y a la que ha tenido acceso este diario, considera a la progenitora autora de dos delitos: uno de atentado a funcionario público y otro de lesiones. El primero, por haber agredido a la docente en el ejercicio de sus funciones y en el centro escolar, y el segundo, por la erosión que le causó en el brazo al agarrarla fuertemente para impedir que se fuera del aula donde sucedieron los hechos.

La magistrada de Penal 4 considera que la conducta de la acusada "no puede en ningún caso ser considerada simple falta", sino que fue "un acto evidente de acometimiento" contra la maestra, que pidió el traslado de centro a raíz del incidente, ocurrido el 11 de octubre de 2010.

La juzgadora ha creído totalmente la versión de la maestra, que aportó a la causa el correspondiente parte de lesiones. Es más, resalta que su testimonio ha sido persistente a lo largo del tiempo y "sin ambigüedades ni contradicciones".

Por contra, ha rechazado el relato ofrecido por la madre, que afirmó durante la vista oral que "sólo se acercó a la profesora a preguntarle por qué había castigado a su hijo", y que fue la docente "la que le levantó la mano y ella sólo se la bajó". Para la magistrada, la acusada ha pretendido "intercambiarse en la posición de víctima de unos hechos que califica como leves".

Fue el 8 de octubre de 2010 cuando la maestra castigó al hijo de la acusada por haber insultado a otra alumna. El castigo consistió en dejarlo "en pie hasta el final de la clase". Al salir del colegio, el niño le contó a su madre "llorando" lo ocurrido, y ésta trató de localizar a la maestra sin éxito.

Dos días después, la acusada, S.J.M., que se encontraba esos días trabajando en el colegio como limpiadora haciendo una sustitución, vio a la maestra entrando a un aula y la abordó. A continuación, según considera probado la sentencia, le recriminó "airadamente" que hubiera puesto "en ridículo" a su hijo delante de toda la clase, "levantándole la mano a la vez que le daba voces y le pedía continuas explicaciones".

La profesora le contó lo que había pasado, pero la progenitora "le insistía en que no volviera a castigar más a su hijo, a la vez que le decía: chula, cobarde, lo que no quieres es dar la cara". La enseñante le invitó entonces a pedir tutoría para hablar de ello, pero la acusada se negaba, ante lo que la maestra decidió salir del aula y pasó por delante de S.J.M., que le dio "dos empujones en la espalda", así como otro "golpe" en el brazo.

La maestra advirtió a la madre que iba a presentar una queja por su comportamiento ante el director, momento en el que la agresora "la cogió fuertemente del antebrazo derecho reteniéndola e impidiendo que se marchara", señala el fallo.

Finalmente, la docente logró zafarse finalmente y salió corriendo hacia el despacho del director del centro. Luego fue al centro de salud, donde apreciaron que tenía una erosión en el antebrazo derecho.

La sentencia, dictada el 20 de marzo, resalta la importancia de los testimonios prestados por el director del colegio y de la jefa de estudios, que aunque no vieron la agresión, sí observaron cómo la profesora entró al despacho "muy nerviosa", sin llamar a la puerta, "y no quería que entrara la acusada".

La profesora,que por lo ocurrido ha sufrido crisis de ansiedad y neurosis postraumática depresiva, ha ejercido la acusación particular en la causa, aunque ha renunciado a ser indemnizada. Tras aquel episodio, la dirección del CEIP Nazaríes y los compañeros de la agredida se concentraron en el patio del centro para expresarle su apoyo y mostrar su repulsa hacia cualquier acto de violencia en las aulas.

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