Andalucía

Una limpiadora de la estación encuentra un bolso con 14.000 euros y lo devuelve

  • La mujer halló la bolsa de mano mientras limpiaba un autobús de Madrid y al comprobar que contenía un "tocho gordo de billetes" lo entregó a su encargada · El dueño del dinero resultó ser un despistado chino.

Palmira Díaz, una vecina de La Chana que trabaja como limpiadora en la Estación de Autobuses de Granada, es la honradez en persona. Es el claro ejemplo de que la crisis puede hacer que se tambaleen las bolsas, los gobiernos, las empresas o las economías de los hogares, pero no los valores. Ésos que distinguen a unos de otros y se lo ponen difícil al diablillo rojo con tridente que irrumpe en el hombro ante una tentación.

Palmira podía tener hoy 14.000 euros más en su bolsillo. Sin embargo, prefirió mantener firmes sus principios, limpia su conciencia y conservar su puesto de trabajo. El pasado martes, sobre las siete de la mañana, mientras limpiaba un autobús procedente de Madrid en el último andén de la estación, se encontró una bolsa de mano. Alguien se la había dejado olvidada dentro del vehículo, en la rejilla de uno de los asientos.

"Es el primer coche que normalmente se hace por la mañana. Estaba colocando los asientos de delante hacia atrás y, cuando fui a colocar el último, vi un bolso y pensé: ¡Anda! se lo han dejado. En ese momento, lo abrí y vi un tocho gordo de billetes y lo cerré. No lo podía creer. Lo volví a abrir y lo volví a cerrar. Lo abrí otra vez y vi que había además como una bolsa de tela y, al moverla, vi que había otro -fajo- todavía más grande. No me atrevía a salir fuera del autobús, así que llame a Sonia, que es nuestra encargada", cuenta Palmira con el semblante aún de sorpresa.

La encargada, Sonia Alonso, que se encontraba cerca del autobús en el que estaba Palmira, acudió enseguida a su llamada y se quedó tan perpleja como ella al ver el dinero. La encargada comprobó que también había dentro "un monedero con documentación y con tarjetas de crédito".

A partir de ese momento, fue Sonia quien se ocupó de la custodia del bolso y lo entregó a uno de los vigilantes de seguridad del recinto, que dio aviso inmediato a la Policía. Justo cuando llegó una patrulla y los agentes estaban contando el dinero para hacerlo constar en su atestado, apareció su propietario "agobiadísimo".

Se trataba de un joven ciudadano chino que al parecer llevaba tan elevada suma para invertirla en algún negocio. "Llegó amarillo", bromea otro trabajador del recinto.

El ciudadano chino, que tardó en acudir en busca de su bolso "una hora y pico", se marchó con su dinero y no llegó a dar las gracias a Palmira, porque ésta tenía que acabar de limpiar el bus, que salía para Madrid a las 08.00 horas, y regresó enseguida a su puesto de trabajo.

Y ése fue el final de esta historia, la de Palmira y el bolso olvidado en el último andén; la de una mujer que se convirtió una mañana en heroína por su rectitud de ánimo. "No sabía de quién podía ser ni si le hacía más o menos falta, y a mí me hubiera gustado que me lo hubieran devuelto", confiesa la protagonista, que es viuda y tiene dos hijas. A ella, como reconoce, le hubiera venido muy bien el dinero, pues 14.000 euros "te resuelven, pero mi conciencia no me lo permite".

La cantidad hallada por Palmira equivale más o menos a un año de su sueldo, pero no estaba dispuesta a arriesgar su empleo en la empresa para la que trabaja, que se llama Limpieza Industrial de Autobuses y que tiene su sede en Madrid y, sin duda, al menos dos empleadas ejemplares.

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