Granada

Granada, por los siglos de los siglos

  • En esta provincia, con su rico patrimonio histórico-artístico, la Alhambra, la Universidad, Sierra Nevada, la Vega y la Costa, sería para que no hubiera ni un solo pobre.

ALGO pasa en Granada, y no sólo en Granada, que parece que sobran despachos y faltan cabezas. Seguimos aguantando por los siglos de los siglos a una patulea de irresponsables covachuelistas de sillón y moqueta que tenemos la desgracia de soportar durante generaciones. Lo del paro, la renta per cápita, el AVE, el Aeropuerto, la A-92, el tramo de Motril, el Parque de la Salud, el dichoso Metro, la degradación del acervo monumental, endogamias, imputados, enchufismos, corruptelas, etcétera, resulta indignante.

Algunas de las quejas que me encuentro en libros y periódicos antiguos referidos a los problemas de la Granada del año de María Castaña podrían reproducirse casi de forma literal esta mañana y no desentonarían en absoluto. Y no tiene gracia.

¿Qué hemos hecho para merecer tan secular castigo? Han sido nuestros gestores tan incapaces que durante décadas no han sabido resolver los principales problemas de la provincia que duran siglos, pero lo más curioso es que han venido cobrando todos los meses y durante muchísimos años. Y habiéndolo hecho tan mal ni han sido despedidos, ni han devuelto el dinero indebidamente cobrado, ni están en la cárcel. Es asombroso. ¿Sigue vigente el Código Penal? ¿Y el Código Moral?

En esta Granada con su rico patrimonio histórico-artístico, la Alhambra, la Universidad, la Sierra, la Vega, la Costa, las ya escasas instituciones que nos quedan y algunas florecientes industrias, era para que no hubiera ni un sólo pobre. Sería la "tierra soñada" que cantaba Agustín Lara.

Empezamos con uno de los más conocidos chistes de Miranda publicado hace 80 años y referido al paro. El alcalde se dirige al pueblo que pide trabajo a gritos, diciéndole: "Buscaos el pan… que ya tenéis trabajo". En la década de los 60, el mismo Miranda hace exclamar a un paisano que observa la ciudad llena de obras públicas: "¡Qué bonita es Granada!" El otro le contesta: "Sí, cuando la terminen".

Muchos años antes, en 1925, Gallego Burín escribía esto en las páginas del periódico madrileño La Voz, refiriéndose a uno de los más graves problemas de nuestra provincia, la falta de buenas vías de comunicación: "Lo que Granada significa, muy especialmente en el turismo, debería obligar a prestar atención primaria. Desplazada de los centros vitales de comunicación, su red ferroviaria ofrece todos los inconvenientes para llegar a ella…"

Quedó en el olvido el ferrocarril Granada-Zafarraya-Málaga de 125 kilómetros cuyas obras, nunca concluidas, se iniciaron en 1914. Igualmente resultó insuficiente la concesión del puerto de Motril si luego las comunicaciones con Granada y el resto de España son tortuosas.

Y es que el tema de las comunicaciones era vital entonces y de haberse resuelto ante estas quejas que, según sigue escribiendo Gallego en La Voz una y otra vez las entidades de la ciudad, las fuerzas vivas, la prensa local, vienen reclamando, hoy estaríamos hablando de otra Granada y de otra comarca costera.

En 1925 Gallego Burín había publicado un extenso artículo en ese mismo periódico el 19 de enero titulado "Necesidades y problemas de Granada". Se sumaba don Antonio a las ya tradicionales quejas de ilustres catedráticos y periodistas como Ganivet, Gómez Moreno, Valladar, seguidas luego por Torres Balbás, Pita Andrade, Ruiz Molinero y un larguísimo etcétera hasta hoy.

En 1955 Granada ocupaba uno de los últimos lugares de España en renta per cápita, que era de 5.600 pesetas mientras la media española estaba en 11.300; medio siglo después, en 2012 seguimos los penúltimos.

Alguien dirá que desde ayer a hoy ha mejorado sustancialmente la vida; menos mal, ya no vivimos en las cuevas de Altamira, ni calzamos alpargatas, ni viajamos en burro. ¿Por qué habrá tanta gente indignada? ¿Por qué nuestra Patrona es las Angustias? ¿Por qué será?, que diría La Bombi.

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