Ayer y hoy

Granada y el equipo nazarí

  • Tiene gracia llamar nazaríes a los equipos granadinos. En la milenaria historia de Granada los nazaríes estuvieron apenas dos semanas. Aunque es mejor recordar a los nazaríes que a los vándalos

Resulta realmente simpático que periodistas y comentaristas de las tertulias deportivas utilicen con frecuencia las expresiones "equipo nazarí", "jugador nazarí", "Peña Nazarí", "estadio nazarí", cuando se refieren a los equipos granadinos de fútbol, baloncesto, fútbol sala, tenis de mesa, ajedrez, etcétera. Aunque prefiero el término nazarí (nasrí) a nazarita.

Se hablaba incluso de "entrenador nazarí" para referirse al gallego Fabri o al toledano Abel Resino; con más propiedad merece esa denominación el actual Juan Antonio Anquela por su condición de jienense de Linares, ciudad musulmana conquistada por los cristianos tan solo diez años antes de venir los nazaríes a Granada.

Suena curioso llamar "jugador nazarí" al portugués Siqueira, al nigeriano Ighalo o al chino He Zhi Wen, el palista al que llamaban Juanito cuando por aquí andaba jugando al ping-pong. Quiera Dios que sea más amigo de pong que del mafioso Ping. Lo de nazarí lo hemos oído y visto escrito docenas de veces referido a los jugadores de equipos granadinos. Más le pega esa denominación a los actuales jugadores Yousef El-Arabi o Yacine Brahimi incorporados a la plantilla este año.

Tal vez sería bueno repasar la historia local por encimilla, porque Granada acumula milenios a sus espaldas desde aquellos primeros asentamientos argáricos de 1.200 años antes de Cristo a la antigua Ilíberis del siglo IV dentro de la Bastetania prerromana, por no remontarnos al Paleolítico; asentamientos cartagineses y romanos de la Bética, llegada de los visigodos más tarde, etc., mientras que el Reino Nazarí sólo duró 250 años, que eso en un eje cronológico tan dilatado como presenta esta provincia son apenas dos semanas.

Entraron en la Península los musulmanes a principios del siglo VIII, los Omeyas, bereberes almohades, almorávides y luego la dinastía de los Ziríes en Granada hacia el año 1013 (ahora hace un milenio); cinco siglos transcurrieron hasta que llegaron los Nazaríes empujados por los cristianos. Fundado en 1238 por Muhamad ben Alhamar ben Nasrí que viene de Arjona, el reino nasrí o nazarí comprendía además de Granada, Málaga, parte de Jaén y Almería, por lo que lo de la denominación de "nazarí" podría aplicarse por igual a los equipos de Ronda, Loja, Huércal Overa, Adra, Marbella o Polopos.

Es verdad que casi todo el periodo nazarí fue brillante para el Reino de Granada; la industria de la seda proporcionó dinero e imaginación para que sus reyes, sobre todo Yusuf I y Mohamed V, levantaran lo mejor de la Alhambra y hasta una Universidad prestigiosa. Tal vez por eso la impronta nazarí haya marcado a la ciudad y justifique con cierta razón el que algunos aficionados enarbolen la denominación "nazarí" para el club de sus amores o para denominar su Peña favorita.

El Reino nazarí perduró hasta la conquista cristiana de los Reyes Católicos en 1492 con aquella entrega simbólica de las llaves de la Alhambra por el rey Boabdil. Eso decían los libros y mis maestros de la escuela; no sé si con la Logse habrá cambiado algo o con los recortes presupuestarios se haya mermado también la Historia de Granada.

Queda claro que el término nazarí ni es exclusivo de la ciudad de Granada ni se refiere al periodo más dilatado de su historia. De todas maneras casi es preferible recordar a los nazaríes que a los bereberes o a los vándalos aunque desgraciadamente algunos quedan por aquí, tanto venidos del norte como del este.

Al menos los nazaríes nos dejaron hasta hoy fuentes de ingresos que agradecemos; peor sería recordar otras épocas pasadas, presentes y muy presentes que sólo nos están dejando losas, losetas, solos, asolados, insolventes y soliviantados.

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