Santiago Herrero. Presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía

"No hay ningún dato para confiar en las perspectivas de salida de la crisis"

  • El presidente de los empresarios andaluces asegura que las sociedades son la base de la economía y defiende la adopción de medidas para conservar el tejido productivo.

-¿Hacia dónde nos está llevando la política económica del Gobierno? ¿Se están sentando las bases para salir de la crisis?

-Es evidente que se están sentando las bases para la salida de la crisis, que las políticas económicas de ajuste de las cuentas públicas y de austeridad son imprescindibles. Pero también entendemos que se deberían acometer al mismo tiempo medidas de impulso de la actividad económica, para que la salida de la crisis fuera más rápida y con más tejido productivo conservado. Porque con el acto del ajuste de cuentas cada vez se produce menos consumo, menos actividad, y al final desaparecen muchas empresas. Y luego cuesta mucho trabajo reconstruir ese tejido que se pierde.

-¿Las empresas son la base de la economía?

-Las empresas son la base y la solución. No hay economía sin empresas, no hay ni siquiera democracia sin empresas, por lo que hay que intentar conservar el máximo tejido productivo. Desgraciadamente se han perdido muchas empresas y como consecuencia de esa pérdida desaparece mucho empleo. Al final estamos en una anorexia que conduce a una situación complicada desde el punto de vista de la salud económica.

-¿Qué se podría hacer para conservar el tejido empresarial?

-Ahora mismo hay que cuidar a las empresas existentes y hay que poner sangre en circulación, que es la fluidez de crédito. Sin crédito no hay actividad económica. Esto es complicado, pero hay que resolverlo para poder seguir en actividad y poder empezar a generar empleo en cuanto se produzca algún tipo de reactivación, que tiene que empezar fundamentalmente por restaurar la confianza en la economía.

-Porque ahora mismo la gente no la tiene...

-No hay ningún dato que nos lleve no ya a tener confianza en la economía, sino a tener confianza en las perspectivas de salida de la crisis. Nosotros lo hemos dicho muchas veces desde el punto de vista empresarial: creemos que las políticas de ajuste son imprescindibles y necesarias, pero que no hay una sola manera de llevarlas a cabo. En este momento hace falta mucho diálogo y mucho consenso para implementar medidas. Y luego, los ajustes necesitan reformas y reestructuraciones. No tiene mucha más elasticidad el gasto, no tiene mucha más elasticidad la presión fiscal... Hay que reestructurar y reformar fundamentalmente las administraciones públicas y el sector público.

-¿Adelgazarlo?

-Lógicamente. Esa propuesta del PP de una sola competencia, una sola administración, es absolutamente imprescindible. Hay que adecuar las estructuras del sector público a la situación actual. No es concebible que se mantengan tantos miles de funcionarios en Andalucía, por ejemplo en gerencias de urbanismo, cuando ahora no hay actividad promotora. No se pueden conservar esas estructuras, no puede haber ayuntamientos sobredimensionados en esos aspectos, o empresas públicas en las comunidades autónomas reproduciendo competencias de la Administración Central, o ministerios nacionales que no tienen tantas competencias como funcionarios.

-¿Pero adelgazar la administración no significa, al menos a corto plazo, incrementar las listas del paro?

-Seguro, pero son elementos absolutamente imprescindibles y necesarios para volver a salir. Claro que adelgazar la administración significa la pérdida de empleo público, pero la pérdida de empleo público es una necesidad para poder seguir ajustando las cuentas. No podemos ajustarlas más eliminando inversiones en Educación, en formación, en investigación o en infraestructuras, que hipotecan el futuro.

-También relacionados con las administraciones están los impagos a las empresas, uno de los grandes problemas del tejido empresarial granadino...

-Una de las grandes medidas que adoptó el Gobierno es la de habilitar un sistema de pago a proveedores. Es inconcebible que un sector como la administración pública deba a los particulares y a las empresas y que eso significa un problema gravísimo en la economía. Por otra parte, la imagen que traslada a inversores exteriores es nefasta. No sólo porque en el exterior no se entiende mucho que las administraciones no cumplan con sus obligaciones de pago, sino porque además esas deudas ni siquiera cuentan con un plan de pagos. Los consejos de administración de empresas en Holanda o en Alemania no pueden entender que se les deba y que además se les diga que no saben cuándo les van a pagar. Cuando esas empresas tengan en su día que adoptar la decisión de invertir en el exterior, desgraciadamente no pensarán en Andalucía ni en España.

-Respecto a ese calendario de pagos, la Confederación Granadina de Empresarios quiere poner en marcha una Mesa de Seguimiento de los pagos, ¿qué le parece la iniciativa?

-Es una magnífica iniciativa que hemos puesto en marcha en diferentes ocasiones que se han producido situaciones similares a esta. Me consta la buena voluntad política de las administraciones públicas para pagar, pero tienen un problema de liquidez importantísimo que les lleva a no poder hacer ni siquiera provisiones de pago.

-¿Siempre es mejor la negociación que la vía judicial? Algunos constructores en Granada ya amenazaron a la Junta con llevarla a los tribunales...

-Son etapas distintas. A los empresarios nos corresponde señalar a las administraciones dónde están los problemas, e intentar que se resuelvan. Y si no se resuelven, las iniciativas que los empresarios quieran tomar son sus decisiones particulares. De todas formas, las reclamaciones de cantidad contra las administraciones públicas son lentas, procelosas y acaban en ejecuciones de sentencia que terminan con la inclusión en los presupuestos de las cantidades adeudadas, por lo que no son tan rápidas.

-La situación en el conjunto de Andalucía es mala, pero en el caso de Granada muchas veces encabezamos los ranking de crecimiento de paro, de mortalidad empresarial... ¿Por qué está Granada en el furgón de cola de Andalucía?

-Creo que Granada tenía un tejido empresarial importante, con empresas tractoras que permitían el desarrollo en la provincia. Pero la desaparición o la inactividad esas empresas, de grupos empresariales importantísimos que había en Granada, provoca un efecto en el entorno que lleva a esa situación que señala. Hoy día no vemos en la provincia sectores de referencia que pueden tirar de la economía, y aquellos que pueden tirar de la economía están lastrados por condicionantes medioambientales o de otro tipo. Las situaciones son las que son, y los elementos de competitividad son los que hay. Si los elementos de competitividad los recortamos, se producen situaciones complicadas. Yo no digo con esto que la solución sea sólo el turismo, pero evidentemente es una solución. El que Granada ocupe puestos muy negativos en los distintos ranking es consecuencia de la destrucción del tejido productivo que se ha producido con anterioridad.

-¿Qué sectores se deben fomentar?

-Las economías son espontáneas, es difícil dirigirlas por normas. Hay que analizar los elementos de competitividad de cada territorio y después intentar inducir un equilibrio entre los distintos sectores económicos para que no se produzcan desfases en el desarrollo. Granada tiene muchas potencialidades que deberían ser aprovechadas. Yo siempre digo que en estas circunstancias tan excepcionales el diálogo y el consenso con el mundo empresarial es absolutamente imprescindible. El diálogo no es solo comunicar qué se va a hacer. El diálogo es someter a consideración las decisiones. Hay que ceder parte de lo que se piensa en esos diálogos y en ese consenso. Muchas veces las administraciones nos presentan visiones cerradas de lo que creen que es la solución. Nosotros tenemos mucho que decir en muchas de las soluciones que ha adoptado la administración pública.

-¿Cuáles son esas potencialidades de Granada que deben explotarse?

-Es evidente que el turismo es uno de los sectores importantes, que ahora mismo podría significar el desarrollo más rápido -el industrial es absolutamente necesario, pero es más lento-, y ese turismo tiene muchas limitaciones como consecuencia de la no ampliación de las instalaciones de Sierra Nevada. El desarrollo sostenible no es la insostenibilidad de las situaciones, es combinar los factores de desarrollo y sostenibilidad. Evidentemente hay que medir cada una de esas decisiones en función del desarrollo sostenible, no sólo en función de la sostenibilidad.

-Las infraestructuras juegan un papel importante en ese desarrollo. En Granada no se sabe cuándo llegará el AVE, el aeropuerto tiene déficit de conexiones... ¿Hasta qué punto es importante que las administraciones apuesten por proyectos como estos?

-Si no invertimos en infraestructuras hipotecamos el futuro. Hay que precisar que hay que invertir en infraestructuras necesarias y rentables, no en infraestructuras que se queden ociosas, como tantos aeropuertos sin aviones o estaciones de trenes sin viajeros. Hay que seleccionar qué infraestructuras nos son imprescindibles. Y, desde luego, comunicar Granada con su entorno geográfico y a partir de ahí con Madrid y el resto del mundo es inevitable desde el punto de vista del desarrollo.

-El próximo 14 de noviembre los sindicatos han convocado una nueva huelga general contra el Gobierno. ¿Qué opina al respecto?

-Lo que menos necesita el país en estos momentos es una conflictividad social en la calle, la pérdida de miles de millones de euros como consecuencia de una parálisis de ese tipo. Los ciudadanos van aprendiendo de esas cosas y las huelgas generales cada vez tienen menos respaldo. Y todos sabemos que mucho del respaldo que se produce es como consecuencia de los denominados piquetes informativos que no son más que piquetes coactivos que van por el centro cerrando tiendas al paso o que van por los polígonos industriales impidiendo el libre acceso de los trabajadores. Yo creo que ha llegado el momento de que esas cosas se planteen de otra manera. Las organizaciones empresariales y los sindicatos tenemos un gravísimo riesgo en el futuro de desapego y desafección de afiliados o de miembros, y de rechazo de la sociedad. Tenemos que pensar bien que es lo que se hace, porque la intermediación social de sindicatos y empresarios es imprescindible. Pero si lo hacemos mal y no avanzamos en otras fórmulas distintas a las del siglo XIX, estaremos en una situación complicada de cara a nuestro papel en el futuro.

-En esta ocasión parece que la Junta de Andalucía apoya la convocatoria y suprimirá su agenda política para ese día.

-Creo que son medidas populistas de simpatía ideológica que no le hacen ningún bien ni a la economía ni a la imagen de la comunidad autónoma en el resto de España y en el resto del mundo.

-La crisis también está afectando a la CEA...

-La CEA es una empresa como otra cualquiera y al disminuir el número de afiliados como consecuencia de la desaparición de muchas empresas, se produce una disminución de los ingresos y a partir de ahí todos, las administraciones públicas, las empresas privadas, las organizaciones empresariales, tenemos que adaptar las estructuras de personas y de espacio físico a la situación que vivimos y en la que nos desenvolvemos. Si mantuviéramos estructuras desfasadas, eso a lo que conduciría es a la desaparición inmediata. Yo lo que pretendo es adaptar la estructura y a partir de ahí, volver a relanzar la actividad de la organización, en función de lo que nos permita la situación de la economía.

-¿Cabe entonces la posibilidad de que la CEA lleve a cabo un Expediente de Regulación de Empleo?

-Yo no he dicho nunca que haya un ERE, sino que hay que adaptar las estructuras físicas a la situación actual, lo demás se interpreta.

-Hablaba de diálogo y consenso, que es precisamente la base de su proyecto, un pacto económico y social para Andalucía que ahora quiere exportar al resto de España. ¿Cómo va la iniciativa?

-En estas circunstancias tan excepcionales se requieren medidas excepcionales y el otro día en la reunión de la Junta Directiva de la Confederación solicitamos a la CEOE que impulse a nivel nacional un gran acuerdo político, económico y social, que creemos que en estos momentos es una de las mejores soluciones que se puede llevar a cabo. Es complicado, es muy difícil. Pero es muy necesario que la imagen de posiciones partidistas y sutilezas ideológicas se deje atrás y seamos capaces de ponernos de acuerdo y llevar al exterior un mensaje de salida de la crisis, de confianza en la economía y en las instituciones del país.

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