Granada

Se buscan personas dispuestas a escuchar

El ser humano tiene solo una boca, que utiliza mucho, y dos oídos que no utiliza nada. En el Teléfono de la Esperanza saben que la gente dispuesta a escuchar y a ponerse en el lugar del otro escasea en estos tiempos de prisas y de individualismos. Y saben que cuando llega el invierno el ánimo se viene abajo. Por eso ponen en marcha varios cursos de autoestima, de relaciones interpersonales, de separación afectiva y superación del duelo.

Las situaciones económicas extremas siembran la desesperación y el Teléfono de la Esperanza está sonando en estos tiempos más de lo deseable. En un año pueden recibir cerca de 5.000 llamadas. Y van en aumento. De ahí que desde la organización hayan iniciado una campaña para buscar voluntarios capaces de dedicar parte de su tiempo a escuchar a los demás. A cambio, la organización ofrece a los interesados una amplia formación de un año que abarca el conocimiento de uno mismo, talleres de crecimiento personal y seguimiento posterior. "Tenemos unos 45 voluntarios, pero necesitamos en torno a 20 más para poder expandir el servicio y poder abrir una segunda línea de teléfono", explica la directora del Teléfono de la Esperanza en Granada, Lola López. Y es que el Teléfono engancha. Un ejemplo: hay en torno a 5 personas que colaboran con la ONG desde que se creó, hace ahora 22 años.

Como es de esperar, la crisis copa la mayor parte de las consultas a estos especialistas de la escucha. "Nosotros no podemos hacer milagros, ni encontrarle trabajo ni darle dinero a nadie pero muchas veces la persona se tranquiliza y encuentra un poco de sosiego ante una persona que está dispuesta a escucharla", argumenta la directora del Teléfono. Las amenazas de suicidio siguen siendo los trances más duros que tienen que afrontar estos voluntarios aunque, afortunadamente, no suelen ser casos muy habituales. Hay otros problemas que abordan con más frecuencia, por ejemplo la pérdida de autoestima. "Posiblemente atendamos a más personas que nunca han tenido autoestima que a gente que la ha perdido", apunta Lola, de ahí que desde el Teléfono se trabaje para que los 'pacientes' se hagan responsables de su vida. Para ello, el Teléfono oferta talleres, cursos y grupos de desarrollo personal, en función del perfil de los usuarios. "Si no se nos da un buen autoconcepto de nosotros mismos cuando somos pequeños no desarrollamos la autoestima, y a veces la perdemos cuando, por ejemplo, damos con una pareja que nos maltrata", argumenta Lola López.

Claro que a escuchar también hay que aprender. Para que la escucha funcione debe ser activa, "no vale pensar en lo tuyo mientras te hablan y esperar a que terminen de hablarte para contarle a la otra persona tus problemas o para decirle lo que tiene que hacer", argumenta la directora del Teléfono de la Esperanza. La soledad, la incomunicación y los problemas relacionales copan buena parte de las llamadas. Este último apartado viene incluso acompañado de datos del propio Teléfono de la Esperanza: el 80% de las parejas que se separan reconocen la incomunicación como su problema principal.

"Las cosas serían muy distintas si desde la infancia tuviéramos una asignatura que abordara las emociones. Tenemos muy poco desarrollo del hemisferio derecho; aquel que se relaciona con la afectividad", añade la directora del Teléfono de la Esperanza. Para Lola el ser humano está equilibrado cuando está dispuesto a dar y a recibir en la misma medida.

Sólo cuando se ha llegado a este punto de equilibrio, los voluntarios adscritos a la asociación están preparados para descolgar el teléfono y pronunciar la frase: "Teléfono de la Esperanza, buenos días..."

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