Granada

Una británica contrata un vuelo a Granada y acaba en una isla caribeña

  • Un malentendido a la hora de definir el destino con su agencia de viajes ocasionó el error

Una confusión en el momento de contratar un vuelo con una agencia de viajes llevó a una ciudadana británica a miles de kilómetros del destino que, en realidad, tenía en su mente visitar. Lamenda Kingdon, natural de la pequeña localidad inglesa de Plymouth, quería visitar la Alhambra y las calles de Granada, por lo que llamó por teléfono a la compañía Avios para concertar la fecha más adecuada para su desembarco en la capital andaluza. Todo parecía ir bien hasta que, ya montada en el avión y sobrevolando el Atlántico, una curiosa conversación con su compañera de asiento destapó la confusión. No se dirigía hacia la ciudad natal de Federico García Lorca, sino hasta la isla caribeña que comparte nombre con ella: Granada.

La historia fue destapada por el diario anglosajón Daily Mail. La señora Kingdon, de 62 años de edad, disfrutaba de una relajante bebida cuando comentó con una mujer sentada a su lado las tremendas ganas que tenía de llegar hasta lomas de Sierra Nevada. La respuesta dejó atónita a la británica: "Creo que en este vuelo no será posible". En ese mismo instante, alertó a unas de las azafatas del vuelo para corroborar la información. Efectivamente, no había subido a un avión con destino a España. El Caribe era la próxima parada, y no había vuelta atrás.

Al comprobar en su billete el destino fijado, las pequeñas dudas que le pudiesen quedar se disiparon de inmediato. La inscripción no decía 'Granada', sino 'Grenada'. Lo que, en un principio, iba a ser un viaje de unas dos horas se había convertido en otro muy diferente, con una duración multiplicada por cinco a la inicial. Sí se le hizo un poco largo el trayecto, pero lo achacó a la diferencia horaria que pudiera existir entre Reino Unido y España.

Lamenda Kingdon embarcó en el aeropuerto londinense de Gatwick, lo que aporta otro dato aún más llamativo. Mientras que la distancia entre Granada y Londres es de unos 1.500 kilómetros -recorrido que debería salvar para llegar a su destino-, la confusión había dado como resultado una travesía de, aproximadamente, 7.000 kilómetros.

Ante el fallo, las azafatas instalaron a la afectada en la zona de primera clase y le proporcionaron una copa de champán. Además, le ofrecieron bajar en la también isla caribeña de Santa Lucía, donde el avión haría escala. Desde allí, la empresa le costeó el viaje de vuelta hasta Gatwick y, un día después, otro avión hasta, esta vez sí, la Granada de Andalucía. De esta forma, Kingdon pudo cumplir su sueño. Y es que el planeado desplazamiento formaba parte de la 'lista de deseos' que la inglesa se propuso cumplir una vez hubo terminado el proceso de recuperación del cáncer de mama y tumor cerebral que erosionaban su salud. En muchas ocasiones, la realidad supera a la ficción.

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