Durante varias semanas, agentes de la Policía Nacional han peinado las calles de la zona de la Avenida de la Constitución en busca que un chico joven que, armado con un cuchillo de grandes dimensiones, estaba atracando pequeños comercios, principalmente regentados por mujeres. El presunto atracador, al que los agentes habían bautizado como 'el estudiante' -aunque no lo es-, fue cazado por fin el pasado viernes y puesto el lunes a disposición del órgano que se encontraba en funciones de guardia, el Juzgado de Instrucción número 2 de la capital, que ordenó su ingreso en prisión.

Según informó ayer la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Oriental en un comunicado, el botín conseguido por el joven asciende a 1.900 euros. Las víctimas, que ante la amenaza del arma que empleaba en sus atracos no dudaban en entregarle el dinero de la caja, habían ofrecido a los agentes una detallada descripción del ladrón, la cual ha sido crucial para identificarlo.

'El estudiante' resultó ser un vecino de la zona, de nacionalidad española, que carece de antecedentes penales y que tiene 21 años. Casi siempre cometía los robos al filo de las dos de la tarde, hora próxima al cierre de los comercios, de menor trasiego de clientes y en la que se aseguraba como botín la recaudación de la mañana, según las fuentes consultadas por este diario.

La operación que ha culminado con su detención ha sido llevada a cabo por el Grupo de Atracos de la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Oriental, que de este modo ha logrado poner fin a la oleada de robos que tenía en jaque a los comerciantes de la zona.

'El estudiante' -que fue bautizado así por la Policía porque dejó de actuar coincidiendo con las vacaciones de verano- comenzó a perpetrar los asaltos a finales del pasado mes de junio y atracaba uno o dos comercios al mes.

Al carecer de antecedentes penales, las investigaciones han sido "bastantes complejas" hasta conseguir identificarlo y detenerlo. Desde el primer momento, los policías encargados de poner freno a sus fechorías se encontraron con enormes dificultades para conseguir pruebas que condujeran a su identificación, pero finalmente las obtuvieron.

El detenido, siempre actuaba solo y de forma muy rápida, y operaba exclusivamente en el Distrito Centro. Una vez elegía el establecimiento, accedía a su interior y, tras intimidar con el cuchillo de grandes dimensiones a las dependientas, se llevaba cantidades de dinero que oscilaban entre los 40 a 600 euros, abandonando el lugar rápidamente sin dejar rastro.

El joven fue localizado y detenido precisamente en los alrededores donde actuaba, gracias a las pruebas y datos recopilados por los investigadores policiales, que hallaron además en el registro de su domicilio "objetos relacionados con los robos".

Las fuentes consultadas destacaron que la descripción ofrecida por las víctimas fue fundamental para identificar al detenido, que robaba tanto en panaderías, como en zapaterías, ópticas, perfumerías, tiendas de ropa y otros establecimientos de la Avenida de la Constitución y de San Juan de Dios.

La Policía le imputa un total de nueve atracos, aunque en dos de ellos no logró llevarse nada. El Código Penal establece la pena de prisión de dos a cinco años, sin perjuicio de la que pudiera corresponder a los actos de violencia física que realizase, para la persona a quienes los jueces consideren culpable del delito de robo con violencia o intimidación.