Granada

La construcción pierde en cinco años al 77% de sus trabajadores

  • La crisis ha condenado al furgón de cola de la economía al sector, que ahora da empleo a menos empleados que la industria o la agricultura y pide a gritos un plan de revitalización.

El sector de la construcción necesita ayuda. El que en sus buenos tiempos -en pleno desarrollo de la burbuja inmobiliaria- fuera el sector locomotora de la economía granadina, ha quedado relegado a un último puesto tanto en empleo como en número de empresas, superado por la agricultura y la industria. Después de seis años de crisis, de un incremento del paro que ha dejado tocada a la economía granadina, de una pérdida de poder adquisitivo sin precedentes y de que el sistema financiero se haya vuelto alérgico a los créditos hipotecarios, el sector más demonizado y más culpado de la recesión está bajo mínimos.

Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), en Granada hay 9.900 trabajadores que siguen viviendo del sector de la construcción. Esta cifra es un 76,9% inferior a la del cierre del año 2008, cuando la crisis ya había comenzado a dejarse sentir en el sector.

Según los datos desglosados del Instituto de Estadística de Andalucía, la construcción ha sido condenada al furgón de cola de la economía provincial al menos en cuanto a empleo se refiere, ya que es el sector que menos capacidad de generación de empleo tiene en la actualidad. Sus 9.900 ocupados poco tienen que ver con los 30.200 de la agricultura, los 21.200 de la industria, los 218.100 de los servicios, los 75.400 del comercio, los 15.800 del transporte, los 27.300 de los servicios empresariales, los 77.700 del sector público y los 21.800 englobados en la categoría de otros servicios.

También el número de trabajadores autónomos en el sector se ha reducido a pasos agigantados en estos últimos años de crisis. Mientras que al cierre de 2008 Granada contaba con 8.508 autónomos que desarrollaban su actividad en la construcción, frente a los 5.364 de la actualidad. En cinco años, por tanto, el colectivo de trabajadores autónomos que sostiene la construcción se ha reducido un 36,9%.

Sí es cierto que el paro, en comparación con 2008, ha mejorado. En el cuarto trimestre del año en el que se desencadenó la crisis con toda su dureza, había en Granada 18.400 parados en el sector de la construcción, frente a los 9.200 de la actualidad.

Lo que no ha sido una excepción y, por lo tanto, no ha ido a mejor es el tejido productivo relacionado con el ladrillo. Aunque los datos del cierre de 2013 aún no están disponibles, los de 2012 bastan para comprobar que la crisis se ha llevado por delante a buena parte de la fuerza productiva del sector constructivo. Según el Anuario Estadístico del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, al cierre de 2012 había en Granada un total de 1.871 empresas que ejercían su actividad en el sector de la construcción, un 46,8% menos que en 2008, cuando se cifraban 3.519 compañías relacionadas con la construcción, la obra civil y la promoción inmobiliaria. En cuatro años, por tanto, Granada prácticamente ha perdido la mitad de las firmas que sacaban adelante al sector, muy afectado también por los concursos de acreedores.

Según la información del Instituto Nacional de Estadística, entre 2008 y 2012 -los datos definitivos de 2013 aún no han sido publicados-, un total de 282 empresas han entrado en concurso de acreedores. De ellas, 129 (es decir, un 45,7%), pertenecían al sector de la construcción.

Con estos datos sobre la mesa y volviendo al principio, es indudable que el sector necesita que alguien le eche una mano, que lo revitalice y lo 'resucite'. Después de que haya sido demonizado durante años, la semana pasada la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se comprometió a ser la artífice del 'rescate' que precisa la construcción. Eso sí, advirtió de que el Gobierno andaluz le darán un empujón al sector "bajo nuevos criterios de sostenibilidad" y, por el camino, acabará "con la especulación".

Las palabras de Susana Díaz, poco concretas, han despertado la "expectación" en el sector. El secretario general de la Asociación de Constructores y Promotores (ACP) de Granada, Francisco Martínez Cañavate, aseguró que los empresarios del sector se encuentran, por el siguiente orden, "expectantes, ansiosos por conocer las propuestas de la presidenta de la Junta y algo incrédulos".

Martínez Cañavate aseguró que un plan de apoyo al sector es "absolutamente necesario", pero se mostró cauteloso ante lo que podrían no ser más que castillos en el aire.

El secretario general de los constructores reconoció que difícilmente se conseguirá llegar a niveles de empleo y de empresas parecidos a los de 2008, pero que el sector se conformaría con recuperar las cifras de 2010 y no seguir asistiendo a la destrucción de puestos de trabajo y a la elevada tasa de mortalidad empresarial. "El nuestro ha sido siempre un gran generador de empleo, desde puestos cualificados hasta no cualificados. Eso es una realidad. Nuestro empleo era súper permeable y no hay ningún sector económico que vaya a ser capaz de sustituirlo", indica Martínez Cañavate.

El responsable de ACP indica que la intención de la presidenta de la Junta de Andalucía es loable, pero que para conseguir el reto que se ha planteado y poder valorarlo en su justa medida son necesarias dos cosas: "objetivos y medios". Sobre todo esto último. Y, "en un presupuesto sin inversiones, la expectativa se vuelve incredulidad".

Para fomentar la construcción, explica Francisco Martínez Cañavate, no hay más remedio que reactivar la obra civil; invertir de forma constante en el mantenimiento y conservación de las infraestructuras públicas; y darle un impulso a la promoción inmobiliaria, que es la actividad "que más mano de obra requiere" y la que realmente puede marcar la diferencia. El secretario general de los constructores asegura que en la promoción inmobiliaria pueden incluirse planes de VPO, obras de rehabilitación, programas de eficiencia energética... toda una batería de medidas que marcarían la diferencia en un sector que se encuentra perdido sin este pilar esencial de su actividad.

Martínez Cañavate recordó que hay una extensa lista de tareas que podría ayudar a la construcción a salir del bache. Para empezar, "el mantenimiento de carreteras autonómicas es deficiente y las obras de nuevas construcción de carreteras iniciadas en 2007, 2008 y 2009 están paralizadas en su mayor parte"; las vías de alta capacidad (VAU) "nunca se iniciaron"; las obras hidráulicas se dejaron en el cajón a partir de 2012, al igual que las obras de depuración de aguas. Todos estos proyectos pendientes, indicó el secretario general de la Asociación de Constructores y Promotores, serían un excelente paliativo para el sector. Pero para llevarlas a cabo hace falta una apuesta decidida y, sobre todo, inversión.

Sin embargo, existe otra "vía" que "no requiere dinero" y que cambiaría las cosas para el sector. Desde la ACP aseguran que "un cuerpo legislativo más permisivo para el sector" marcaría un antes y un después. "Está claro que se puede legislar al abrigo del sector y no a la contra", apunta Martínez Cañavate, que asegura que la paralización de los planes subregionales o la puesta en marcha del Plan del Litoral han provocado "una restricción y una limitación de las inversiones" por parte de entidades privadas. "El sector requiere inversión, ya sea pública o privada. Pública no hay, y para la privada no se reúnen las condiciones. La legislación de los últimos siete años ha venido a destrozar aún más al sector de la construcción".

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