Granada

Héroes antes de cumplir los diez

  • Muchos niños que provienen de un proceso de adopción internacional conviven en la actualidad con familias granadinas Sus padres aseguran que se trata de verdaderos "supervivientes"

¿Qué estaría dispuesto a hacer por se padre o madre? ¿Soportaría años de espera y de trámites administrativos? ¿Sería capaz de sobrellevar que su hijo está a miles de kilómetros de su casa y sólo poder verlo por fotos o vídeos? ¿Cómo afrontaría el ir a visitarlo a otro país y después de unos días tener que regresar a su hogar sin él? Todo ese es el peso que han tenido que aguantar María, Susana, Concha y Rosa. Todas ellas, junto a sus maridos y familias, decidieron ser madres mediante adopción internacional. Un largo proceso repleto de altibajos y vaivenes. Como ellas mismas aseguran, un camino largo que acaba en final feliz cuando abrazan por primera vez a sus hijos.

Pero este trayecto es injusto en numerosas ocasiones. Y es que no todas las familias pueden acceder a este tipo de adopción. Algunas llevan esperando hasta seis o siete años la llegada ese pequeño ser que aporte alegría y también, por qué no decirlo, algo de alboroto en sus casas. Una de las dificultades es la situación económica ya que el proceso es caro. Como comentan, puede suponer un coste de hasta 30.000 o 40.000 euros por caso puesto que hay que hacerse cargo del coste de todos los trámites burocráticos y administrativos, así como de los viajes al país de origen del menor o el pago de abogados, intérpretes y traductores necesarios. Igualmente, la Junta de Andalucía -organismo que regula estas adopciones- establece unos recursos económicos concretos mínimos para decir 'sí' a la adopción, asegurando el bienestar de cada niño. "Hay muchas familias que quieren adoptar y están esperando a que mejore su coyuntura económica y poder hacerlo. Por ello, las adopciones nacionales han aumentado en los últimos años y las internacionales han bajado. Ir por ejemplo a Rusia a adoptar a un niño conlleva un gasto medio de unos 30.000 euros", admite Susana Marruecos. "Si estás parado, ¿cómo lo haces?", replica Concha García. Así, la crisis está afectando a todos los ámbitos de la realidad. También a los futuros padres.

Lo llamativo de estas mujeres es que también forman parte de una asociación que informa y apoya a las personas interesadas en ser familias de adopción o acogida. Sus actividades, asimismo, también se dirigen a las que ya lo son. Algunos viernes organizan actividades en el Centro Cívico del Zaidín y ofrecen un "espacio común" donde "compartir experiencias" y desarrollar eventos "culturales, sociales y de ocio". Es la Asociación de Familias Adoptantes Multiétnicas AFAM. Una organización que nació en 2008 y que se encarga de "formar y formarse" para este auténtico desafío. "AFAM es un punto de encuentro de familias; las adoptivas pasamos por una serie de circunstancias por las que no lo hacen las biológicas y necesitamos un lugar donde educarnos y ayudarnos; nosotros, cuando conocimos la asociación por primera vez, nos ayudó mucho porque no teníamos niños todavía. Fuimos y nos encontramos con personas que te explican, te dan ánimos, te ayudan, te dicen a lo que te vas a enfrentar, te aconsejan, te tratan de explicar lo complicado y, a la vez, maravilloso del proceso…", afirma la actual presidenta, María Martín. Por decirlo de alguna forma, la Junta de Andalucía llevaría los trámites administrativos y ellos, los sentimentales. Una labor tanto anterior como posterior a la llegada del niño.

Cocha Campos es su vicepresidenta, Susana Marruecos la tesorera y Rosa García una de las vocales. Según explican, para optar a la adopción internacional tuvieron que cumplir primero los requisitos que pone el Gobierno autonómico. En concreto, obtener la "declaración de idoneidad". En un segundo nivel, satisfacer los del país donde tramitan dicha adopción, requisitos que van desde la edad hasta el estado de salud o los recursos económicos. "Por ejemplo, en China pusieron unas restricciones muy fuertes y ahora las adopciones están muy paralizadas; incluso te piden un índice de masa corporal determinado. Y en Rusia tienes hasta que ir a un juicio...", indica Martín.

Aparte, también tienen que tener en cuenta las posibles circunstancias en las que se encuentre cada nación. Una situación determinada puede originar que se "abran" o se "cierren" las adopciones en ese territorio. Así, si un país atraviesa por un periodo manifiesto de inestabilidad o por una guerra, los trámites quedan suspendidos y, muchas veces, la ilusión de los padres se desvanece de un plumazo. Para asistir a las familias en cada una de las fases existen las Entidades Colaboradoras de Adopción Internacional -ECAIS-, asociaciones sin ánimo de lucro acreditadas por la Junta y el Estado de origen del menor. Ellas se encargan, básicamente, de asesorar legal, social y psicológicamente a los solicitantes y de tramitar los expedientes en cada país.

Una vez comenzado el "papeleo" en una demarcación concreta y es "asignado" un menor, comienzan los nervios, la "carrera de fondo". "Cuando inicias este proceso nunca sabes dónde vas a parar; empiezas sabiendo que quieres ser padre adoptivo pero no sabes ni en qué país va a estar tu hijo, ni lo que va a pasar. Cuando ya sabes al sitio donde tienes que ir y de donde será tu hijo, comienzas a buscar y ver las cosas de ese país, lo que hacen, lo que les gusta, sus tradiciones… Te informas y, a veces, hay momentos que llegas a saber más que de España", declara María Martín. Los niños que pueden ser adoptados en esos países vienen de múltiples circunstancias: tras ser retirada a los padres su patria potestad, porque no pueden mantenerlos y los entregan a un orfanato, porque los críos son huérfanos... Aunque son originarios de naciones muy dispares, los pequeños llegan a España ya con la nacionalidad de aquí.

Largas jornadas de trámites, viajes y sufrimiento que compensa cuando los padres se ven con sus hijos en sus brazos. Niños que dan mucho más de lo que reciben y que han vivido muy rápido. Necesitados de cariño y portadores de afecto hasta límites insospechados. La cara de sus padres lo demuestra, no hace falta que lo digan. Padres que tildan a sus hijos de héroes, de verdaderos "supervivientes" de la vida. De lo que no cabe duda es de que ellos también lo son. Y es que la historia no acaba con el emotivo recibimiento en el aeropuerto de Granada. La verdadera aventura comienza después.

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