Granada

Y la condena se convirtió en música

  • Francisco Javier Rodríguez Morales 'Maka' compuso durante los tres años de cárcel, a los que fue sentenciado por atracar un salón de juegos, parte de las canciones de su disco 'P.N.A.'

Francisco Javier Rodríguez Morales, un rapero conocido como Maka, salió en enero de prisión en libertad condicional tras cumplir tres años de condena, un tiempo que le ha servido para componer parte de las canciones de su disco P.N.A. y apostar por la música como cambio de vida.

El atraco a un salón de juegos llevó a la cárcel a Francisco Javier Rodríguez Morales y tras tres de los cuatro años de condena que le cayeron entonces, la prisión vio salir a este joven que aún no llega a treinteañero convertido en el Maka, como le conocen en los circuitos musicales del rap.

Maka reencontró la libertad el 5 de enero como el mejor de los regalos de una noche de Reyes y ha dedicado sus primeras horas en casa para grabar un disco de descarga gratuita que puede escucharse como una declaración de intenciones y un homenaje a su barrio, el Polígono Norte Almanjayar, cuyas siglas -P.N.A.- dan nombre a su último trabajo.

Este joven no descubrió en prisión ni el poder de la música ni una nueva vocación, que le venía de lejos, pero su paso por la cárcel sí le permitió grabar el disco A la sombra de la realidad (LNAI Records) e incluso disfrutar de un permiso penitenciario especial para ofrecer un concierto en una sala granadina.

"La primera vez que sentí ese algo por la música fue de muy chico, como un primer amor, y no se me olvida. Mi madre tocaba la batería, mi abuelo era cantaor, viene de familia", recuerda Maka.

Su nuevo trabajo, grabado con su compañero y productor Vicente El Vizio, mezcla rap con el duende flamenco y toques de soul y recoge "lo que me nace, porque esos ritmos se llevan dentro, son cosas muy callejeras".

"Las canciones reflejan la forma de vida del barrio, nuestro punto de vista, la forma de ver las cosas y de penar. Tiene más color porque recogen la felicidad de salir, de sentirte de nuevo libre, con temas como los dedicados a mi mujer y a la libertad", ha explicado a Efe.

Habla de la forma de vivir de un barrio, Almanjayar, con altos índices de desempleo, en el que vivió una infancia en la que iban al colegio y al salir eran "unos golfos", un barrio en el que vivían "metidos en el papel de guerra, porque cuando te ves arrinconado no piensas en lo malo, solo en buscar una salida".

Ahora imagina un futuro diferente, con una familia que aumentará en unos meses y trabajando en la música, que es su "pasión", con la que ofrece canciones que son "alegres y tristes a la vez, como la realidad de la calle" en un barrio "que estaba en crisis mucho antes de que el país estuviera en crisis".

No se cree mejor que nadie ni distinto a otros presos que han salido cambiados de prisión, "de donde he sacado mi madurez absoluta", pero confía en servir de motivación y de ejemplo para otros chavales que en algún momento "se pierden".

"He tenido la oportunidad de la música, un respiro que no todo el mundo tiene. Ahora creo que todo hay que ganárselo sin perjudicar a nadie", detalla convencido Maka, que confía en no tener que volver a verse "arrinconado".

Su música puede disfrutarse como él, libre, en las redes sociales, y ultima un concierto para cuando el tiempo mejore y sus seguidores conozcan las letras, que organizará con precios para "que yo pueda comer y la gente ir".

Por pedir, a Maka le gustaría grabar algún tema con Gordo Master o la Mala Rodríguez, que sus canciones suenen al otro lado del charco y todo, preso por la música y repleto de libertad.

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