Granada

Ciencia para Infantil ¿difícil?

  • Es importante cambiar la idea de que la Ciencia es difícil y de que no se puede transmitir a los más pequeños

Recuerdo con cariño las tardes de mi infancia y adolescencia en las que mi tía y mi madre, intentando aprovechar al máximo la tela que habían comprado para hacer un vestido, una falda o unos pantalones, se quebraban la cabeza para colocar los patrones como si de un puzzle se tratara. La confección y la repostería eran la excusa perfecta para reírse y pasarlo bien, aunque más de una vez salieran con dolor de cabeza después de darle vueltas y más vueltas a esos patrones que sacábamos de la revista Burda. Permítanme decir el nombre, pues creo que en aquella época era el único conocido y venía en versión original alemán. Aún hoy recuerdo esos enormes pliegos llenos de líneas de los que luego había que extraer el patrón correcto. Sí, porque si te equivocabas no salían las cuentas.

De esos días me viene a la memoria la frase que en ocasiones le decía mi madre a mi tía: ¡Maribel, no te creas que es fácil, que esto tiene su ciencia! Tampoco era raro que nos dijera a mis hermanos o a mi "pero si eso no tiene ninguna ciencia". Esta frase la oíamos con cierta frecuencia si mis hermanos o yo misma hacíamos mal alguna cosa que era realmente sencilla, cuando las prisas por acabar rápido mandaban más que nuestra querida madre.

Y ciertamente, tanto la repostería y cocina en general, como la confección tienen su ciencia, aunque aparentemente no lo parezca. Es posible que esas frases en algún momento las hayan oído o, incluso, empleado. Probablemente se hayan dado cuenta de que dichas frases llevan implícita la idea, muy extendida en la sociedad, de que la ciencia es difícil. A dicha idea también se suele asociar que la ciencia sólo está al alcance de "unos pocos elegidos" que además son varones. Pero nada más lejos de la realidad, aunque las alumnas, y algún que otro alumno, del grado de infantil así lo manifiesten al comienzo de curso, tanto verbalmente como a través de sus dibujos, que presentan elementos comunes con aquel de mi sobrino que pudieron observar en una página anterior de Ciencia Abierta (30-4-2013).

Como podrán imaginar, ardua tarea tenemos para desmitificar las ciencias, las características de la comunidad científica y su trabajo a un alumnado que, adicionalmente, dejó de ver las ciencias en el tercer curso de Secundaria. Teniendo en cuenta que serán "seños o profes" de infantil y están en la base de la formación de la sociedad futura, se hace imprescindible cambiar esa forma de pensar.

Diversas investigaciones internacionales indican que incorporar propuestas de ciencias en el aula de infantil tiene varias ventajas, entre ellas la mejora en las habilidades sociales y lingüísticas, o el aumento de la atención. Pero a pesar de dichas ventajas no parece ser muy frecuente la presencia de las ciencias en esta etapa educativa. Los motivos que se argumentan son variados: el temor e inseguridad del profesorado ante posibles preguntas comprometidas, la dificultad de planificar las propuestas, la focalización de esfuerzos en la lectoescritura y, por qué no, la permisividad que hay que tener para que el alumnado se mueva libremente, explore y se ensucie. En esta larga lista también podría encontrarse la creencia antes mencionada, y que quizá ustedes compartan, de que la ciencia es difícil. Claro, si las personas más mayores las ven así no será menos para las más pequeñas, ¿o no?

Pero quizá olvidamos que las ciencias no son sólo fórmulas matemáticas o un montón de conceptos, muchos de ellos abstractos, por qué negarlo; pero eso es simplificar demasiado la idea de ciencia, pues detrás de todo ello también hay unos procedimientos y unas habilidades, y es con ellas con las que podemos jugar en el aula de infantil, y nunca mejor dicho lo de jugar.

Hacerse preguntas sobre lo que les rodea, probar a ver "qué pasa si", o ver "cómo se puede hacer para", son algunas posibilidades con las que trabajar las ciencias en esta y en otras etapas. No piensen en explicarles a niños y niñas de infantil lo que es, por ejemplo, la refracción, porque eso puede ser realmente difícil. Pero sí podemos aprovecharla partiendo de algo cotidiano, y seguro que conocido a estas edades, como es el arcoíris.

Y el arcoíris fue lo que utilizó la "seño" Andrea con su alumnado de tres añitos. ¿Habéis visto alguna vez el arcoíris? ¿Qué colores tiene? ¿Cuándo se forma? ¿Podemos hacer nosotros uno? Esas fueron algunas de las preguntas con las que comenzó la "seño". Niños y niñas hicieron sus dibujos de lo que era un arcoíris y nombraron los colores que tenía. También tocaron varios objetos que pensaban que podrían servir para hacer uno, y al final, manos a la obra para comprobar si esos objetos eran útiles para lo que querían. Y ahora al revés; si de la luz blanca salen siete colores ¿podremos obtener el blanco a partir de los siete colores? Dicho y hecho, colorearon sus discos de Newton y los giraron, pero también juntaron luces de siete colores y, ¡asombroso, el blanco salía! Pero no sólo hicieron esas cosas, también contaron un cuento, dibujaron, cantaron y aprendieron los nombres de algunos colores en inglés.

Esto es, muy resumido, lo que hizo esta seño cuando estaba de prácticas, pues Andrea es ahora una de las recién graduadas en Educación Infantil. He de decir que tuve la suerte y oportunidad de conocer de primera mano la planificación y logros conseguidos con su propuesta, pero también conocí las dudas antes de llevarla a la práctica. Sí, porque ella no sabía cómo iba a responder su clase de tres años y tampoco si sería capaz de organizarlo. Pero consiguió no sólo planificarlo, sino que todo el grupo se implicase. Los más inquietos, que con frecuencia coloreaban rápido y mal, rellenaron por completo sus discos de Newton; quienes desconocían al principio los nombres de los siete colores del arcoíris los aprendieron muy bien y, al final, hasta los que habitualmente menos participaban querían contar su experiencia. Ni que decir tiene la satisfacción de la seño Andrea, y de la que hoy les escribe, con los resultados obtenidos.

Entonces ¿En qué quedamos? ¿Es difícil la ciencia? Según y cómo. En nuestras manos está como educadores y educadoras el hacer que la ciencia no sea difícil y sea ciencia para todas las personas y todas las edades. "Y es que todo depende", de según cómo se mire, todo depende", tal como dice el estribillo de una conocida canción.

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