La eterna lucha para proteger y dinamizar económicamente el 'pulmón' de Granada tiene su gran estilete en la Plataforma Salvemos la Vega. Una cruzada que dura ya más de quince años y que en los próximas semanas afronta un momento clave con el documento que va a presentar la Junta de Andalucía con el fin de proteger la comarca. Un proyecto en el que la plataforma quiere que se respeten sus líneas de trabajo. Con tal propósito, los diferentes colectivos que conforman Salvemos la Vega presentaron ayer sus reivindicaciones con una carta con carácter de hoja de ruta en la que instan al Gobierno andaluz a crear una figura o instrumento legal con capacidad jerárquica para acometer "la protección integral de toda la Vega en su dimensión ambiental, cultural y agraria", según explicó el profesor universitario José Castillo. "La propuesta de la Junta no parece ir en la línea que pretendemos nosotros", apuntó.

Castillo remarcó que uno de la propuestas centrales de la carta es que "se replantee el actual modelo de ordenación de la Vega de Granada que marca el POTAUG". El docente aclaró que no quieren que se invalide, "sino que se valore y se adecue al territorio". En la misma dirección argumento su discurso Juan Raya, portavoz de Salvemos la Vega, que pidió la creación de "una norma con rango suficiente que condicione y pare la construcción, y que sirva para crear una dinamización con productos de la Vega". Raya dijo que desconocen el contenido exacto del borrador que está preparando la Junta, pero que consideran "imprescindible" que se respeten las pautas que está proponiendo.

Salvemos la Vega es una agrupación que recoge las demandas de particulares y de colectivos sociales, además de colaborar activamente con VegaEduca, las organizaciones agrarias de productores y los sindicatos UGT y CCOO. En lo relativo a la educación se pronunció el profesor Javier Alonso, que expresó en la idea de que "en una provincia con un 40% de paro es importante un proyecto para que nuestros alumnos no tengan que salir fuera a buscar trabajo". Por último, el agricultor Antonio Navarro elogió la fertilidad de la Vega, a la vez que advirtió de los peligros que conlleva el vertido de las aguas fecales de los pueblos en los suelos de cultivo.