fígares-tenerías 3 Del descampado al epicentro

Cuando Fígares se hizo centro

  • A pocos metros de Puerta Real existe un barrio que surgió en los años 30 y que se ha ido modernizando hasta albergar 23.500 vecinos El Río Genil y la Acequia Gorda lo bañan

En los años 70 el barrio Fígares-Tenerías era totalmente diferente. No solo por los límites divisorios que ahora suponen una amplia superficie sino por las diferentes infraestructuras que se fueron construyendo durante los últimos cuarenta años. Así, cuando vecinos como Juan Pedro Justicia echan la vista atrás, se dan cuenta de todo lo que ha cambiado. "Yo llegué aquí con ocho o nueve años y empecé con mi tío a trabajar en una lechería que tenía en Músico Ayala Canto antiguamente conocida como Cuarta Perpendicular", explica este hombre que recuerda que en esta calle también estaban Los Pastoreros, la droguería Novo y una tienda de comestibles entre otros establecimientos.

Por aquel entonces, la zona era un entramado de descampados donde se erigían algunos edificios y casas de calles sin asfaltar y poca luz que le valieron el nombre del 'barrio de los charcos'. El río Genil en plena naturaleza y la Acequia Gorda en superficie eran otras de las peculiaridades que Juan Pedro Justicia encontró en este lugar que tanto ha cambiado. "Por aquel entonces todos los locales de las calles estaban ocupados, y solo había construidos algunos edificios, como el 7, el 8, el 9 o el 10 en la calle Ribera del Genil, antes Alférez Provisional", detalla. La Fábrica de Harinas Gran Capitán, ahora Colegio Público Tierno Galván seguía moliendo trigo mientras que más abajo quedaban las cocheras del tranvía. "No había farolas, las calles estaban cortadas", remarca Juan Pedro, conocido por haber sido el propietario del bar Mirabrás desde 1996 hasta 2005 cuando lo traspasó. Este bar, nacido en 1979 junto con el Mirasol son de los pocos establecimientos que quedan de esa época en el Fígares. De lo demás, poco. El crecimiento de la ciudad lo ha absorbido hasta el punto de que casi se considera centro de la ciudad.

El secretario de la Asociación de Vecinos Fígares-Río Tenerías, Luis Jesús Grandes corrobora todo esto. "Ahora mismo esta área es la segunda más cara por metro cuadrado de toda Granada", detalla Grandes. Él, en concreto, lleva 32 años viviendo aquí y cuando llegó, tampoco había nada. Sobre el origen, hay que ir todavía más atrás en el tiempo. "Tiene orígenes nazaríes pero fue allá por 1930 cuando el arquitecto granadino Matías Fernández Fígares diseñó una ciudad jardín durante la dictadura de Primo de Rivera", relata Grandes.

El arquitecto, diseñó casas tipo 'A y B', con dos precios, 23.700 y 25.000 pesetas. "Fue un boom, un proyecto pionero en España", remarca Grandes. Sin embargo, en los años 60 con el auge de la explotación urbanística numerosos propietarios vendieron las casas. Fue entonces cuando se construyeron los grandes edificios que ahora caracterizan al barrio Fígares-Río Tenerías.

De las antiguas casas, todavía quedan unas cuantas. Esas que todo vecino de la zona admira entre el misterio y la melancolía. Ahora sin embargo, el barrio ocupa una superficie mucho mayor. Según detalla Grandes, en la última redistribución el Ayuntamiento delimitó la zona conectada por Recogidas, San Antón, Neptuno, Carretera de Armilla hasta el Violón, incluyendo la mitad del Palacio de Congresos, Puente Genil y Puente Blanco una de las Aceras del Darro donde residen 22.400 habitantes. Así, incluye lugares emblemáticos como la Ermita de San Sebastián, el Parque de las Ciencias, el Jardín de la Reina o un trozo de Camino de Ronda, y numerosos hoteles como Alhamar o Nazaríes.

En concreto, la presidenta de la Asociación de Vecinos del barrio Fígares-Río Tenerías, Amalia Benavente, reside en Jardín de la Reina. Según explica la asociación no tiene grandes peticiones pues entienden que las verdaderas necesidades ahora mismo son difíciles de hacer realidad. "El barrio tiene casi de todo, tres colegios, cinco guarderías, dos centros de salud etc. Nos gustaría tener un instituto de Educación Secundaria y un pabellón deportivo", relata. Sin embargo, considera que no hay espacio suficiente para albergar estos proyectos y además el Ayuntamiento de Granada tampoco pasa por un momento económico boyante como para grandes infraestructuras. Por lo demás, se sienten completos. "Estamos a un paso del centro, tenemos la parada de los autobuses en Congresos, el Metro en Alcázar del Genil tiendas, hoteles... quizás hacen falta plazas de aparcamiento", relata. Eso sí, ella también recuerda cuando esta área era una zona tranquila con poco tráfico. Lo más duro, especifica, ha sido soportar las obras del Metro, que prácticamente han terminado en el tramo de Camino de Ronda que discurre a la altura de Jardín de la Reina.

Aunque, si hay algo que le gustaría a Benavente, al igual que al resto de vecinos es que las últimas casas que quedan, las típicas de la época de Fernández Fígares se mantengan, y con ellas, la verdadera esencia del barrio. Pero también que no envejezca, algo que inevitablemente está pasando, y se mantenga ese ambiente tan familiar que siempre ha tenido esta zona donde la mayoría de los vecinos se conocen y comparten experiencias en los comercios, debaten en los bares y jóvenes y mayores se sientan al sol.

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