Granada

Ángel González, la Granada 'gonzalista'

  • El poeta y primer galardonado con el Premio Lorca tenía a Granada como la ciudad de años de felicidad Residió en Granada durante el curso 89/90 gracias a un convenio entre la universidad granadina y la de Nuevo México

CANTANTE de rancheras, músico, poeta, profesor y amante de la vida, Ángel González, el autor asturiano de la generación del 50 siempre tuvo a Granada de rejilla base en su memoria y amistad. Se fue un 12 de enero de 2008 por su mala salud de hierro, una fecha en la que había sido programada una más de sus muchas lecturas en Granada. Esa vez iba a ser en el Palacio de los Patos, pero recibió la visita de 'la parca'. Tenía preparado un homenaje en la Facultad de Letras, lo que sería una entrevista colectiva para la revista Letra Clara. El poeta granadino Luis García Montero fue el encargado de trasladar las cenizas de Ángel González desde Madrid a la capital ovetense, donde reposan en el panteón familiar. «A Ángel le hacía mucha ilusión este viaje. Cuando me llamó a Estados Unidos me dijo que íbamos a estar en las tres ciudades que más le gustaban, en Madrid, Oviedo y Granada», comentó la ya su viuda Susana Rivera. «En Granada pasó unos años de mucha felicidad y tiene muchos amigos muy queridos por él», rememoró en los días previos a aquel homenaje.

Parafraseando a García Montero, Ángel González "revelaba una mezcla de filósofo clásico y de anciano del lugar, de superviviente estoico que lo vio y contó todo, mientras pedía una última copa para no dar por terminada la noche que de manera inevitable se perdía por la grieta rojiza del amanecer". Y así era, porque el poeta, a eso de las seis y media de la mañana, cuando el despertar del obrero, preguntaba: ¿Y ya nos vamos? El amanecer era su anochecer, un poeta a quien le agradaba pasear a esas horas de encuentro entre los madrugadores y los trasnochadores, en su regreso a casa.

La relación con Andalucía de Ángel González se produjo al ser destinado como maestro a Sevilla en los años cincuenta y sus primeros poemas están relacionados con Juan Ramón, Machado y Lorca, y se encontró con una Andalucía que había sufrido la misma represión que Asturias.

Granada y González mantuvieron una relación especial, que comenzó a mediados de los años ochenta. «Fue durante el encuentro de poetas de la generación del 50, que organizó la revista Olvidos de Granada como conocimos a Ángel González», rememora Luis García Montero. Le gustó la ciudad. El autor de Palabra sobre palabra se interesó por un acuerdo entre la Universidad de Nuevo México, de la que era profesor, y la de Granada. «Gracias a aquel convenio estuvo todo el curso 89/90 en la Universidad granadina como profesor visitante y como una especie de tutor de los estudiantes de Nuevo México», señala García Montero.

En esos nueve meses, González se alojó en el Carmen de la Victoria, en el Albaicín. «Le gustaba mucho bajar paseando desde el carmen albaicinero a Plaza Nueva y también caminar por la vieja ciudad, por los alrededores de Bib-Rambla», rememora el autor de Mañana no será lo que Dios quiera unas memorias noveladas sobre el asturiano escritas por su amigo granadino. Las noches las pasaba en La Tertulia, el local más literario del momento y donde se reunían los poetas granadinos, la cuna de lo que se llamó la 'Otra sentimentalidad' y donde degustaba su vaso corto con whisky. «Visitaba muy a menudo La Tertulia, un lugar que frecuentó mucho y donde quedábamos a tomar copas», narra García Montero. «Una de las cosas que más le gustaban era ir a comer pescado frito a Motril y al 'Puerto de Albolote', con lo que disfrutaba mucho», señala el autor de Habitaciones separadas. Ángel González también fue invitado en varias ocasiones por el Aula de Poesía de la Universidad y participó en el ciclo llamado El intelectual y su memoria. En una de aquellas visitas, Irene, la hija mayor de Luis García Montero, fue la protagonista de una anécdota 'gonzalista'. El poeta se presentó un día en la casa de Luis García Montero. Irene le abre la puerta, ve al ovetense y dice: «Papá, en la puerta está Fray Leopoldo».

González recibió en repetidas ocasiones el homenaje y reconocimiento de los poetas granadinos. Uno de aquellos actos memorables fue el que se organizó en La Tertulia, allá por diciembre de 2002, aprovechando el congreso dedicado a Rafael Alberti. El 'boca a boca' sirvió de anuncio de la sorpresa ideada por Luis García Montero que organizaron los poetas de la Asociación Cultural La Tertulia. En la lectura de poemas participaron José Carlos Rosales, Álvaro Salvador, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, Ángeles Mora y Benjamín Prado, entre otros, y los jóvenes poetas leyeron algunos versos editados en un cuaderno especial dedicado a Ángel González, que llevó por título Palabras sobre palabras. Fue un encuentro 'íntimo', al que asistieron unas cien personas, tuvo lugar en la catedral de la poesía granadina, el bar La Tertulia. La celebración en Granada del encuentro-homenaje a Rafael Alberti provocó la asistencia al acto gonzalista de muchos poetas y amigos del autor asturiano. Luis García Montero fue quien ideó dar la sorpresa a Ángel González. Los jóvenes poetas de la Asociación Cultural La Tertulia se pusieron en marcha para preparar la velada. Y llegó el día y hora señalados. En los corrillos culturales se había extendido la noticia a través del boca a boca, donde se afirmaba que el cantante Joaquín Sabina asistiría al acto. Así fue, pasadas las once de la noche, hicieron su entrada un grupo de poetas encabezado por Luis García Montero, acompañado de Almudena Grandes y Ángel González, a quienes les seguían Joaquín Sabina, Benjamín Prado, Felipe Benítez Reyes, Álvaro Salvador, José Carlos Rosales, Antonio Jiménez Millán y Ángeles Mora, entre otros.

El acto reunió a muchos de los poetas protagonistas del renacer cultural de los años ochenta granadinos, donde se creará un movimiento poético como la Otra sentimentalidad , que se convertiría con el tiempo en la clave de la aparición de la llamada poesía de la experiencia en el panorama español. El acto comenzó con la presentación de un número especial de la revista literaria Litoral dedicado a Ángel González. En otro momento, los integrantes de la Asociación Cultural La Tertulia leyeron algunos poemas editados en el cuaderno especial dedicado a Ángel González. Tras la lectura de esta antología tomó la palabra Joaquín Sabina, quien leyó el poema dedicado al homenajeado incluido en el número de Litoral.

La sorpresa de la noche fue la lectura por parte del cantante de unas sevillanas inéditas de Sabina dedicadas al poeta asturiano, y que concluyen así: «Áspero mundo, abismo, pan con cristales, dioses mortales hacen del catecismo malos modales, tratado de urbanismo, Ángel González». Más tarde se le concedía el premio García Lorca y el poeta asturiano veía su nombre junto al del autor de Poeta en Nueva York. Ya no se podía estar más unido a Granada.

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