La Educación Pública está en pie de guerra. Con el año electoral de por medio y los diferentes partidos ideando sus estrategias políticas en este ámbito, a un sector de los estudiantes y el profesorado no le está quedando más remedio que mostrar sus cartas a través de las protestas. Por un lado está el ya conocido como el decreto del '3+2' que pretende cambiar el modelo universitario a tres años de grado y dos de máster, en lugar del actual de cuatro de grado y uno de máster, que ayer fue rechazado en masa por el alumnado de la UGR con apoyo de parte del personal administrativo y docente de la institución. El Sindicato de Estudiantes calificó el paro académico de la Universidad de Granada como todo un éxito con un "seguimiento de casi el 100%", que se pudo constatar en la imagen de vacío que mostraron las facultades de la capital durante todo el día.

Pero no fue el único nivel de enseñanza que manifestó su oposición en contra de la reducción del grado a tres años y el resto de reformas de ahorro para las arcas del Estado que también contemplan la rebaja del número de becas. Más del 70% de los estudiantes de los institutos granadinos secundaron la segunda jornada de huelga según las cifras de la Consejería de Educación de la Junta. Muchos de los cuales también se dejaron ver por la manifestación multitudinaria que reunió ayer a cerca de 7.000 personas por las calles de Granada, aunque también los hay que aprovecharon la ocasión para 'estirar' el puente de Andalucía.

Y es que la aprobación en el Consejo de Ministros del decreto '3+2' ha conseguido prácticamente poner de acuerdo a todo el sector estudiantil. La prueba está en que el de ayer fue el primer paro académico oficial en la historia de la UGR, puesto que, hasta la fecha, nunca se había logrado que más de dos tercios de los representantes de las facultades estuvieran de acuerdo con la huelga estudiantil, que es el requisito que recogen los estatutos para poder convocarla.

El órgano oficial del colectivo que es la Delegación General de Estudiantes fue el convocante de un paro y su consiguiente manifestación que han tenido una repercusión considerable si se compara con huelgas precedentes. El coordinador del sindicato, Gorka Martín, se mostró criticó con la medida implantada por el ministro Wert: "Nos venden que convergemos con Europa, pero sólo en lo que nos interesa". Martín tachó la reforma de "ataque progresivo" a la enseñanza universitaria que empezó con la eliminación de las licenciaturas a través del Plan Bolonia y que ha ido "devaluando" la Educación.

Aunque los universitarios no son los únicos que han evidenciado su oposición a la propuesta de derogar el nuevo decreto y hasta un organismo como la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) mostró en su día la disconformidad con los grados de tres años. Así, no fue raro que muchos de los profesores de la UGR se dejaran ver por la movilización central del paro lectivo para avalar las proclamas de los estudiantes.

La manifestación de ayer fue la antesala de la futura concentración del 24 de marzo, que tiene el objetivo de reunir a todos los sectores y niveles de la Educación en las ciudades españolas. Esta protesta está convocada entre otras asociaciones por la Marea Verde, una organización que aglutina al profesorado de la Educación Pública. La Marea Verde de Granada mostró su descontento por el '3+2' y aprovechó la tesitura de jornada reivindicativa para sembrar las bases de un manifiesto en defensa de la Educación Pública como garante de "los principios básicos de libertad e igualdad, pilares de una sociedad verdaderamente democrática".

Medio centenar de profesores de la Marea Verde se concentraron en las puertas de la Delegación de Educación de la Junta en Granada para protestar en contra de "la degradación" de la profesión por situaciones como el incremento de dos horas lectivas (de dieciocho a veinte), los recortes salariales en las pagas y el castigo económico sobre unas bajas laborales que criticaron no son cubiertas antes de los quince días. Una serie de medidas que consideran como la consecuencia del progresivo desmantelamiento de lo público mercantilizando la Educación en favor de lo privado.