Ernesto páramo. Director del parque de las ciencias

"El Parque no es un lujo, es un proyecto que responde a una necesidad social"

  • Tras convertir al museo granadino en una referencia institucional, el director del Parque afronta las celebraciones del veinte aniversario, que culminarán con la "guinda" del Biodomo en 2016

-Después de veinte años enseñando ciencia, ¿qué balance hace de la 'pequeña' historia del Parque de las Ciencias?

-Lo primero que me viene a la cabeza es la ilusión que teníamos hace veinte años en abrir el Parque de las Ciencias. Hace veinte años en estos días estábamos temblando, con mucha ilusión y con un poco de angustia. Veinte años después, la conclusión es que ha habido una respuesta de la sociedad muchísimo mejor de lo que podíamos pensar todos. Todas las administraciones, los medios de comunicación, la comunidad educativa, se han volcado con el proyecto. Nuestro objetivo al principio era llegar a los 100.000 visitantes al año, como una cosa utópica. Había quien nos decía que cómo iban a venir 100.000 personas a un museo de ciencias en Granada y encima pagando. Ahora son más de medio millón de personas las que deciden pasar por el Museo y compartir la Ciencia cada año.

-¿Se imaginaban que el Parque podía llegar hasta donde ha llegado?

-No, claramente. Éramos un grupo muy entusiasta y muy optimista, pero la respuesta ha superado todas las previsiones. Hemos logrado no hacer sólo un museo para el turismo, para la gente de ciencia o para las escuelas, sino que nuestros visitantes sean escolares, familias, universitarios, turistas…

-¿Cómo ha logrado conjugarse la oferta para todos esos públicos tan diferentes?

-Una de las claves del éxito es que hemos ido combinando un programa educativo muy bien adaptado a las necesidades del estudio, una herramienta útil para las escuelas, con actividades lúdicas y grandes exposiciones temporales, que tienen una pata didáctica pero también interesan a todos los ciudadanos. La filosofía del Parque de las Ciencias la recoge perfectamente la Tarjeta Amiga. En Granada debe haber pocas asociaciones que tengan más de 10.000 miembros. Nuestro 'club' de la Tarjeta Amiga tiene casi 16.000 socios, que son 16.000 personas que pagan una cuota anual, y eso sólo lo haces si te merece la pena. Este producto demuestra que hay miles de personas en Granada que consideran que venir al Parque de las Ciencias no es una cosa de una vez al año, sino que puedes venir a lo largo del año para disfrutar del parque, de la biblioteca, de las diferentes salas, de las exposiciones temporales, del mariposario…

-Es una buena medida del éxito el hecho de que 16.000 granadinos formen parte de ese club...

-Cuando empezamos con la Tarjeta Amiga pensamos que sería muy, muy bueno si lográbamos tener mil socios. Cuando hablaba con otros colegas de otros museos siempre me decían que en su ciudad unos 200 'frikis' de la ciencia. Así que miil era un objetivo ambicioso. Tener 16.000 amigos es la mejor evaluación de lo que piensan los granadinos del Parque de las Ciencias. También nos permite contar con una red de colaboradores, de cómplices del Parque de las Ciencias.

-Echando la vista atrás, ¿cuáles diría que son los grandes hitos que han llevado al Parque a ser un museo de referencia?

-En primer lugar, el apoyo de las instituciones. En una ciudad como Granada, en la que hay muchos temas en los que se encuentran pocos consensos, es un mérito de las diferentes personas que han ostentado la presidencia del Consorcio, personas que han construido un clima de consenso institucional. Si estás en un clima de confrontación es más difícil trabajar. Y luego hay dos factores importantes: por un lado, que cada vez a la sociedad le interesan más los temas científicos y tecnológicos. Realmente el Parque de las Ciencias no es un lujo que nos podíamos permitir, sino un proyecto que responde a una necesidad social, porque en el mundo en el que vivimos la ciencia y la tecnología lo condicionan todo. Hemos venido a cubrir un hueco en el que había una necesidad importante. Y, por otro lado, que la sociedad granadina se ha volcado con nosotros: los medios, la comunidad educativa, la Universidad… Yo recuerdo que el año en el que empezamos fue muy difícil, porque también había una crisis muy grande en 1995. Hubo dudas de si el Parque seguía o no seguía, pero yo recuerdo claramente los titulares de prensa, que decían que tenía más de 70.000 reservas escolares.

-Desde el punto de vista del propio Parque, ¿cuáles han sido las claves del éxito?

-No fue pretendido, pero fue una suerte el hecho de empezar sin muchos medios. Puede parecer una contradicción, pero empezar de una forma tan modesta fue una ventaja. El Parque de las Ciencias era un proyecto muy modesto, muy pequeñito, y la fórmula de crecer por fases creo que ha sido un éxito total. No se nos vio como algo prepotente, como un proyecto faraónico. Hicimos una primera fase, funcionó bien; hicimos una segunda, y también. Hubo un hito muy claro que fue cuando inauguramos la Torre de Observación; también está la Cuarta Fase; y luego el momento en el que empezamos a internacionalizarnos con convenios importantes con Londres, Alemania, Nueva York… Ha habido grandes exposiciones que fueron hitos, como la de los Dinosaurios, la del Cerebro o la del Titanic.

-La propia concepción del Parque ha sido muy innovadora, desde la ampliación por fases hasta el hecho de que sea un museo interactivo.

-Creo que fue muy innovadora y llegó en el momento oportuno. Yo recuerdo que cuando decía que queríamos un museo interactivo, la gente se extrañaba porque parecía una contradicción. Cuando éramos pequeños íbamos a ver museos y eran sitios con vitrinas cerradas, en los que no se podía tocar nada. Al principio la idea de un museo interactivo chocaba un poco, pero era un movimiento mundial que empezó a principios de los 80 en San Francisco y que se fue extendiendo por todo el mundo. En nuestro país llegó la democracia y todo el mundo lo que quería era participar en todo, en la política, en la cultura… Y era un movimiento social en el que los museos entran también. El modelo de la participación ha sido un éxito. Aquí veías que venían grupos de la tercera edad con caras extrañadas, y luego comprobabas cómo les encantaba. Preguntaban: "¿se puede tocar esto?" y te decían que era la primera vez que podían tocar un fósil, la primera vez en la vida que tenían en sus manos millones de años o que podían ver cómo funciona un rayo láser. Esa participación ha sido clave.

-¿Qué sorpresas nos depara el Parque de las Ciencias para esta tercera década de historia?

-Una vez que pase el evento de puertas abiertas del próximo fin de semana, se ha creado un Comité Científico para organizar durante todo 2015 y 2016 actividades de conmemoración del veinte aniversario. Se va a invitar a la Casa Real, ya que los entonces Príncipes se comprometieron a volver al Museo, y queremos hacer un gran acto. En el programa habrá una exposición conmemorativa del veinte aniversario en CajaGranada, eventos educativos, culturales y científicos, y algunos eventos festivos. Habrá uno grande con nuestros amigos, con nuestros socios, y otros para toda la sociedad. Creo que merece la pena porque nunca tenemos que dar las cosas por hechas y el Parque de las Ciencias ahora más que nunca necesita el respaldo social y el respaldo institucional. Los proyectos son frágiles mientras no se demuestre lo contrario, y es bueno que aprovechemos para celebrar los veinte años, pero también para fortalecer el proyecto con la disculpa del veinte aniversario.

-Y qué hay del propio Parque, ¿qué planes de futuro tiene?

-Como proyecto físico, el gran proyecto del Parque es el Biodomo, que se tiene que acabar en diciembre de este año e inaugurar en la primavera del año que viene. Esa será la guinda que nos faltaba. Primero económicamente, porque son 11 millones de euros que se están invirtiendo de repente en un año y medio en Granada. Y después desde el punto de vista científico y educativo, porque será un pequeño acuaterrario en el que van a estar desde primates hasta cocodrilos, pasando por medusas y caballitos de mar. Va a atraer a muchísimo público y nos va a permitir una línea de trabajo muy interesante en el campo de la conservación y la biodiversidad, que es uno de los temas medioambientales prioritarios a nivel internacional.

-¿Se piensa en una posible Quinta Fase?

-Hay ideas, pero para mí lo más importante ahora es crecer no tanto en espacio como calidad, en actividades, en proyección internacional, en formación de alto nivel para museología y comunicación científica. Pero bueno, hay posibilidades, porque en su momento el Ayuntamiento decidió que toda la parcela de Urende quedaría para el Parque de las Ciencias y creo que ahí también hay un posible futuro interesante para considerar.

-Hablaba antes del hito que ha supuesto para el Parque la proyección internacional, la entrada en el circuito de las grandes exposiciones. ¿Cómo se ha gestionado ese paso adelante?

-Creo que ha sido clave el que las primeras cosas que hemos ido haciendo hayan tenido mucho éxito. Nos movemos en un mundo en el que somos muy competitivos, y si haces una colaboración con un museo importante y no funciona, se ha acabado. Las colaboraciones que hemos hecho con grandes museos han funcionado muy bien y eso nos ha dado el prestigio para poder seguir haciéndolas. Otro elemento clave ha sido la entrada en el Ecsite (Red Europea de Museos y Centros de Ciencia), una organización de 350 museos de toda Europa en la que nos han elegido para estar en la dirección. Eso ha sido muy importante porque nos ha dado mucha visibilidad y nos ha dado la oportunidad de estar en los foros y conseguir recursos de proyectos europeos.

-¿Qué nuevas exposiciones de proyección internacional se están preparando?

-Hay muchos proyectos, pero los más importantes ahora son los que estamos haciendo con el Museo Federal de Alemania de la Industria y el Trabajo, uno sobre la interacción hombre-máquina y otro sobre la cultura de la prevención de los desastres. Esas son las exposiciones que estamos produciendo y son dos grandes proyectos con una financiación de más de un millón de euros. Se inauguran en Granada y en Dortmund e itinerarán a nivel internacional. Es un reto muy importante.

-También ha habido colaboraciones a nivel local… ¿Cómo están funcionando las alianzas con la Alhambra o el Museo de la Memoria?

-Muy bien. Con el Museo de la Memoria siempre que podemos hacemos cosas juntos. Ahora estamos trabajando en la difusión de las visitas a la exposición que tiene la Fundación CajaGranada sobre 'El poder del Ingenio'. Y con la Alhambra tenemos un programa muy exitoso, que se llama 'El cielo de Al-Andalus', una entrada combinada para visitar la Alhambra y venir a un planetario específico que tenemos sobre la cosmosivisión en la época del Al-Andalus. La colaboración es estupenda y queremos que vaya a mejor todavía.

-¿Tiene pensado el Parque colaboraciones con otros centros culturales, como el Centro Lorca?

-Nosotros estaríamos encantados. De hecho, ya hemos colaborado, porque nosotros fuimos pioneros en hacer un programa de Planetario sobre Lorca cuando fue el centenario: el 'Universo de Lorca', un programa que nosotros hemos producido y que se ha visto por toda España. Ahora lo acabamos de digitalizar y nuestra intención es que en cuanto el Centro Lorca se inaugure, retomarlo. Es una maravilla ver a Lorca en la cúpula de 360 grados del Planetario, con buena música y un guión de Juan Mata. Lorca era un poeta que admiraba el Universo, su poesía está muy relacionada con las estrellas, y por supuesto que queremos colaborar. También hemos hecho proyectos junto a la OCG, el Fex, el PTS, la Jefatura Superior de Policía, el CSIC o el Ministerio de Defensa. Una de las claves del éxito del Parque de las Ciencias es la colaboración con todo el que se deja o quiere, es un sitio en el que queremos que todo el mundo se sienta cómodo.

-Hablaba antes de la necesidad de apoyo institucional en una tierra propensa al conflicto… ¿El Parque de las Ciencias se ha utilizado alguna vez como 'arma' política?

-Ha habido momentos, pero se han superado bien y ahora estamos viviendo un momento dulce de colaboración entre todas las instituciones. Ojalá se produjera en todos los campos. Creo que una cosa es el debate político, que es normal en una democracia donde se confrontan ideas distintas, y otra cosa es que las instituciones culturales y educativas no sumen esfuerzos.

-Como gestor de un referente cultural y turístico de Granada, ¿cómo ve las confrontaciones en torno a la Alhambra, el Albaicín o el Centro Lorca?

-Pues mal. Creo que las diferencias hay muchos sitios donde expresarlas y que hay proyectos en los que la sociedad agradece la unanimidad y el apoyo. Hay que intentar, sobre todo en instituciones culturales y educativas, que públicamente se vea el consenso. El Parque de las Ciencias es una fortaleza de la ciudad. Alcaldes de otras ciudades te dicen que ya les gustaría tener un parque de las Ciencias, y eso es lógico que lo vean tanto la Diputación, como el Ayuntamiento,la Junta y la Universidad. Es un beneficio para todos, porque no es lo mismo tener sólo un referente en la ciudad a tener tres o cuatro.

-Desde el punto de vista personal, ¿cuál ha sido el proyecto más satisfactorio y el más decepcionante de los que ha llevado a cabo?

-Parece un tópico, pero a mí lo que más ilusión me hace es estar un día en el museo y ver a la gente, ver cómo una persona mayor que nunca ha tenido acceso a esto se asombra por ver en Granada momias de todo el mundo; ver a una abuela de la mano de un nieto enseñándole algo del museo. Eso es una satisfacción enorme. Desde el punto de vista profesional la Cuarta Fase fue un momento muy importante. También lo es estar sentado en el board del Ecsite. Como cosas que no hemos conseguido todavía pero que espero conseguir pronto, está la idea de hacer una gran exposición dedicada a la importancia de la Educación. Lo hemos intentado y no lo hemos logrado. Ahora estamos en conversaciones con Fernando Tonucci, un pedagogo italiano muy importante, y vamos a volver a intentarlo.

-Como divulgador científico, ¿cómo ve la situación de la ciencia en España?

-Es evidente, la comunidad científica lo está diciendo. Esta misma semana Margarita Salas ha dicho que la situación es insostenible y que hace falta un Pacto Nacional por la Ciencia. Nosotros nos queremos parecer a Alemania, a Reino Unido, a Francia, Holanda o Estados Unidos, pero ellos tienen sistemas de financiación de la ciencia pactados para muchos años, porque la ciencia no trabaja de un año u otro. Es fundamental tener un pacto de estabilidad por la ciencia y que no estemos cada cuatro u ocho años discutiendo de nuevo. Pero también creo que la comunidad científica tiene que hacer autocrítica. Hay un problema de falta de respaldo social a la ciencia. La comunidad científica tiene que demostrarle a la sociedad su importancia. No vivimos en una época de despotismo ilustrado en la que basta con convencer al que tiene el poder para que se invierta. En las democracias contemporáneas es la propia sociedad la que tiene que respaldar la inversión. Si los ciudadanos no entienden lo que nos jugamos apostando o no por la ciencia, no va a haber ese respaldo.

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